Comienza el cine espa?ol y llega Kenneth Branagh
El joven actor y director irland¨¦s Kenneth Branagh present¨® ayer su segundo largometraje, Morir todav¨ªa, primero que hace en Estados Unidos. Como actor, Branagh tiene -y lo demostr¨® en su Enrique V- personalidad y muy buena t¨¦cnica; pero como director a¨²n le falta mucho que aprender, y, debido a ello, su nueva y ambiciosa obra se le va de las manos y en ocasiones se acerca a la incompetencia. No obstante, su presencia aqu¨ª fue lo m¨¢s destacado de una jornada como la de ayer, en la que comenz¨® el desfile de pel¨ªculas y de gentes del cine espa?ol convocados este a?o por la Berlinale.
La primera pel¨ªcula espa?ola no suena a espa?ola aunque de producci¨®n lo sea. Est¨¢ realizada en B¨¦lgica. Su t¨ªtulo es una especie de taco ex¨®tico: Catanga Krapatchouk Catanga. Su director es un argentino con apellido bastante ajeno a este idioma: Enrique Gabriel Lipchutz. Y s¨®lo su protagonista, Angela Molina, nos suena a algo propio. Anoche se exhibi¨® en el Panorama y otras ir¨¢n tras ella.La proliferaci¨®n del sistema de coproducci¨®n intereuropea de pel¨ªculas es un fen¨®meno creciente e imparable, a cuyas consecuencias o inconsecuencias fon¨¦ticas tendremos que acostumbrar nuestros o¨ªdos poco a poco, si queremos enterarnos de por d¨®nde va el futuro de nuestro cine y de sus mejores profesionales.
Prueba de ello es la nueva pel¨ªcula -mitad espa?ola y mitad belga- de la directora Marion Hansel, As¨ª en la tierra como en el cielo, que veremos ma?ana tambi¨¦n en el Panorama, y cuyo principal reclamo es el nombre y el renombre de Carmen Maura, actriz incomparable y cada d¨ªa m¨¢s buscada por los centros de producci¨®n del cine europeo, hasta el punto de que, aunque no hay todav¨ªa confirmaci¨®n de ello, la Berlinale est¨¢ buscando entre su apretad¨ªsimo programa un hueco para ofrecer a la actriz un homenaje, cosa que est¨¢ al alcance de muy pocos.
Camino
Y hoy el centro de la programaci¨®n oficial lo ocupa El largo invierno del 39, pel¨ªcula de Jaime Camino en la que ocurre lo contrario que en las antes citadas: son los italianos y los franceses quienes ver¨¢n en ella rostros tan suyos como el de Vittorio Gassman y Jean Rochefort, respectivamente. El primero es hoy mismo la mayor estrella de la Berlinale, y el p¨²blico de esta ciudad tendr¨¢ ocasi¨®n de ser el primero en disfrutar con el maravilloso idioma castellano que habla este gran actor en su primera pel¨ªcula. catalana. La Babel cinematogr¨¢fica en que se ha convertido Europa en los ¨²ltimos a?os sigue abriendo insospechadas combinaciones de rostros, de idiomas, de resonancias, de nombres y de acentos.Mientras tanto, el irland¨¦s Kenneth Branagh se escap¨® a Hollywood, convertido a los 30 a?os en un divo de fama mundial despu¨¦s del triunfo de su Enrique V, y nos ha tra¨ªdo su segundo largometraje, titulado Morir todav¨ªa. Y nos tememos, a tenor del resultado de esta pel¨ªcula, que el triunfo anterior se le ha subido malamente a la cabeza, pues Morir todav¨ªa tiene toda la pinta de un tropiezo propio de un megaloman¨ªaco.
Por lo pronto, uno de los reclamos publicitarios de la pel¨ªcula es la solemne tonter¨ªa de calificar a Branagh de Orson Welles II, exageraci¨®n que no beneficia nada a este cineasta. Enrique V era una asignatura que Branagh se sab¨ªa al dedillo desde su larga experiencia con ella en los teatros, y esto le permiti¨® trasladarla al cine con una convicci¨®n tan fuerte que hac¨ªa perdonables sus muchas imprecisiones como pel¨ªcula y el primitivismo casi ingenuo de que a veces hac¨ªa gala en la realizaci¨®n.
Pero Morir todav¨ªa es harina de otro costal, pues en ella Branagh se enfrenta con un asunto dificil¨ªsimo, de esos que Alfred Hitchcock hubiera bordado: una historia con una brutal mezcla de amor y de terror rom¨¢nticos, con respiros de humor blanco y negro.
El tri¨¢ngulo amor-terror-humor es en cine un explosivo dif¨ªcil de manejar, y Branagh es un dinamitero en pa?ales. Morir todav¨ªa es osad¨ªa y petulancia que obra contra ¨¦l, pues a¨²n no puede con embolados as¨ª. No es un nuevo Welles ni un Hitchcock.
Babelia
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