Un cient¨ªfico espa?ol de 27 a?os revela en su tesis doctoral un enigma de la astrof¨ªsica
Un investigador novel, Jorge Casares Vel¨¢zquez, granadino de 27 a?os, que consigui¨® hace tres un contrato de astrof¨ªsico residente en el Instituto de Astrof¨ªsica de Canarias (IAC), puede pasar a la historia como uno de los tres cient¨ªficos que lograron localizar por primera vez un agujero negro en nuestra galaxia, confirmando as¨ª lo que hasta ahora era s¨®lo una hip¨®tesis a partir de la teor¨ªa de la relatividad de Einstein.
"Mi primera reacci¨®n fue de incredulidad; repas¨¦ una y otra vez los datos hasta que me convenc¨ª de que todo estaba correcto. Hab¨ªamos descubierto un agujero negro", afirma el astrof¨ªsico espa?ol.La prestigiosa revista especializada Nature ha dado, en su edici¨®n de esta semana, todas las bendiciones al hallazgo, que es compartido por Casares con los astr¨®nomos brit¨¢nicos Phil Charles y Tim Naylor, de las universidades de Oxford y Keele (Reino Unido), respectivamente. La confirmaci¨®n de dicho agujero negro permitir¨¢ a la ciencia explicar a partir de ahora, de modo simple, una serie de fen¨®menos de liberaci¨®n de energ¨ªa en el cosmos.
Ell joven cient¨ªfico espa?ol estaba ayer rebosante de alegr¨ªa. El ministro de Educaci¨®n, Javier Solana, le hab¨ªa telefoneado para felicitarle personalmente. Casares declar¨® a EL PA?S: "La astrof¨ªsica espa?ola est¨¢ pegando fuerte; los j¨®venes podemos investigar y las posibilidades de conseguir grandes ¨¦xitos son, por tanto, muy elevadas".
En la V¨ªa L¨¢ctea
Los tres cient¨ªficos citados comprobaron, gracias a la avanzada tecnolog¨ªa de los telescopios angloholandeses William Herschel, (con una lente de 4,2 metros de di¨¢metro), e Isaac Newton (2,5 metros de di¨¢metro), del IAC, en el Roque de los Muchachos (La Palma), y "al cielo fenomenal" de cuatro noches de verano en la isla, que en un punto de la V¨ªa L¨¢ctea, en nuestra galaxia, hay un cuerpo situado a m¨¢s de 5.000 a?os luz que no desprende radiaci¨®n alguna y cuya masa es 6,3 veces la del Sol.Adem¨¢s, lograron demostrar que en torno a dicho objeto compacto gira una estrella a 211 kil¨®metros por segundo que tarda 6,5 d¨ªas en dar una vuelta completa. Este ¨²ltimo dato, seg¨²n Casares, fue una de las pistas claves para confirmar el agujero negro.
Casares califica el hallazgo como "muy importante" porque el norteamericano Jeffrey McClintock, uno de los dos investigadores que hab¨ªan hallado anteriormente otros cuerpos que eran candidatos a agujeros negros, public¨® que el gran hito de la astrof¨ªsica ser¨ªa localizar un objeto compacto que superara las cinco masas solares "Estamos seguros de que hemos identificado un agujero negro con una masa superior a la que pon¨ªa como techo McClintock", asegura.
Sin embargo, admite que puede surgir alg¨²n detractor arguyendo que dicho hallazgo no es otra cosa que una estrella de neutrones formada por lo que se denomina materia ex¨®tica. "Ser¨ªa como forzar una hip¨®tesis que no est¨¢ avalada por la estad¨ªstica, ya que no tenemos constancia de una estrella de neutrones estables con m¨¢s de tres masas solares", a?ade.
Todo empez¨® hace tres a?os. Casares hab¨ªa terminado la carrera de Astrof¨ªsica en la Universidad de Barcelona y viaj¨® a Tenerife para trabajar en el IAC. Era octubre de 1988. Desde el principio se interes¨® por las relaciones entre una enana blanca (estrella degradada con una 1,4 masa solar) y un cuerpo celeste, que describe una ¨®rbita en torno suyo, dedicando a ello su tesis doctoral, que piensa leer en breve.
Todo marchaba de acuerdo con lo previsto hasta que meses m¨¢s tarde, en junio de 1989, el director de la tesis, Phil Charles, comunic¨® a Casares que un sat¨¦lite de rayos X japon¨¦s, el Ginga, hab¨ªa detectado en el cielo un objeto que emit¨ªa un flujo de radiaciones de una intensidad jam¨¢s conocida. El astrof¨ªsico espa?ol decidi¨® entonces reservar un cap¨ªtulo de su tesis para dicho fen¨®meno, ajeno a que terminar¨ªa dedic¨¢ndola ¨ªntegramente al mismo.
En su tesis analizaba c¨®mo un objeto con mucha masa (una estrella enana blanca) ejerce una atracci¨®n gravitatoria sobre la estrella que gira alrededor suyo, a la que va robando progresivamente el gas que le pertenece. Este gas, indica Casares, forma un disco m¨¢s o menos estable que circunda al objeto masivo. A menudo se producen erupciones en el interior del sistema y toda la materia del disco se precipita hacia el objeto m¨¢s masivo. Este fen¨®meno emite fuertes radiaciones, que fue lo que vi¨® el Ginga.
Casares descubri¨® una noche de julio de 1990 que aquel objeto luminoso localizado por el sat¨¦lite japon¨¦s era el sistema celeste doble V-404 de la constelaci¨®n Cisne, en la V¨ªa L¨¢ctea, que aparece en el firmamento de verano, y que era el resultante de una explosi¨®n en los a?os treinta de una estrella nova. Las observaciones de aquel extra?o fen¨®meno se repitieron varios d¨ªas en agosto de 1991, y fue entonces cuando salt¨® la sorpresa.
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