Subastados en 55 millones de pesetas los bienes del piso de Maxwell en Londres

Del difunto Robert Maxwell, que fue un temido magnate, ya no queda ni la gorra. Sus c¨¦lebres gorras de b¨¦isbol fueron subastadas ayer, junto con todo lo que ten¨ªa en su despacho y en su lujoso piso de Londres. Muebles, cuadros, cortinas, electrodom¨¦sticos, recuerdos personales... Todo fue liquidado al ritmo de la maza de un subastador de la firma Sotheby's, por orden de los administradores judiciales de Maxwell Communication Corporation (MCC). Sotheby's estim¨® el valor de los art¨ªculos en 55 millones de pesetas.
Robert Maxwell compr¨® el piso en 1987. S¨®lo pernoctaba en ¨¦l ocasionalmente, ya que su residencia familiar estuvo siempre en una mansi¨®n de Oxford, desde la que se desplazaba en helic¨®ptero hasta la azotea del edificio Maxwell House, en Holborn (centro de Londres).El capit¨¢n Bob reun¨ªa casi a diario en tomo a la mesa del comedor (caoba, cinco metros, 3,5 millones de pesetas) a lo que ¨¦l llamaba su politbur¨®, sus directivos de confianza. Dicen que les serv¨ªa vino pele¨®n, mientras ¨¦l beb¨ªa de una botella especial. Podr¨ªa ser, porque en los lotes subastados ayer se mezclaban vinos baratitos (Domaines de 1990, por ejemplo) con otros muy celebrados (Dom Perignon 1983, Louis Roederer Cristal).
Trituradoras de documentos
El conjunto de los lotes era revelador sobre la vida cotidiana del magnate, cuya muerte ha dejado al descubierto la mayor estafa de la historia brit¨¢nica. Hab¨ªa, por ejemplo, tres m¨¢quinas de triturar documentos. Sus problemas respiratorios eran adivinables por la bater¨ªa de ventiladores y humidificadores. Su escritorio particular (s¨®lo 70.000 pesetas) estaba lleno de muescas: a Maxwell le gustaba destapar los botellines de cerveza con un golpe contra el borde del mueble.
Hab¨ªa art¨ªculos de todas clases. Algunos de gran valor, como muebles ingleses de los siglos XVIII y XIX, pinturas francesas del siglo XVII, porcelanas chinas y japonesas, marfil y cuberter¨ªas de plata; la parafernalia de lujo que supuestamente debe rodear a un multimillonario y que un cotizado decorador, Jon Bannenberg, se encargaba de comprar sin l¨ªmite de presupuesto.
Otros lotes eran un tanto enigm¨¢ticos, como el conjunto de 14 uniformes de cocinero, los 12 delantales de mayordomo o las extra?amente numerosas manteler¨ªas: dos docenas. Las gorras (entre 2.000 y 5.000 pesetas), la silla de director que le regal¨® George Bush en 1989 (20.000 pesetas), el martillo de caoba que en 1987 le regal¨® su hija Ghislaine con una inscripci¨®n: Feliz navidad, te quiero (14.000 pesetas).
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