Temor a una pr¨®xima ofensiva kurda
Turqu¨ªa vive, aunque sin la gravedad de los aflos anteriores al golpe de 1980, bajo el s¨ªndrome del terrorismo. Siete polic¨ªas y gendarmes fueron tiroteados hace unos d¨ªas en Estambul, mientras en la zona kurda del sureste del pa¨ªs contin¨²an las matanzas y desapariciones de activistas prokurdos y los ataques guerrilleros. El presidente, Turgut Ozal, habla de represalias implacables; el jefe del Estado Mayor pide revancha, y los miembros de las fuerzas de seguridad organizan marchas en las que claman venganza.
Los turcos esperan que la guerrilla del Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK) lance una gran ofensiva de primavera y, como respuesta, los funcionarios apuntan a realizar una operaci¨®n que aplaste el movimiento de una vez para siempre. Los preparativos en el sureste de Turqu¨ªa ya han comenzado. El presupuesto para las fuerzas de seguridad que operaften el ¨¢rea se ha incrementado un 76% para este a?o. Para la gendarmer¨ªa, el incremento es del 113%. En la actualidad sirven en la region 15.000 soldados, cerca de 57.000 gendarmes y m¨¢s de 12.000 polic¨ªas."Antes manten¨ªamos la vigilancia sobre las fuerzas del PKK s¨®lo de d¨ªa; a partir de ahora, controlaremos tambi¨¦n las noches", advierte Ismet Sezgin, ministro del Interior. En 1988 fueron 315 los muertos en la regi¨®n, pero el a?o pasado el n¨²mero de v¨ªctimas ascendi¨® a 1.165.
El PKK, liderado por Abdul¨¢ Ocalan desde el valle liban¨¦s de la Bek¨¢a, que controla Siria, puso en marcha la guerra de guerrillas por un Kurdist¨¢n independiente en 1984. Desde entonces, m¨¢s de 3.000 personas han perdido la vida en choques armados, un tercio de las cuales pertenec¨ªa a la guerrilla. El apoyo al PKK ha crecido durante los dos ¨²ltimos a?os debido a las violaciones de los derechos humanos contra la minor¨ªa kurda, mayoritaria en el sureste.
Ataques rurales y urbanos
El PKK ataca primordialmente a la polic¨ªa y a las bases militares desde campamentos en el interior de Turqu¨ªa y desde el norte de Irak, pero en diciembre y enero pasados el PKK reivindic¨® atentados que costaron la vida a 13 civiles en Estambul.
El nuevo Gobierno de coalici¨®n ha prometido tratar a los 12 millones de kurdos de Turqu¨ªa como ciudadanos de primera categor¨ªa, cuyos derechos culturales, humanos y libertades van a respetarse. Pero las muertes y las desapariciones misteriosas contin¨²an. El menos 46 personas, en su mayor¨ªa activistas prokurdos, han muerto en la zona desde octubre. Tanto el PKK como fuentes civiles culpan de las muertes a la denominada contraguerrilla, una fuerza secreta bajo el mando del Departamento Especial de Guerra de la Oficina del Jefe del Estado Mayor.
"?Muera el comunismo!, ?Sangre por sangre!", gritaba una multitud de polic¨ªas iracundos el s¨¢bado de la pasada semana durante el entierro del fiscal jefe del Tribunal de Seguridad del Estado, acribillado a balazos en una calle de Estambul, al igual que otros cuatro polic¨ªas un par de d¨ªas antes. Se sospecha que el Dev-Sol (Izquierda Revolucionaria) est¨¢ detr¨¢s de los asesinatos. "No debemos tener en absoluto sentimientos de piedad hacia los responsables de esto. Deben recibir la misma respuesta", dijo ¨¢speramente el presidente Ozal en su discurso durante el funeral.
La polic¨ªa responsabiliza de las muertes al Gobierno, que ha elegido como objetivo primordial la mejora de los derechos humanos. El primer ministro, Suleim¨¢n Demirel, ha pasado momentos dif¨ªciles conciliando sus promesas con la escalada de violencia.
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