Un incendio fortuito arrasa el pabell¨®n de los Descubrimientos, un s¨ªmbolo de la Expo 92
El pabell¨®n de los Descubrimientos de la Expo 92 de Sevilla, uno de los cinco edificios emblem¨¢ticos de la muestra, qued¨® ayer completamente arrasado por las llamas, tras declararse un incendio fortuito que se prolong¨® m¨¢s de tres horas desde poco antes de las dos de la tarde. El inmueble estaba terminado y en su interior se desarrollaban los trabajos de decoraci¨®n e instalaci¨®n de contenidos, que tambi¨¦n resultaron destruidos. El presidente de la Sociedad Estatal Expo 92, Jacinto Pell¨®n, calific¨® el siniestro de "ruina total" y a?adi¨® que la muestra contar¨¢ con "un pabell¨®n menos". La Expo afronta ahora la fase crucial de difusi¨®n.
"Nos encontr¨¢bamos amontonando maderas cuando comenzamos a ver humo. Todo ha sido muy r¨¢pido. S¨®lo he visto un panel con una lona ardiendo y ech¨¦ a correr". Con la cara tiznada, Manuel Fern¨¢ndez, un empleado de la empresa Morfos que trabajaba en el interior del edificio, describi¨® el brote del incendio. El fuego se expandi¨® inmediatamente por todo el edificio, que almacenaba grandes cantidades de corcho, pintura, madera y poliexpan, materiales altamente combustibles.Varios t¨¦cnicos declararon que el centro de transformaci¨®n, la bandeja de cables, los sistemas de climatizaci¨®n y refrigeraci¨®n quedaron reducidos a cenizas. Silvia, que pintaba entonces la esfera armilar copernicana, uno de los s¨ªmbolos del inmueble, asegur¨® que los extintores no ten¨ªan potencia: "Tuvimos que dar un salto desde el andamio".
El Pabell¨®n de los Descubr¨ªmientos es un paralelep¨ªpedo de base rectangular dividido en ocho m¨®dulos cuadrados con una altura de 25,2 metros, dise?ado por el arquitecto Javier Feduchi. Su estructura, construida fundamentalmente con aluminio, se convi rti¨® en una antorcha en pocos minutos, pese a la inmediata actuaci¨®n de todas las dotaciones -unas 15 unidades- del parque de Bomberos de Sevilla. La espesa columna de humo se pod¨ªa contemplar desde casi toda la ciudad. Los sevillanos se paralizaron para contemplar con morbo lo que el propio Jacinto Pell¨®n calific¨® como "un verdadero incendio".
Todos los operarios que trabajaban en el interior del Pabell¨®n lograron alcanzar la calle sin que ninguno de ellos sufriera heridas de consideraci¨®n. No obstante, los dos ¨²ltimos en salir fueron evacuados en ambulancia con s¨ªntomas de intoxicaci¨®n por inhalaci¨®n de humo.
La cat¨¢s trofe se vivi¨® con gran nerviosismo. M¨¢s de un millar de trabajadores se concentraron en los alrededores del edificio en llamas, muchos de ellos llorando de impotencia. La histeria, la desolaci¨®n y el cruce de ¨®rdenes presidieron los primeros instantes. Hasta que la polic¨ªa acordon¨® los aleda?os pas¨® m¨¢s de media hora. S¨®lo cuando un agente argument¨® que hab¨ªa dep¨®sitos de combustible y de gas que a¨²n no hab¨ªan sido controlados, los curiosos se alejaron de la zona.
Cuando el fuego comenz¨® a estar controlado, Jacinto Pell¨®n compareci¨® ante la prensa. El presidente de la Sociedad Estatal confirm¨® que el pabell¨®n hab¨ªa quedado "destrozado" y que no estar¨¢ en la muestra. Pell¨®n asegur¨® que los materiales del inmueble estaban recubiertos de pintura ign¨ªfuga y el edificio en su totalidad cumpl¨ªa todas las normas de seguridad. "SI el pabell¨®n hubiera estado en funcionamiento, esto no habr¨ªa ocurrido", sentenci¨®.
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