Krikaliov y V¨®lkov, los ¨²ltimos astronautas de la URSS, regresar¨¢n por fin a la Tierra en marzo
Sergu¨¦i Krikaliov y Alexandr V¨®lkov, los dos cosmonautas rusos que dan cada d¨ªa 16 vueltas a la Tierra a bordo de la estaci¨®n espacial Mir, saldr¨¢n la pr¨®xima madrugada al espacio para limpiar los vidrios de los instrumentos ¨®pticos y, de paso, asear las ventanas por fuera. Ser¨¢ su ¨²ltima acci¨®n antes de regresar dentro de un mes a un pa¨ªs que no se parece en nada al que dejaron en mayo y octubre, respectivamente. La Mir, que hoy cumple su sexto aniversario en ¨®rbita, seguir¨¢ girando con dos nuevos cosmonautas, como s¨ªmbolo ya obsoleto de lo que fue un brillante programa espacial.
Los dos astronautas, seg¨²n un portavoz oficial, reparten su tiempo seg¨²n el cl¨¢sico canon socialista: ocho horas de trabajo, ocho de ocio y ocho de descanso. Parte de su tiempo de ocio lo dedican a hablar con radioaficionados de la Tierra, con los que mantienen largas conversaciones. Las amistades que han ido creando con el paso de los meses pueden en alg¨²n momento llegar a ser vitales para ellos, porque desde hace dos meses no tienen comunicaci¨®n directa con el control de tierra en seis de las 16 ¨®rbitas diarias; es decir, nueve horas al d¨ªa.Antes, la comunicaci¨®n se garantizaba a trav¨¦s de un sat¨¦lite situado en ¨®rbita geoestacionaria, que ya no existe, y mediante estaciones terrestres y barcos situados en medio de los oc¨¦anos. "Por razones econ¨®micas se tuvieron que retirar los barcos que hab¨ªa en el Atl¨¢ntico", explica Vs¨¦volod L¨¢tishev, del centro de control de vuelo de Kaliningrado, en las afueras de Mosc¨².
Al habla con la familia
Las restricciones telef¨®nicas no impiden a los dos cosmonautas hablar cada semana con sus esposas, que les mantienen al tanto de los avances escolares de sus hijos. De vez en cuando tambi¨¦n dialogan con alg¨²n periodista. Poco antes de A?o Nuevo se produjo uno de esos contactos. "La informaci¨®n que obtenemos en el espacio", explic¨® Krikaliov, de 33 a?os, al reportero de Tass, "es procesada en la Tierra. As¨ª, nuestro trabajo aporta informaci¨®n cient¨ªfica y tambi¨¦n divisas, que quiero que sirvan para financiar el desarrollo de la investigaci¨®n espacial".
Krikaliov sabe muy bien lo que significa que el dinero escasee. Su regreso a casa estaba previsto para octubre, pero razones econ¨®micas obligaron a mantenerlo en la Mir "despu¨¦s de hablar con ¨¦l y de que diera su consentimiento", explica L¨¢tishev.
Con pimientos, pero sin miel
Esa escasez de recursos ha llegado a extremos dif¨ªcilmente cre¨ªbles para un ciudadano europeo occidental: la nave de carga que viaj¨® a la estaci¨®n espacial el 27 de enero no pudo llevar en sus bodegas la miel que los cosmonautas hab¨ªan pedido porque no hubo manera de encontrarla en las tiendas del Estado.
"Es muy dif¨ªcil conseguir miel de alta calidad", se lament¨® entonces el m¨¦dico Valeri Poliakov, uno de los responsables de la alimentaci¨®n de los pilotos. Afortunadamente s¨ª se pudieron colocar en ¨®rbita cebollas frescas, pimientos y limones, que les est¨¢n proporcionando un aporte vitaminico esencial para su recuperaci¨®n cuando regresen a la Tierra.
El lanzamiento de esa nave de carga coincidi¨® con una jornada de protesta en el centro de Kaliningrado porque los sueldos de t¨¦cnicos superespecializados est¨¢n al mismo nivel de miseria que los de los trabajadores de la limpieza.
L¨¢tishev admite que la estaci¨®n espacial Mir ha cumplido ya el periodo de servicio para el que fue dise?ada, pero niega que sus dos habitantes sean unos rehenes espaciales que no puedan regresar en caso de emergencia, como ha afirmado alg¨²n diario editado en Francia, pa¨ªs que sigue muy de cerca la singladura de ese ingenio espacial porque un franc¨¦s tiene previsto volar hasta ¨¦l este a?o.
El mes que viene, el que trabajar¨¢ unos d¨ªas en la Mir ser¨¢ un cient¨ªfico alem¨¢n. Uno y otro proporcionar¨¢n los tan necesarios ingresos en divisas. "Si no logramos la financiaci¨®n suficiente, muchos logros importantes no se podr¨¢n alcanzar y todo el mundo perder¨¢. Nuestros descendientes no perdonar¨¢n eso", dijo amargamente a Tass durante la comunicaci¨®n de A?o Nuevo el comandante de la nave, Alexandr V¨®lkov, un coronel de 43 a?os que ya hab¨ªa estado anteriormente en el espacio otras dos veces.
Cuando Krikaliov vol¨® a la Mir en mayo, Mijail Gorbachov a¨²n agarraba con firmeza el tim¨®n de la URSS. Desde arriba vio c¨®mo se produjo un golpe de Estado y, ya acompa?ado de V¨®lkov, c¨®mo la URSS dejaba de ser la URSS para deshacerse en 15 Estados independientes.
En la actualidad, su futuro depende fundamentalmente de Rusia y, aunque Bor¨ªs Yeltsin atac¨® tiempo atr¨¢s con dureza el gasto espacial, ahora parece convencido de que se ha de salvar lo que se pueda. Esta misma semana, seg¨²n la agencia Interfax, va a crear la Agencia de Estudios Espaciales de Rusia, que se encargar¨¢ de coordinar el complejo espacial y programar las futuras prioridades.
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