Un aventurero condecorado

El brigadista croata Eduardo Flores Rosza fue colaborador de La Vanguardia en Budapest hasta que comenz¨® a viajar para ese diario por los Balcanes. Hijo de un uruguayo de origen espa?ol y madre h¨²ngara, era un joven extravertido y aventurero. Tan pronto como lleg¨® a Croacia tuvo sus primeros problemas con su peri¨®dico. "Me dicen que informe m¨¢s de pol¨ªtica y menos de la guerra", seg¨²n declar¨® ya entonces a este periodista.En los primeros ataques serbio-federales en Tenja, junto a Osijek, la confraternizaci¨®n de Flores Rozsa con la Guardia Nacional croata hab¨ªa llegado a tal extremo que se le record¨®: "Est¨¢s aqu¨ª para informar, no para hacer la guerra".

Poco despu¨¦s, su Renault 5, repleto de adhesivos de identificaci¨®n como prensa, sobradamente observado por las fuerzas serbias desde el otro lado del frente, fue alcanzado por disparos de francotiradores. Flores sali¨® ileso y decidi¨® ingresar en la Guardia Nacional.

Flores Rozsa cambi¨® mucho con la guerra. Su frivolidad dio paso a un hombre seco en sus manifestaciones, duro en ademanes y con un evidente placer por el mando. Dej¨® de beber con sus antiguos compa?eros y pronto s¨®lo les saludaba e informaba escuetamente sobre lo estrictamente necesario. Sus subordinados le respetan y en Osijek se ha convertido en poco menos que una leyenda. Despu¨¦s de todo, comentan, "decidi¨® ayudar a los croatas cuando todo el mundo observaba los bombardeos sobre la ciudad sin mover un dedo".

Particip¨® con gran decisi¨®n y efectividad en la defensa de la aldea de Laszlovo, de mayor¨ªa h¨²ngara, tambi¨¦n atacada por las fuerzas serbio-federales, y fue condecorado y ascendido primero a capit¨¢n y despu¨¦s a comandante de la Brigada Internacional de Voluntarios.