Kohl y Havel ignoran las aspiraciones de los sudetes en su Tratado de Amistad
La ambivalencia de las relaciones de la nueva Alemania con sus vecinos tuvo ayer en Praga uno de sus m¨¢s claros exponentes. En el camino de la diplomacia de Bonn surgen constantes obst¨¢culos procedentes de un pasado que se niega tercamente a desaparecer. El Tratado de Amistad firmado por el canciller alem¨¢n, Helmut Kohl, y el presidente checoslovaco, V¨¢clav Havel, deja fuera el ¨²nico tema realmente conflictivo entre los dos pa¨ªses: la cuesti¨®n de las propiedades abandonadas por los sudetes alemanes cuando, al final, de la II Guerra Mundial, fueron expulsados de las tierras que ocupaban desde tiempos ancestrales.
Bohemia y Moravia constituyen una cu?a en territorio alem¨¢n. Durante siglos fueron gobernadas por los alemanes o estuvieron bajo la protecci¨®n de pr¨ªncipes germanos o dentro del imperio austroh¨²ngaro. En Praga, el idioma alem¨¢n floreci¨® tanto como el checo, y el propio Kafka escribi¨® en la lengua de Goethe. Con la ascensi¨®n de Hitler al poder, la ola de pangermanismo lleg¨® a los sudetes, que pidieron su anexi¨®n "a la patria alemana", lo que se concedi¨® en 1938 en el Tratado de M¨²nich, s¨®lo para que en 1939 Hitler invadiera el resto de Checoslovaquia.Acabada la guerra, las tierras de los sudetes fueron ocupadas por los checoslosvacos y la presencia alemana fue pr¨¢cticamente borrada durante el ¨²ltimo medio siglo. Los sudetendeutschen, a quienes la historia acusa de complicidad y colaboracionismo con los nazis, se convirtieron en un grupo imposible de compadecer.
Los socialdem¨®cratas y comunistas votar¨¢n en contra de la ratificaci¨®n del tratado. Ayer, grupos de manifestantes, muchos de ellos comunistas, expresaron en la calle su oposici¨®n a la visita de Kohl y a la firma del tratado entre Checoslovaquia y Alemania.
Alrededor de 270.000 de los alemanes expulsados murieron en el camino y en Checoslovaquia quedaron 800.000. La idea de la expulsi¨®n surgi¨® en 1942, cuando el Gobierno checoslovaco en el exilio les acus¨® por haber votado un 80% de ellos a favor de los nazis. Finalmente, los representantes occidentales aceptaron la propuesta de Stalin de sacar a los alemanes de Polonia, Checoslovaquia y Hungr¨ªa. En los Sudetes se fund¨® el partido nazi, all¨ª fueron instaladas 43 filiales de campos de concentraci¨®n y de exterminio.
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