El cineasta N¨¦stor Almendros muere en Nueva York v¨ªctima del sida
Su ingente obra fotogr¨¢fica le convierte en un hombre fundamental del cine contempor¨¢neo
A primeras horas de la ma?ana de ayer muri¨®, a los 61 a?os, en su casa de la avenida Broadway de Nueva York, el fot¨®grafo y cineasta N¨¦stor Almendros. Naci¨® en Barcelona en 1930 y se exili¨® del franquismo a Cuba en 1948, de donde, a su vez, volvi¨® a exiliarse del castrismo en 1961. Fotografi¨® famosas pel¨ªculas en Francia y EE UU, donde gan¨® un oscar en 1979 por D¨ªas del cielo. Almendros contrajo el sida hace a?o y medio. Su estado se agrav¨® durante el rodaje de Billy Bathgate, su ¨²ltimo filme, y fue internado en un hospital neoyoquino, de donde sali¨® hace tres semanas en situaci¨®n preag¨®nica. Sus amigos mantuvieron reserva sobre su enfermedad. Con Almendros desaparece una mirada irreemplazable del cine contempor¨¢neo.
N¨¦stor Almendros vivi¨® sus primeras experiencias del cine durante su ni?ez y adolescencia barcelonesas. Dijo hace pocos meses a este peri¨®dico: "El descubrimiento del cine fue el inicio de mi vida. En los a?os cuarenta, en Barcelona, el cine era uno de los pocos escapes de una realidad asfixiante. Mi padre estaba exiliado en Cuba y mi madre sol¨ªa llevarme al cine". Su vocaci¨®n se asentar¨ªa durante los a?os del exilio cubano y alcanzar¨ªa la plenitud, primero en Nueva York, m¨¢s tarde en Par¨ªs y finalmente en Hollywood.Trabajos de plenitud son ya los que Almendros llev¨® a cabo, todav¨ªa muy joven, con cineastas de la nueva ola de los a?os 60 en Francia, en especial con Fran?ois Truffaut y Eric Rohmer. Baste con recordar Diario d¨¦ Adele H. y Mi noche con Maud para percibir su talla como hombre de cine. Su vasta carrera se prolong¨® a lo largo de una filmograf¨ªa plagada de aciertos. Fue hombre de alt¨ªsima cotizaci¨®n en la industria internacional, lo que en parte explica su ausencia del cine espa?ol, donde intervino en el filme Tuset Street, dirigido por Luis Marquina en 1968 y trabaj¨® con Vicente Aranda en 1976 en Cambio de sexo. Aranda supo de la muerte del director de fotografia por este diario. "Me he quedado helado, no s¨¦ qu¨¦ decir, su muerte me afecta much¨ªsimo".
Se dice de ¨¦l que se comportaba como un purista. No admit¨ªa injerencias arbitrarias ni comercialismos. En cierta ocasi¨®n, cuando present¨® su libro D¨ªas de un c¨¢mara en el festival de San Sebasti¨¢n de 1982, exclam¨® en una entrevista filmada para una cadena de televisi¨®n: "Por favor, no me film¨¦is con un gran angular. Va contra mi moral".
Esta frase ha quedado entre los axiomas de la pureza cinematogr¨¢fica: la expulsi¨®n de la elaboraci¨®n de una imagen de todo truco y de cualquier facilidad. Almendros se enfrentaba con los problemas de la creaci¨®n de una imagen desde la m¨¢xima exigencia est¨¦tica y su arte era una combinaci¨®n infrecuente de exquisitez y eficacia: una delicada y arm¨®nica relaci¨®n entre verdad, dramatismo y plasticidad que Ie convirti¨® en uno de los grandes creadores de luz de nuestro tiempo. "Quiero iluminar el fuego con el fuego", dijo una vez. Alguien dijo de ¨¦l: "Pinta la verdad con la c¨¢mara.
Luz y lucidez
En el momento de su muerte, en su casa del Broadway neoyorquino, acompa?aba al cineasta un enfermero llamado Wayde Binder, informa desde Nueva York Emma Roig. Poco antes de morir, Almendros le dijo que deseaba que sus cenizas "fueran llevadas a Espa?a y esparcidas en un lugar de los alrededores de Barcelona". La noche anterior a su muerte el cineasta habl¨® con plena lucidez con varios amigos, con quienes mantuvo conversaciones en las que evoc¨® su ni?ez y su juventud. Con anterioridad, dijo que se sent¨ªa cansado de vivir en Nueva York y que deseaba volver a sus or¨ªgenes, a Barcelona, donde vive su madre.Uno de los amigos del cineasta relat¨® ayer que "durante el rodaje de su ¨²ltima pel¨ªcula, Billy Bathgate, dirigida por Robert Benton, Almendros tuvo serios problemas. Padeci¨® una gripe muy fuerte, pero llev¨® la pel¨ªcula hasta el final. Fue entonces cuando me dijo que hab¨ªa perdido peso, pero nunca sent¨ª que me ocultara nada. Creo que no sab¨ªa lo que le ocurria".
"De la ¨²ltima persona que habr¨ªa pensado que podr¨ªa contraer el sida era de ¨¦l", a?ade, "pues no era promiscuo y no hac¨ªa vida sexual. Era un hombre sano a sus 61 a?os. Estaba muy concienciado con el tema del sida despu¨¦s de la muerte de Rock Hudson, al que conoci¨® mucho; y sobre todo despu¨¦s del suicidio de su amigo Reinaldo Arenas. Me consta que esto le afect¨® profundamente".
"Anteayer", prosigue, "me llam¨® un amigo com¨²n desde Nueva York y me dijo que N¨¦stor se estaba muriendo. Llam¨¦ a Guillermo Cabrera Infante, cuya mujer me confirm¨® que, en efecto, N¨¦stor se mor¨ªa. No puedo decir por qu¨¦ ha mantenido con tanta reserva su enfermedad. Me cuentan desde Nueva York que en sus ¨²ltimos d¨ªas ya casi no pod¨ªa hablar".
Sin embargo, pocas horas antes de su muerte, N¨¦stor Almendros despert¨® de su agon¨ªa y habl¨® largamente. Sab¨ªa que se desped¨ªa del mundo.
Babelia
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