Pescar en aguas revueltas
Los pescadores noruegos no quieren ver ni un barco de la Comunidad Europea faenando en sus costas. "No permitiremos que se lleven ni un bacalao", gritan indignados a quien se le ocurra hablarles de la CE. Para ellos toda integraci¨®n que permita a cualquier intruso pescar en sus aguas no es admisible."El medio de vida de la poblaci¨®n del norte del pa¨ªs es la pesca, pero yo estoy convencido de que se puede llegar a un buen acuerdo de pesca con la CE, aunque no conozco la pol¨ªtica comunitaria al respecto. En este punto tenemos intereses comunes con Espa?a", declara el ministro de Exteriores, Thorvald Stoltenberg.
De 1972 a este a?o poco ha cambiado en la enemistad de los pescadores noruegos con la Comunidad. S¨®lo aquellos que se han industrializado y comenzado a explotar pr¨®speras piscifactor¨ªas, especialmente de salm¨®n, est¨¢n interesados en acercarse a Bruselas para ampliar sus mercados. El Gobierno de Oslo ha mantenido desde la independencia, en 1905, una pol¨ªtica de descentralizaci¨®n y apoyo a las peque?as comunidades que ha permitido a ¨¦stas, dedicadas a la pesca o a la agricultura en zonas inh¨®spitas, con temperaturas inferiores a los 300 bajo cero, gozar de un nivel de vida muy superior a la media espa?ola.
Al voto negativo de cara a la CE de pescadores y campesinos se suma el de las mujeres. "No se por qu¨¦ la mujer noruega est¨¢ mayoritariamente en contra de la CE; tal vez sea porque teme perder la posici¨®n de que goza en Noruega", dice Tove Strand Gerhardsen, ministra de Trabajo y Administraci¨®n y una de las nueve mujeres del Gobierno de la laborista Gro Harlem Brundtland.
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