La inc¨®gnita noruega
Oslo avanza sigilosamente hacia Bruselas
GEORGINA HIGUERAS, ENVIADA ESPECIAL, Los noruegos recuerdan 1972 como el a?o en que vivieron "lo m¨¢s parecido a una guerra civil". Fue el a?o del refer¨¦ndum sobre la entrada en la Comunidad Europea, que se perdi¨® con un 53,5% de votos en contra. Ahora, Oslo ha emprendido nuevamente el camino hacia Bruselas, pero quiere hacerlo con tal sigilo que no haya raz¨®n para sacar las armas ni abrir viejas heridas. "Fue un periodo horrible, nos pele¨¢bamos entre familiares y amigos. Esta vez es distinto, pero tenemos que hacer lo imposible para que el debate sobre la CE no alcance cotas peligrosas", se?ala Tove Strand, ministra de Trabajo y Administraci¨®n.
Strand, de 41 a?os, es una mujer de car¨¢cter, que no duda en reconocer que entonces dijo no y ahora est¨¢ a la espera de ver c¨®mo funciona el acuerdo entre la CE y la Asociaci¨®n Europea de Libre Comercio (EFTA). "Luego decidir¨¦", se?ala."Somos un pueblo muy es c¨¦ptico. Despu¨¦s de 400 a?os bajo la corona danesa y 100 bajo la sueca, tenemos un instinto natural contra cualquier cosa que amenace nuestra soberan¨ªa", se?ala Gunn Alexandersen, que prepara su doctorado en Cien cias Pol¨ªticas sobre el tema co munitario.
La reacci¨®n noruega al anuncio unilateral sueco, en junio de 1991, de ingresar en la CE fue de aut¨¦ntica rabia. En los sondeos realizados esos d¨ªas sobre la eventual entrada. de Oslo, el n¨²mero de oponentes creci¨® hasta un 44%. Fue casi una reacci¨®n defensiva ante lo que muchos noruegos consideran inevitable. Dividir la pen¨ªnsula escandinava es m¨¢s inconcebible que viajar a Bruselas, aunque se deba a una traici¨®n sueca. El mes pasado, un 42% se manifest¨® a favor, un 41% en contra y un 17% indeciso.
En realidad, son las circuns tancias exteriores las que m¨¢s han cambiado. En Noruega contin¨²a el mismo enfrentamiento de hace 20 a?os entre los n¨²cleos urbanos y la periferia; de empresarios, comerciantes y obreros contra campesinos, pescadores y funcionarios. Los primeros consideran que la vida mejorar¨¢ dentro de la CE; los segundos te men, ante todo, la p¨¦rdida de sus puestos de trabajo y su nivel de vida.
"Demasiado claro"
"No hay duda de que lo mejor para Noruega en cuanto a pol¨ªtica exterior y de defensa es integrarnos en la CE", declar¨® ante el Parlamento el 10 de febrero pasado el ministro de Exteriores, Thorvald Stoltenberg. Muchos laboristas consideraron que "se pas¨¦", que fue "demasiado claro", pero este hombre, de 60 a?os, en quien la primera ministra, Gro Harlem Brund¨²and, tiene puesta toda su confianza, afirma que "no hay m¨¢s remedio que ir preparando a la poblaci¨®n".
Sin embargo, Stoltenberg, como los dem¨¢s laboristas consultados, se?ala la conveniencia de esperar a noviembre. "No hay que hacer saltar a la liebre antes de tiempo. El congreso del partido est¨¢ convocado para entonces, y de ah¨ª ha de salir la decisi¨®n de solicitar la adhesi¨®n a la Comunidad Europea", indica. "Bruselas nos ha hecho entender que podr¨¢n esperar hasta primeros de a?o para que tomemos juntos el tren comunitario Suecia, Finlandia, Austria y Noruega", a?ade.
"Le juro que si entramos en la CE defender¨¦ con las u?as que los beneficios de que gozamos los noruegos se extiendan a toda la Comunidad, y no al contrario, pero, de momento, mi misi¨®n est¨¢ en impedir esa entrada", afirma con vehemencia Anne Enger Lahnstein, la l¨ªder del Partido del Centro.
Lahnstein se?ala que "es mentira" que su partido quiera aislar a Noruega, pero que es imposible aceptar principios que van contra "la democracia y la descentralizaci¨®n". "Las prioridades de la CE son la competici¨®n y el crecimiento econ¨®mico. El resultado ser¨¢ mayor desempleo y mayores diferencias sociales, que crear¨¢n inestabilidad y una sociedad peor", destaca.
Lahnstein hizo caer en octubre de 1990 el Gobierno de coalici¨®n, integrado por el Partido Conservador, el Popular Cristiano y el del Centro, al oponerse a las negociaciones para el acuerdo entre la CE y la EFIrA. Como consecuencia, los laboristas formaron un Gobierno minoritario, al que los conservadores se comprometieron a apoyar desde fuera hasta que solicite la entrada en la CE.
La Constituci¨®n noruega no permite la disoluci¨®n del Parlamento, y otra crisis pol¨ªtica colocar¨ªa al pa¨ªs en una grave inestabilidad.
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