Amenazas sobre Asia central
Los enfrentamientos entre armenios y azer¨ªes atraen peri¨®dicamente la atenci¨®n de la opini¨®n occidental, sin duda porque oponen a cristianos y musulmanes. Pero tambi¨¦n existen vivas tensiones entre los musulmanes de las rep¨²blicas de Asia central y del C¨¢ucaso. Con las ventas de armas clandestinas que han seguido al derrumbamiento del imperio sovi¨¦tico, esta zona geoestrat¨¦gica, que limita con Turqu¨ªa, Ir¨¢n y Afganist¨¢n, se ha vuelto muy inestable.Los musulmanes de esta regi¨®n, repartidos entre 14 nacionalidades y cientos de tribus, han pasado de ser 18 millones en 1959 a m¨¢s de 50 millones en 1989, y ser¨¢n de 70 a 75 millones en el a?o 2000; por el contrario, la proporci¨®n de eslavos descender¨¢ de un 33% en 1959 a un 20% o incluso un 15%, y tambi¨¦n sin duda en Kazajst¨¢n, Turkmenist¨¢n y Kirguiizist¨¢n son sun¨ªes y su idioma es el turco; por el contrario, Azerbaiy¨¢n es shi¨ª, como Ir¨¢n, pero turcohablante como Turqu¨ªa, mientras que Tayikist¨¢n es sun¨ª, pero de lengua persa. A estas antiguas rep¨²blicas federadas hay que a?adir las antiguas rep¨²blicas aut¨®nomas, como Bashkiria y Dajest¨¢n, y nacionalidades musulmanas sin territorio propio, como los ouigoures y los t¨¢rtaros de Crimea. Como puede verse, es un mosaico complejo.
En 1924, Stalin hab¨ªa creado estas rep¨²blicas y reg¨ªmenes aut¨®nomos para luchar contra dos ideolog¨ªas opuestas a su concepci¨®n del imperio sovi¨¦tico y del marxismo leninismo. La primera, la del panturanismo, pretend¨ªa constituir o reconstituir, a principios de siglo, una gran naci¨®n turca desde Bulgaria hasta China. La segunda, la del sult¨¢n Galiev, un t¨¢rtaro bolchevique considerado en la actualidad como el padre del tercermundismo, quer¨ªa liberar a los musulmanes de la URSS de la dominaci¨®n rusa, crear un gran Estado t¨¢rtaro-bashkir y extender el comunismo al conjunto de la cumma.
Puede decirse que Stalin, que elimin¨¦ a Galiev en 1940, consigui¨® lo que se hab¨ªa propuesto porque, en 70 a?os, se han forjado nacionalismos locales, uzbeco, kirgu¨ª, etc¨¦tera. De hecho, el sisterna funcion¨® tan bien que favoreci¨® la aparici¨®n de una nomenklatura local que domin¨® la burocracia del partido y la de la Administraci¨®n. Los dirigentes de esas rep¨²blicas aprovecharon la perestroika para conservar el poder cambiando los nombres de los partidos comunistas y proclamando la independencia de sus respectivos Estados entre junio y diciembre de 1990.
Este brote de nacionalismo no se ha visto acompa?ado por un verdadero proceso democr¨¢tico, aunque, por las circunstancias, se haya traducido en multipartidismo. Por tanto, la mayor¨ªa de los dirigentes que ocupan los cargos actualmente se enfrenta con partidos de oposici¨®n que manifiestan su desacuerdo y/o con minor¨ªas musulmanas pertenecientes a otras nacionalidades o a otras tribus que reclaman ya sea su independencia o su integraci¨®n en una rep¨²blica en la que su etnia es mayoritaria.
En este sentido, se plantean varias cuestiones. El trazado de las nuevas fronteras ?se har¨ªa seg¨²n un criterio ling¨¹¨ªstico, religioso o. estatal? ?Podr¨ªa ser el islam un federador? En caso afirmativo, ?de qu¨¦ islam se tratar¨ªa? ?Del islam sun¨ª wahabita de Arabia Saud¨ª, especialmente rigorista pero ligado a Occidente? ?O del islam iran¨ª, m¨¢s independiente, menos conservador, pero shi¨ª?
?Se estar¨¢ yendo hacia una balcanizaci¨®n de la regi¨®n, en la que las principales minor¨ªas consigan constituir Estados, aunque sean exiguos y est¨¦n poco poblados? ?O seremos testigos de un proceso de reagrupamientos ¨¦tnicos transfronterizos? ?Cu¨¢l ser¨¢ el papel de los Estados vecinos, herederos de los grandes imperios del siglo XVI: -la Turqu¨ªa moderna sucesora de los otomanos, la Rep¨²blica Isl¨¢mica de Ir¨¢n que sustituy¨® al imperio persa, o ese Pakist¨¢n que todav¨ªa recuerda con nostalgia al imperio mogol?
A ra¨ªz del tratado de Adrian¨®polis, en 1928, el Azerbaiy¨¢n con capital en Bak¨² se separ¨® de Azerbaiy¨¢n con capital en Tabriz, y fue cedido al zar por el sha. En la actualidad, los azer¨ªes de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica se sienten m¨¢s turcos. que shi¨ªes: desde la proclamaci¨®n de la independencia, en 1990, han renunciado al alfabeto cir¨ªlico y han preferido adoptar caracteres latinos, como en Turqu¨ªa, antes que la caligraf¨ªa ¨¢rabe, como en Ir¨¢n. Si ma?ana Tabriz decidiera reunificarse con Bak¨², podr¨ªa suponer el inicio de un desmembramiento de Ir¨¢n que abarca tambi¨¦n importantes minor¨ªas kurda y ¨¢rabe, junto a la mayor¨ªa persa. Si, por el contrario, el Azerbaiy¨¢n iran¨ª atrajera a su hermano del norte, eso incrementar¨ªa la proporci¨®n de poblaci¨®n de lengua turca en Ir¨¢n (alrededor del 25% de la poblaci¨®n) y le plantear¨ªa problemas de equilibrio ling¨¹¨ªstico y pol¨ªtico al poder central.
Un problema an¨¢logo, aunque en este caso de tipo religioso, podr¨ªa plantearse si Tayikist¨¢n, de lengua persa pero sun¨ª, se reincorporara a Ir¨¢n. Ankara y Teher¨¢n, a pesar de su rivalidad tradicional y de sus ambiciones actuales, han demostrado una gran prudencia, por temor a las ondas de choque que provocar¨ªa una desestabilizaci¨®n regional, nacional o religiosa.
Turqu¨ªa, un Estado oficialmente laico desde que, en 1923, fuera fundado por Ataturk, parece estar m¨¢s preocupada por su adhesi¨®n a la CE que por encabezar un movimiento pol¨ªtico panturco cuyas ventajas son muy inciertas. Si, a pesar de todo, los kurdos de Turqu¨ªa llegaran a unirse con los de Ir¨¢n y los de Irak para intentar constituir un Estado independiente, ?no se sentir¨ªa Turqu¨ªa tentada a recuperar de una forma u otra (uni¨®n, federaci¨®n, mercado com¨²n) Nakitchovan y Azerbaiy¨¢n?
En cualquier caso, de momento, Ankara se esfuerza por consolidar su relativo poder econ¨®mico promoviendo los acuerdos regionales, por un lado con los pa¨ªses balc¨¢nicos del mar Negro, y por el otro con sus vecinos de Oriente Pr¨®ximo (los oleoductos de los Estados del golfo P¨¦rsico atraviesan su territorio) y de Asia central, donde fomenta la utilizaci¨®n de los caracteres latinos para difundir sus libros y sus peri¨®dicos.
Ir¨¢n, a pesar de su posici¨®n geogr¨¢fica privilegiada, corre el peligro de tropezarse a la vez con el nacionalismo de los turcohablantes y con el fundamentalismo sun¨ª que mantienen Arabia Saud¨ª y Pakist¨¢n. El reciente intento de mediaci¨®n de Al¨ª Velayati, ministro iran¨ª de Asuntos Exteriores, en el conflicto del Alto Karabaj entre armenios y azer¨ªes no se ha visto coronado por el ¨¦xito. Adem¨¢s, Teher¨¢n deber¨¢ contar con la competencia de la rica Arabia Saud¨ª; es verdad que, hasta ahora, Riad se ha conformado con financiar la construcci¨®n de mezquitas, pero no ha respondido a las apremiantes demandas de inversi¨®n expresadas por las rep¨²blicas de Asia central.
Otro desconocido: Afganist¨¢n. Aprovechando el estado de guerra, Pakist¨¢n hab¨ªa acentuado las discrepancias ¨¦tnicas de la sociedad afgana. En la actualidad, la divisi¨®n del pa¨ªs es una posibilidad que no puede descartarse del todo: los din¨¢micos pachtounes se unir¨ªan entonces a sus hermanos de Pakist¨¢n, que son mayor¨ªa en el Ej¨¦rcito y en la Administraci¨®n; los turcohablantes del norte se ver¨ªan atra¨ªdos por Uzbekist¨¢n, mientras que los shi¨ªes de lengua persa del oeste se reincorporar¨ªan a Ir¨¢n. Los intentos que se est¨¢n desarrollando orientados hacia la reconciliaci¨®n entre el r¨¦gimen comunista de Kabul y los insurrectos islamistas podr¨ªan dar resultado, pero con la condici¨®n de que el Gobierno central, sea el que sea, siga siendo d¨¦bil y respete la autonom¨ªa de hecho de las diferentes etnias. En ese caso, la unidad del pa¨ªs ser¨ªa s¨®lo una fachada.
El hecho es que nos encontramos ineludiblemente ante una zona geoestrat¨¦gica que est¨¢ en proceso de formaci¨®n y que, por eso mismo, presenta muchas incertidumbres y amenazas para la estabilidad regional.
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