Si no hay plant¨®n, habr¨¢ 'Carmen'
Tensi¨®n entre los admiradores de Teresa Berganza ante su reapanci¨®n en los escenarios de Madrid
El temor a un nuevo plant¨®n de la mezzosoprano Teresa Berganza, que hoy estrena por fin en Madrid la ¨®pera Carmen, ha elevado a extremos de alta tensi¨®n el inter¨¦s de sus admiradores por verla en el papel que hace 15 a?os le dio fama internacional. Siempre ocurre con Berganza, una voz cautivadora y especial, dominadora del estilo y con una t¨¦cnica irreprochable.Sus seguidores est¨¢n al l¨ªmite, sintiendo m¨¢s cerca el sue?o de poder ver "en vivo" su Carmen. Defienden ardientemente a la diva y ante su arte se sienten iluminados por el milagro de la verdad. Los detractores dicen que no es para tanto y no le perdonan a Berganza sus continuos plantones. Ven como orgullo, altaner¨ªa y capricho lo que ella afirma que es rigor y respeto.?Y Berganza? Berganza ha cantado en el ensayo general dejando bien clara su mirada interior de Carmen, ajena a cualquier tipo de espectacularidades gratuitas, intensa, con un fraseo estremecedor por la intenci¨®n y complejo por los matices, con una visi¨®n ¨ªntima en que resuenan ecos de cante jondo. En el camerino ha puesto un letrero: "Os quiero mucho, pero os ver¨¦ despu¨¦s de la funci¨®n" Ha llevado al ¨²ltimo ensayo a su nieta de cinco a?os. "Es la historia de un soldado malo que mata a la abuelita", le han contado a la ni?a. "Pero ser¨¢ de mentira, ?no?". Ahora est¨¢ aislada, concentrada, sin habla una palabra, en su casa de El Escorial, llena de humidificadores para que la voz est¨¦ esta tarde en su punto exacto.
Han pasado 15 a?os desde que Teresa Berganza asumi¨® por primera vez en Edimburgo el personaje de Carmen de la mano de Claudio Abbado y Piero Faggione. Se enfrentaba a un reto comprometido. Era la llamada de la sangre. Berganza siempre ha reivindicado el origen gitano y andaluz de su segundo apellido, Vargas. Qui¨¦n sabe si en la propia ra¨ªz vasca de Berganza haya una vinculaci¨®n inconsciente con Don Jos¨¦. Pero tambi¨¦n era la llamada de la m¨²sica. Bizet admiraba a Mozart y Rossini, como la mezzosoprano madrile?a. Eran demasiadas coincidencias para que la atracci¨®n no fuese irresistible.
Cuando apareci¨® la grabaci¨®n discogr¨¢fica de esta Carmen de Edimburgo, se convirti¨® en un punto de referencia y discusi¨®n. Se ve¨ªa hasta en casas poco mel¨®manas debajo del Guernica de Picasso al lado de La Traviata de Callas. La Carmen de Berganza se hab¨ªa convertido en un s¨ªmbolo.
Tras un largo recorrido, llega hoy, 13 de marzo, a Madrid. La recuperaci¨®n supone una normalizaci¨®n de la vida oper¨ªstica espa?ola, algo equivalente a lo que signific¨® para el cine la exhibici¨®n de El ¨²ltimo tango en Par¨ªs. Nuestras se?as de identidad l¨ªricas se completan: era la ¨²ltima asignatura pendiente.
Quedan s¨®lo unas horas para el estreno. La suerte est¨¢ echada. En la ¨²ltima Carmen que se vio en La Zarzuela en 1982 se mont¨® un in¨²til y monumental esc¨¢ndalo por razones extramusicales a causa del montaje de Pilar Mir¨®. Muchas cosas han cambiado desde entonces en el ambiente oper¨ªstico madrile?o. Las pasiones ahora siguen otros caminos.
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