La bengala y un ni?o
NADIE SE explica c¨®mo ha podido llegarse a ese espanto, pero era todo menos imprevisible. El espanto: un ni?o muerto en su localidad del campo de f¨²tbol de Sarri¨¢ tras ser alcanzado por una bengala lanzada desde las gradas del propio estadio. Previsible: porque hab¨ªa antecedentes (en Buenos Aires, Roma, Atenas; tambi¨¦n en C¨¢diz, 1985), porque casi cada semana hay alg¨²n accidente ocasionado por esas bengalas, porque reiteradamente se hab¨ªa advertido desde los medios de comunicaci¨®n sobre los graves riesgos potenciales de esa forma b¨¢rbara de expresi¨®n consistente en lanzar artefactos cargados con p¨®lvora.No son normas legales lo que faltan. Espa?a ratific¨® en 1987 el convenio europeo sobre prevenci¨®n de la violencia en los recintos deportivos, e incluy¨® en la Ley del Deporte, aprobada tres a?os despu¨¦s, un cap¨ªtulo especialmente dedicado a ese asunto. Est¨¢ prohibido exhibir pancartas o ense?as que inciten a la violencia, consumir bebidas alcoh¨®licas, portar armas u objetos arrojadizos y, expresamente, "la introducci¨®n de bengalas o fuegos de artificio".
Eso dice la ley, pero sus normas se vulneran de ma nera sistem¨¢tica en la mayor¨ªa de los campos de f¨²tbol espa?oles: ha tenido que ser un entrenador holand¨¦s quien denuncie la presencia de banderas nazis, y la ven ta de bebidas alcoh¨®licas es tan com¨²n en las instalacio nes de los propios estadios como su consumo en los pal cos. Las bengalas y dem¨¢s coheter¨ªa son ya un elemento habitual del espect¨¢culo, y no digamos el lanzamiento de los m¨¢s variados y contundentes proyectiles. La res ponsabilidad por el incumplimiento de estas normas po dr¨¢ ser exigida no s¨®lo a los particulares que las infrin jan, sino a los clubes, encargados de garantizar la seguridad de los recintos. Pero a?o y medio despu¨¦s de la en trada en vigor de la ley no hay noticia de sanci¨®n alguna por tales infracciones. La tragedia de Sarri¨¤ tiene que ver con el gamberrismo y la violencia en el deporte, pero tambi¨¦n con el uso generalizado en Espa?a de artefactos de p¨®lvora. La venta de armas de fuego est¨¢ muy controlada, pero cualquier persona mayor de 18 a?os puede adquirir bengalas como la que se incrust¨® en el pecho del joven seguidor del Espa?ol. Todos los a?os se registra en Espa?a un considerable n¨²mero de accidentes, muchas veces mortales, por la afici¨®n at¨¢vica hacia esa pirotecnia. Hay que rebelarse contra ella y hacer sentir a los amigos de lo fulgurante y estruendoso el rechazo que su inclinaci¨®n suscita. No s¨®lo porque revela incivilidad e incultura, sino porque, adem¨¢s, mata.
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