Europa ante el medio ambiente desde una perspectiva mundial
El m¨¢s grave de todos los problemas medioambientales conocidos es el c¨²mulo de di¨®xido de carbono emitido a la atm¨®sfera junto con otros gases contaminantes, afirma el autor. La respuesta debe ser una urgente acci¨®n global y Europa puede dar cuanto antes un primer paso ampliando sus competencias sobre medio ambiente.
El Club de Roma, en su conferencia de 1989, celebrada en la ciudad de Hannover, ya llam¨® la atenci¨®n sobre el peligro que representa la implantaci¨®n de una industrializaci¨®n generalizada en el mundo y plante¨® la interrogante sobre la viabilidad del actual crecimiento econ¨®mico basado simplemente en la demanda, casi siempre inde pendiente de consideraciones medioambientales. Sin embargo, la presi¨®n sobre el medio ambiente no proviene tan s¨®lo del despilfarro consumista, de los pa¨ªses ricos, sino tambi¨¦n de la mala gesti¨®n de los pa¨ªses menos desarrollados, con la consiguiente degradaci¨®n del respectivo patrimonio medioambiental. Esta doble realidad se ha visto dramatizada en Europa al comparar la dispar situaci¨®n existente entre los pa¨ªses de la Comunidad Europea y de los pa¨ªses de la EFTA, entre s¨ª, junto con la de los pa¨ªses del Este, sujetos hasta hace muy poco a la perversi¨®n pol¨ªtica de una producci¨®n dirigista manipulada en sus fines. Aunque no es mi pretensi¨®n detenerme aqu¨ª en los muchos y graves fen¨®menos medioambientales por ahora conocidos, ninguno de ellos ni otros nuevos que puedan sorprendemos son necesariamente m¨¢s importantes que otros. Sin embargo, el m¨¢s grave de todos los actualmente conocidos es el c¨²mulo de di¨®xido de carbono emitido a la atm¨®sfera junto con otros gases contaminantes. Las consecuencias del efecto invernadero no pueden ser determinadas a¨²n con precisi¨®n, pero s¨ª existe consenso sobre la amenaza seg¨²n la cual se pueden modificar, en menos de 50 a?os m¨¢s, todos los gradientes de la temperatura del aire y del agua, hasta llegar a perturbar las pautas de circulaci¨®n atmosf¨¦rica y de las corrientes marinas, con dram¨¢ticos efectos en el clima y sobre las regiones polares. Por otra parte, empezaremos a descubrir, dentro de esta misma d¨¦cada, la gravedad de la escasez de agua potable en grandes regiones del mundo, para las cuales se convertir¨¢ este l¨ªquido elemento en el bien m¨¢s preciado.Nuevas realidades
Ante estas nuevas realidades, en las que los hechos pueden llegar a superar la ficci¨®n cient¨ªfica, cambia radicalmente la visi¨®n del mundo y de su devenir. As¨ª podr¨ªa llegar a ocurrir que la mayor amenaza para la supervivencia humana deje de ser la fulminante utilizaci¨®n de bombas at¨®micas en una conflagraci¨®n mundial, o la implantaci¨®n de tiran¨ªas ejercidas por brutales poderes, para ser reemplazada por la solapada, relativamente lenta y global cat¨¢strofe de la destrucci¨®n de la biosfera que nos sustenta. Todo ello, suponiendo que se resuelva pronto la terrible inc¨®gnita sobre el control y destino del arsenal nuclear de la antigua URSS.
Relacionando el consumo global en el mundo con el crecimiento de la poblaci¨®n, se puede concluir que, en lo que va de siglo, el impacto de la actividad humana sobre la biosfera se ha multiplicado unas 40 veces. Sin embargo, la impresionante explosi¨®n demogr¨¢fica en marcha, en medio de la pobreza y de la ignorancia de la gran mayor¨ªa, se orienta ahora implacablemente hacia el modelo de desarrollo industrial y de la econom¨ªa de mercado, convertidos en el becerro de oro universal en medio del desasimiento de los m¨¢s esenciales valores ¨¦ticos, y, desde luego, con evidente falta de solidaridad. En consecuencia, y sin esperar a mayores males, es urgente que todos los pa¨ªses, y desde luego tambi¨¦n las empresas privadas, tomen medidas concretas, incluidas algunas dr¨¢sticas.
A t¨ªtulo de ejemplo, se?alo las siguientes. Como primera medida, es imprescindible determinar las cuotas diferenciadas y espec¨ªficas, nacionales, regionales y mundiales, de todas las emisiones contaminantes, para poder establecer sistemas de impuestos progresivos sobre las fuentes contaminantes concretas, el consumo de energ¨ªa y el consumo de recursos no renovables. Hay que promover cuanto antes pol¨ªticas de desarrollo medioambiental y de desarrollo econ¨®mico sostenible, procurando reconciliar el lenguaje y los conceptos econ¨®micos con los ecol¨®gicos, adem¨¢s de adoptar legislaci¨®n para la defensa del medio ambiente inspirada en principios de cooperaci¨®n internacional.
P¨¹r de pronto, la econom¨ªa tiene que reconocer que la degradaci¨®n del medio ambiente representa una p¨¦rdida de capital (del patrimonio del respectivo Estado) y conlleva amplios costes sociales que tienen que ser tenidos en cuenta al fijar y cobrar los precios de los bienes y servicios. Por otra parte, es preciso incorporar en los presupuestos un porcentaje significativo del PIB en aras de una pol¨ªtica medioambiental del respectivo Estado. Adem¨¢s, y como parte de la imprescindible cooperaci¨®n internacional en esta materia, hay que generalizar sistem¨¢ticamente las tecnolog¨ªas depuradoras de las emisiones t¨®xicas, compensando econ¨®micamente a los pa¨ªses m¨¢s pobres. La creaci¨®n de un Consejo de Seguridad Medioambiental, tal y como lo recomienda el Club de Roma, junto con un Fondo de Compensaciones, coadyuvar¨ªa eficazmente a estos fines.
Paralelamente, tiene que ser mejorada urgente y sensiblemente la gesti¨®n energ¨¦tica. A este fin es indispensable definir, por parte de los Gobiernos, una estructura de precios a m¨¢s largo plazo, sobre cuya base sea posible llevar a cabo inversiones en investigaciones sobre energ¨ªas alternativas, con un redoblado esfuerzo a favor de las investigaciones que permitan la pronta industrializaci¨®n y el uso masivo de la energ¨ªa de fusi¨®n.
Medio ambiente, energ¨ªa, poblaci¨®n, alimentos, agua, industrializaci¨®n, desarrollo y educaci¨®n son variables inseparables de la ecuaci¨®n que est¨¢ en el centro de las incertidumbres sobre el futuro de los hombres, tanto m¨¢s que la complejidad de sus interacciones obliga a tratar estos elementos en su conjunto. Sin embargo, ning¨²n l¨ªder pol¨ªtico en el poder ha tenido a¨²n el valor de reconocer la envergadura y el alcance de los efectos mutuos de estos fen¨®menos, ni ha proclamado la urgente necesidad de una acci¨®n global.
La recuperaci¨®n y preservaci¨®n del medio ambiente ya es un gran reto mundial, y, en consecuencia, la respuesta tiene que ser global y la acci¨®n concertada. Europa, concretamente, puede y debe dar cuanto antes un primer paso ampliando sus competencias, compartidas en la CE, sobre medio ambiente, a fin de dar ejemplo y contribuir a evitar un suicida enfrentamiento entre los hombres y la bidsfera.
es presidente del Club de Roma.
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