Diez alcaldes del Noroeste piden a Leguina que d¨¦ casa a los inmigrantes de la zona
La presencia de cerca de 2.000 inmigrantes en los municipios del Noroeste de la Comunidad de Madrid empieza a hacer mella en los Ayuntamientos de la zona. Las condiciones de vida de estos trabajadores, que se hacinan en chamizos sin agua ni luz, y algunos brotes de xenofobia, han llevado a 10 alcaldes a buscar soluciones de forma conjunta. Pero los municipios no pueden hacer frente a las necesidades de este colectivo. La Comunidad, dicen, tiene que tomar parte, y as¨ª se lo har¨¢n saber al presidente, Joaqu¨ªn Leguina, en el transcurso de una reuni¨®n que se celebrar¨¢ hoy en Pozuelo de Alarc¨®n.
En una veintena de pueblos del noroeste de Madrid se han asentado, seg¨²n los datos de la Comunidad de Madrid, 1.400 marroqu¨ªes. Los alcaldes y la Cruz Roja aseguran que, en realidad, son casi 2.000 inmigrantes procedentes de Marruecos los que han elegido esta zona de alto nivel social para realizar las chapuzas que les permitan mantener a sus numerosas familias.Las localidades m¨¢s populosas son Pozuelo de Alarc¨®n (42.500 habitantes), Las Rozas (35.000), Majadahonda (34.000) Collado Mediano (26.000), Villaviciosa de Od¨®n (14.000) y Boadilla del Monte (13.600). Muchos pueblos no pasan de los 3.000 habitantes -Valdemorillo, Fresnedillas, Brunete, Colmenarejo, Villanueva del Pardillo, Becerril, Collado-Villalba, Zarzalejo-, pero duplican o triplican sus poblaciones gracias a las grandes urbanizaciones en las que muchos madrile?os tienen su segunda vivienda.
Los marroqu¨ªes han llegado aqu¨ª atra¨ªdos por la demanda existente de trabajo eventual que sus habitantes ofrecen, fundamentalmente durante los fines de semana y los periodos vacacionales. El sistema es sencillo. Los marroqu¨ªes -s¨®lo hombres- esperan durante horas en las plazas de los pueblos y los lugare?os les contratan por horas. Ellos siempre est¨¢n dispuestos a hacer cualquier chapuza; la mayor¨ªa ha aprendido lo esencial de la jardiner¨ªa y la construcci¨®n.
Gastan poco, malviven hacinados en cualquier chamizo y env¨ªan a sus familias todo el dinero que pueden. "All¨ª, las mujeres no trabajan", explica Mesaud El Yusefi, que tiene 47 a?os, y que mantiene con este sistema a su esposa y a sus seis hijos. El Yusefi vive en Navalagamella, una localidad de 566 habitantes. Vive, como todos los dem¨¢s, sin su familia. Ahora, como los otros, ha conseguido regularizar su situaci¨®n en Espa?a, aunque lleva viviendo aqu¨ª desde hace 14 a?os.
"Nuestro problema es que nadie nos quiere alquilar una casa aqu¨ª", dice Ahran Al¨ª. "Adem¨¢s, no hay casas". Ahran Al¨ª lleva 15 a?os en Espa?a y comparte con otros siete compatriotas una nave en Valdemorillo en la que s¨®lo caben los colchones y las bombonas de camping-gas. No hay agua corriente. Por suerte, el invierno es c¨¢lido y soleado y se puede afrontar el Ramad¨¢n descansando durante el d¨ªa al aire libre, sobre viejos colchones. La nave es un pr¨¦stamo desinteresado de un vecino del pueblo.
Alquiler de guaridas
No siempre es as¨ª. Hassan Amuhnush paga por su guarida 10.000 pesetas al mes. La comparte con otros tres marroqu¨ªes y, a ojo, no tiene m¨¢s de 15 metros cuadrados. Amuhnush -30 a?os; 4 hijos- aprovechaba ayer las horas de m¨¢s calor para dormir. Los d¨ªas laborables hay poco trabajo y el Ramad¨¢n es duro a las tres de la tarde.Ayer, un vecino trasportaba un viejo sof¨¢ sobre la baca de su coche. Ven¨ªa a ofrecerlo a los inmigrantes. Regalar los muebles usados se ha convertido en esta zona en una pr¨¢ctica habitual. Hassan rechaza el regalo dando mil gracias y asegurando que no lo necesita. En realidad, el problema es que en su casa no cabe un mueble tan grande.
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