Chinch¨®n, verde o azul...,pero sin coches
El se?or cura habla del verde de las manzanas, casi un verde mar de resabios ecologistas, de fondo de cartel pol¨ªtico, un verde veron¨¦s cuando se decolora.Yo, en cambio, recuerdo el azul de los viejos altares, el fondo de las anunciaciones del hermano Ang¨¦lico, el contraste sobre fondo blanco de las balconadas en lenguaje barroco, bajo el sol deslumbrante de este bell¨ªsimo pueblo. El azul de Piero de la Francesca cuando se decolore.
En efecto, he propuesto [v¨¦ase el diario EL PAIS del pasado jueves d¨ªa 12 de marzo] volver al aspecto probable y m¨¢gico de la plaza en el siglo XVII, un sue?o imposible que convertir¨ªa el conjunto en una pieza ¨²nica. Los dos colores son, en este caso, el fondo de una hermosa pol¨¦mica, un ins¨®lito refer¨¦ndum al mejor estilo del cine de los cincuenta, o de las historias de Chesterton.
Los microscopios, los rayos X, los ultravioleta, nos acercan desde otra perspectiva a la historia de las cosas.
Los recuerdos a veces son vagos y dependen del color con el que se evocan. Alguien me dijo en la plaza, cuando le dije que los an¨¢lisis lo hab¨ªan confirmado, que la recordaba azul.
Es dif¨ªcil que aquella persona pudiera recordarlo, pero reconstruy¨® inmediatamente una imagen tan s¨®lo vista por sus antepasados.
La plaza de Chinch¨®n tuvo hasta seis distintos tipos de pintura; he propuesto el m¨¢s antiguo porque tuve que levantar todas las capas existentes para tratar las maderas de las galer¨ªas, en grave estado de hundimiento.
Una vez realizada esta operaci¨®n ten¨ªa que elegir, y pens¨¦ en el m¨¢s antiguo, en devolver a la plaza su aspecto original. Pod¨ªa haber propuesto un gris, un marr¨®n o un verde, en todos los casos se trataba de una vuelta atr¨¢s, sea ¨¦sta de 400 o de 2 a?os.
Muchas pieles
Por otra parte, no debemos olvidar el valor expresivo que el color ha asumido tradicionalmente en la arquitectura popular y en la barroca. En Italia se ha acu?ado el t¨¦rmino de "superficie de sacrificio" con el que viene a equipararse el color o los acabados con la piel renovable y cambiante que nos proteje. Chinch¨®n ha tenido muchas pieles, es un viejo organismo maltratado por la historia y usos incontrolados. Chinch¨®n es un manifiesto de la cultura al que queremos devolver su antiguo traje.
El color es un bello manifiesto, sea el verde al que hace referencia el p¨¢rroco o el propuesto por nosotros. Pero no pueden los colores convertirse en artima?a de prestidigitador, en humos de colores que oculten problemas m¨¢s graves, porque la plaza Mayor de Chinch¨®n se muere lentamente, se hunde, por los efectos del tr¨¢fico y el abandono del control en la edificaci¨®n.
La plaza se ha convertido en un inmenso restaurante que mira a un gran aparcamiento, convertido en escultura conceptual iluminada por faroles fernandinos, en el mejor estilo mes¨®n, alimentados por miles de cables clavados cruelmente en sus antiguas maderas. El anillo de la plaza es un gran negocio, verde o azul, leg¨ªtimo, pero despiadado. Si tuviera que votar, dir¨ªa verde o azul, se?or alcalde..., pero sin coches.
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