Factores de correcci¨®n
Ciertamente, la alegr¨ªa nunca dura mucho en la casa del pobre. La ¨²nica cosa que funcionaba en mi pueblo, el equipo de baloncesto, va a sufrir un factor de correcci¨®n para que no se le suban los humos a la cabeza. Resulta que el Elos¨²a -que as¨ª se llama el equipo-, tras ascender hace dos a?os a la primera categor¨ªa del baloncesto y evitar a duras penas el anterior el descenso, a base de humildad y de alg¨²n que otro refuerzo, est¨¢ haciendo en el presente una campa?a imponente, hasta el punto de encontrarse encaramado, cuando yo escribo este art¨ªculo, en la primera posici¨®n de la tabla, empatado con el Juventud y por encima de equipos hist¨®ricos y de mucho m¨¢s presupuesto, como el Estudiantes, el Barcelona, el Real Madrid y el vallisoletano y, por tanto, odiado F¨®rum Filat¨¦lico. En Le¨®n, no es para menos, la gente est¨¢ como loca, y cada partido llena el estadio con tambores y banderas auton¨®micas (las de la autonom¨ªa que nunca han tenido) gritando entusiasmada ante cada canasta de su equipo: "?Aqu¨ª est¨¢n, estos son los cojones de Le¨®n!", sin importarles demasiado que quienes sobre el parqu¨¦ llevan el peso de tan recios atributos sean dos negros americanos y tres oriundos de Catalu?a. Al fin y al cabo, de alguna forma hay que consolarse, m¨¢xime cuando, como les pasa a ellos, no ganaban una batalla desde los tiempos del rey Ordo?o II.Pero, ya digo, la alegr¨ªa nunca ha durado mucho en la casa del pobre. Cuando m¨¢s entusiasmada estaba la afici¨®n, so?ando incluso ya no s¨®lo con jugar el a?o pr¨®ximo los torneos europeos, sino con ganar la Liga, alguien ha desempolvado el reglamento y, de la letra peque?a, ha sacado una apostilla que nadie hasta ese instante hab¨ªa le¨ªdo (seguramente porque tampoco se hab¨ªa dado nunca antes el sorprendente caso del Elos¨²a) y la ha dejado caer sobre sus cabezas como si fuera un jarro de agua fr¨ªa. Resulta, al parecer, que al disputarse la Liga con los equipos divididos en dos grupos -para evitar, me imagino, que se les haga infinita-, cada determinadas jornadas hay una en la que se cruzan los primeros clasificados en la Liga anterior con los primeros y los ¨²ltimos con los ¨²ltimos, con el fin de evitar las descompensaciones que, como consecuencia del sorteo, pudieran producirse. Al Elos¨²a, que la Liga anterior hab¨ªa quedado entre los ¨²ltimos, el sistema le ha favorecido (lo que no quiere decir, ni mucho menos, que ¨¦sa haya sido la ¨²nica causa de su ¨¦xito, pues tambi¨¦n ha ganado a los grandes de su grupo), pese a lo cual le van a aplicar al final del campeonato, dicen que por compensar, un llamado factor de correcci¨®n que consiste, a grandes rasgos, en que, quede como quede, incluso l¨ªder, se le descontar¨¢n una serie de puntos y se le descender¨¢ de puesto (como m¨ªnimo hasta el quinto), teniendo, adem¨¢s, que jugar los play off por el t¨ªtulo con la desventaja de jugar fuera de casa los partidos de desempate cuando se enfrente a conjuntos que en la Liga anterior se hubieran clasificado antes que ¨¦l, aunque en ¨¦sta hayan quedado por debajo, incluso luego de corregido. Es decir, que se lo ponen crudo, como se dice ahora, al esforzado y pobre Elos¨²a.
Lo del Elos¨²a no es m¨¢s, sin embargo, y al margen de la broma deportiva, que una perfecta met¨¢fora de lo que est¨¢ pasando en Le¨®n (una provincia a la que, en los ¨²ltimos a?os, le vienen aplicando otros factores de correcci¨®n mucho m¨¢s serios y duros), de la misma manera que Le¨®n es solamente un ejemplo de lo que est¨¢ pasando en Espa?a con otras muchas provincias y regiones de su estilo. Uno cre¨ªa, en su ingenuidad, que los factores de correcci¨®n se hab¨ªan inventado y se aplicaban para tratar de igualar a los pobres con los ricos, pero, de un tiempo a esta parte, me he empezado a dar cuenta de que est¨¢n precisamente para todo lo contrario: para poner a aqu¨¦llos, cuando se desmanden, en su sitio. En el plano econ¨®mico, por ejemplo, los factores de correcci¨®n que a Le¨®n le han aplicado ¨²ltimamente van desde el cierre de sus minas hasta el desmantelamiento de sus industrias, pasando por el cierre de varias l¨ªneas f¨¦rreas, la construcci¨®n de un par de embalses y de un gran campo de tiro y el pago a los ganaderos para que dejen sus vacas y se vayan a otra parte a fre¨ªr esp¨¢rragos o se hagan guardias civiles. Todo lo cual, unido a lo que ya hab¨ªa, ha producido, entre otros varios efectos, un importante descenso de su poblaci¨®n total y activa, la desertizaci¨®n de muchas comarcas, la desaparici¨®n de algunas y el empobrecimiento general de la provincia. Y todo ello en unos a?os en los que, con las autonom¨ªas -y con los fondos de compensaci¨®n europeos-, se pretend¨ªa precisamente la desaparici¨®n de los desequilibrios regionales y la equiparaci¨®n dentro de un orden de todas las regiones y provincias.
Pero los factores de correcci¨®n no se han limitado s¨®lo a la econom¨ªa. En lo pol¨ªtico, en lo social, incluso en lo demogr¨¢fico y lo tur¨ªstico (el ¨²ltimo, que yo conozca, es el traslado a Le¨®n de 1.500 familias gitanas de Barcelona y Sevilla, supongo que para compensar la p¨¦rdida de poblaci¨®n de la provincia), tambi¨¦n han existido. Hasta en lo cultural, que ya es decir, hemos sufrido los leoneses diversas y continuas correcciones con el fin de ajustarnos las cuentas y volver a ponernos en nuestro sitio. ?O qu¨¦ es, sino un factor de correcci¨®n, la cari?osa etiqueta de mafiosos que se nos coloca sin distinci¨®n a todos los escritores de esa provincia y que, m¨¢s que definirnos a nosotros, manifiesta la sospecha que otros tienen de que algo extra?o ha de haber que explique la circunstancia de que, como el Elos¨²a en el baloncesto, nos hayamos salido de madre y tengamos el atrevimiento de pretender codeamos con los potentes equipos de Madrid o Catalu?a?
El ejemplo de Le¨®n, como antes el de Elos¨²a, no lo traigo aqu¨ª por patriotismo (la ¨²nica patria del escritor, dijo alguien, es la literatura), sino como ilustraci¨®n de lo que est¨¢ sucediendo con muchas otras provincias. Porque mientras unas nadan en la abundancia y se reparten a manos llenas las inversiones y las obras p¨²blicas, otras tienen que sufrir las correcciones necesarias para sufragar aqu¨¦llas, del mismo modo en el que hay familias en las que para que unos hijos estudien, los otros trabajan y se sacrifican. Pero de ah¨ª a que para vestir a unos dejen al resto desnudos, que es lo que est¨¢ pasando en Espa?a, media un abismo.
Julio Llamazares es escritor.
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