El profundo vuelco alban¨¦s
ALBANIA HA abandonado el comunismo despu¨¦s de 45 a?os. Las elecciones del domingo, al dar al Partido Democr¨¢tico una clara victoria, son el anuncio de un cambio pol¨ªtico profundo, con la eliminaci¨®n del poder tanto del Partido Socialista (ex comunista) como del presidente de la rep¨²blica, Ramiz Alia, un residuo del viejo r¨¦gimen. El desgraciado pueblo alban¨¦s, separado de Europa durante d¨¦cadas, ha conocido un sistema comunista particularmente r¨ªgido y tir¨¢nico, que adem¨¢s parec¨ªa dispuesto a mantenerse como el ¨²ltimo basti¨®n europeo en medio del hundimiento general. Hace dos a?os, nadie se atrev¨ªa a criticar al Gobierno en las calles de Tirana. Hoy, la ca¨ªda se ha producido entre convulsiones an¨¢rquicas y un caos econ¨®mico incontrolable.El vencedor de las elecciones es indiscutiblemente Sali Berisha, un cardi¨®logo lanzado a la pol¨ªtica en los ¨²ltimos a?os y l¨ªder carism¨¢tico del Partido Democr¨¢tico en la actualidad. Derrot¨® en su partido a una fracci¨®n tecn¨®crata que deseaba proseguir una colaboraci¨®n en el poder con los ex comunistas para intentar mejorar una situaci¨®n cada vez m¨¢s desastrosa. Pero Berisha estaba convencido de que el pa¨ªs necesitaba una sacudida para no hundirse irreversiblemente. Por eso exigi¨® -e impuso- que las elecciones fuesen adelantadas (las anteriores tuvieron lugar en abril de 1991), convencido de que en ellas se producir¨ªa el vuelco de los votos a favor de su partido. Los hechos le han dado la raz¨®n, al menos de momento.
En los anteriores comicios, los ex comunistas, movilizando el voto en el campo, lograron derrotar al Partido Democr¨¢tico, vencedor en las ciudades. Ese fen¨®meno de un voto comunista atrincherado en las zonas rurales y m¨¢s atrasadas (que tambi¨¦n se ha manifestado en la evoluci¨®n de Bulgaria y Ruman¨ªa) confirma la posici¨®n aut¨¦nticamente conservadora que ocupan los comunistas en sus esfuerzos por perdurar: encuentran apoyo en los sectores m¨¢s temerosos de cualquier cambio, apegados a seguir con la rutina de obedecer al que manda. Pero la novedad de las ¨²ltimas elecciones albanesas ha sido precisamente que el campo tambi¨¦n ha dado el voto al Partido Democr¨¢tico. As¨ª, ¨¦ste ha podido alcanzar la mayor¨ªa absoluta, a falta a¨²n de la confirmaci¨®n oficial.
Es probable que el triunfo electoral suscite entre la poblaci¨®n unas expectativas de mejor¨ªa r¨¢pida de la situaci¨®n excesivas. El apoyo norteamericano, demasiado abierto a Berisha en la campa?a electoral, ha provocado esperanzas en una gran ayuda de EE UU -y de Europa-, una vez que los comunistas queden fuera del poder. Ha habido mucha ligereza en la conducta del embajador de Washington. Pasada la alegr¨ªa por el ¨¦xito en las urnas llegar¨¢ la hora de las decepciones. Un pa¨ªs acosado por el hambre, las carencias de todo tipo y la eclosi¨®n de las mafias necesitar¨¢ a?os para que las cosas empiecen a mejorar. Es la hora de la solidaridad internacional, y muy especialmente de la Comunidad Europea.
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