Mineros de la Espa?a profunda
Aunque la Espa?a profunda que tiene acceso inmediato a los medios de comunicaci¨®n suele ser esa del torero agonizante, la sangrienta venganza aldeana, el animal martirizado o los exorcismos homicidas, hay otra en que se mantienen actitudes capaces de conmover por su entereza y su sentido de la dignidad humana. Es, por ejemplo, la- Espa?a que cant¨® C¨¦sar Valejo -procede recordarlo ahora que se cumple el centenario del nacimiento del gran poeta- y la que reaparece, como una constante, en muchos de los aspectos que, pese a quien pese, le han dado a este pa¨ªs un rostro reconocible entre los de-. m¨¢s rostros del planeta.Los 500 mineros leoneses que el d¨ªa 8 de marzo, abandonando sus parajes familiares del valle de Laciana, iniciaron esa marcha hacia Madrid, que debe concluir ma?ana, d¨ªa 25, pertenecen, con toda justicia, a esa otra Espa?a profunda de la que los medios de comunicaci¨®n no suelen ocuparse tan a menudo.En unos tiempos en que la protesta por los problemas de ¨ªndole material se ejerce mediante la pedrada, el garrotazo, la tea incendiaria y hasta el bazuca casero -sin citar esa protesta, menos materialista, que tiene como instrumentos la metralleta y el explosivo, y se glorifica con la producci¨®n de viudas, hu¨¦rfanos y mutilados-, estos mineros presentan con su gesto un lenguaje poco com¨²n, que defiende la raz¨®n no solamente sin da?ar a nadie, sino a costa del sacrificio personal.
Es.un gesto que pertenece m¨¢s a lo legendario que a lo habitual, y aunque la brutalidad yel delirio del tiempo que vivimos nos haya acostumbrado a identificar como existentes solamente los signos de la violencia, es preciso reconocer y escuchar tambi¨¦n esa protesta que se proclama con la pac¨ªfica debilidad de los peregrinos.
?Qu¨¦ quieren estos mineros leoneses? Ante todo, nos recuerdan el momento dram¨¢tico que atraviesa el mundo en que desarrollan su trabajo, y hacia cuyos problemas no deber¨ªa haber una sensibilidad diferente de la que han suscitado sus compa?eros asturianos; pero tambi¨¦n piden a nuestros gobernantes que sean capaces de imaginar proyectoscolectivos que saquen de la agon¨ªa a una de las comarcas que sirvi¨® de ayuda b¨¢sica para la industrializaci¨®n espa?ola, originando una prosperidad que no repercuti¨® precisamente en Le¨®n, sino en aquellas otras zonas de la Pen¨ªnsula donde hoy se practica ladivergencia con la costumbre de la matanza.
Adem¨¢s, estos mineros representan una marginaci¨®n mucho m¨¢s extensa. Ahora que se cumplen 10 a?os de la creaci¨®n del organismo auton¨®mico denominado Castilla y Le¨®n, ocurre que en las provincias de lo que fue el viejo Reino de Le¨®n es donde ha golpeldo con especial dureza la crisis econ¨®mica, de una forma que no han compartido las restantes provincias de la comunidad, antes pertenecientes a la regi¨®n de Castilla la Vieja. Pues en estos 10 a?os -seg¨²n estudios realizados por instituciones nada sospechosas de leonesismo- Le¨®n ha perdido el 42% de sus empleos agrarios, y Zamora y Salamanca, el 45%, yel paro ha crecido en Le¨®n un 48,5%; en Zamora, un 56,51/0, y en Salamanca, un 33,8%.
Estos mineros son, pues, testimonlo directo de una cat¨¢strofe m¨¢s grave, y que forzosamente debe hacer reflexionar sobre la viabilidad de la estructura auton¨®mica castellano-leonesa, donde en la zona hist¨®ricamente correspondiente a Le¨®n se han agudizado angustiosamente los problemas generados por la marginaci¨®n a que la conden¨® el desarrollismo franquista.
Y es que, a estas alturas de la consolidaci¨®n de la Espa?a auton¨®mica, no parece razonable aceptar un desequilibrio tan flagrante como ¨¦ste, en que la uni¨®n de dos regiones, por razones de Estado y con fines pretendidamente progresistas, armonizadores y solidarios, ofrece el resultado de que una de ellas mejora y prevalece, mientras se produce el aniquilamiento definitivo de la otra.
Jos¨¦ Mar¨ªa Merino es escritor.
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