Un ni?o pasa 15 d¨ªas huido porque le acusaron de robar 1.000 pesetas
![Ana Alfageme](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F9c68d2e5-1703-474b-a134-16b23abefee5.jpg?auth=5f59648e4b2b6fc4f430669d3b4c434e33164fb087b858e8b27e95e7f8671c6b&width=100&height=100&smart=true)
No pudo soportar que su madre le acusase de haberle robado 1.000 pesetas. A sus 14 a?os, cogi¨® los b¨¢rtulos y se larg¨® de su casa. Ha vivido 15 d¨ªas en un chal¨¦ abandonado, donde dorm¨ªa, jugaba y se fumaba alg¨²n porro con fondo de m¨²sica heavy, alimentado por su pandilla de amigos. Mientras, su madre lloraba. Es un chaval de barrio: el de Tetu¨¢n. Ha terminado el colegio, se considera anarquista y no sabe muy bien qu¨¦ hacer. Puede que llegue a ser bombero. Ayer, la polic¨ªa rompi¨® su primera aventura juvenil.
El chaval vive con sus cuatro hermanos y dos perros en un piso que no tendr¨¢ m¨¢s de 50 metros, al que se llega por una escalera que huele a cocido y orines. Y con una madre, que les ha sacado adelante ella sola limpiando en un hospital. Su padre es s¨®lo un recuerdo: se march¨® hace siete a?os.El ni?o ha vivido desde junio -cuando termin¨® la EGB- entre su casa y la calle. En casa, ayudaba a limpiar y se tragaba horas de televisi¨®n: Rub¨ª es su programa favorito. En la calle estaban la bici y la pandilla: "Jugamos al f¨²tbol, al escondite, a veces a los juegos de los chicos y a veces a los de las chicas". Tambi¨¦n estaba la casa, una distinta que okupaban sus amigos. Un buen sitio para escuchar a Barricada o a MCD, pintar cosas como "Anarqu¨ªa y birra fr¨ªa" y matar el tiempo entre semana fumando alg¨²n porro. Y los s¨¢bados, a Arg¨¹elles, de marcha.
La aventura empieza un d¨ªa en que su madre se da cuenta de que alg¨²n hijo suyo le ha quitado 1.000 pesetas de las 5.000 que sus compa?eras del hospital le hab¨ªan dado por su cumplea?os, para que se comprase unos zapatos. "Mam¨¢, yo no me trago ese marr¨®n", dijo el chaval. "Ah¨ª tienes la puerta", le azuz¨® una hermana mayor, con la que se lleva a matar. Y el ni?o se larg¨® escaleras abajo.
No volvieron a verle en 15 d¨ªas. Su madre lloraba y le esperaba: "No pens¨¦ en denunciarlo para no hacerle da?o". Siempre se hab¨ªan llevado bien. "Yo creo que es el hijo que m¨¢s me quiere, no soporta que nadie se meta conmigo", dice la mujer. ?l, mientras tanto, dorm¨ªa mucho y com¨ªa de lo que sus amigos le tra¨ªan de sus casas. Iba a ducharse a unos ba?os p¨²blicos y daba alguna vuelta. "Pocas, para que no me viera nadie", dice. Y se acordaba de su madre y sus hermanos. "Pero no pensaba volver, estaba enfadado".
Hasta el martes pasado, cuando la madre de una amiga del muchacho le dijo que sab¨ªa d¨®nde estaba la pandilla: un chal¨¦ deshabitado con piscina y todo. Fueron juntas por la noche, pero el hijo sali¨® zumbando. "Avis¨¦ a un polic¨ªa municipal. Volvimos y mi hijo no estaba. Un. agente me dijo: 'Vuelva a casa, se?ora, que la vamos a despertar dici¨¦ndole que hemos encontrado al ni?o". La mujer recibi¨® una llamada a las 5.30 de ayer. La polic¨ªa sorprendi¨® a su hijo cuando dorm¨ªa en el chal¨¦. La larga noche de la madre no acab¨® ah¨ª. El ni?o, que hab¨ªa estado de morros con ella delante de la polic¨ªa, se volvi¨® a marchar. La madre dio una vuelta por la calle, desesperada. De vuelta, oy¨® la voz de su hijo: "Mam¨¢, que voy a subir, vuelvo a casa". Por fin la abraz¨®.
Ayer volvi¨® al que fue su hogar de 15 d¨ªas. "?Qu¨¦ tal, viborilla?", le pregunt¨® un chico rubio de ojos verdes. "Me llevaron entre cuatro bugas (coches)", contestaba ¨¦l. All¨ª recogi¨® sus pertenencias: cintas de casete, un chubasquero, pantalones apretados con la A de Anarqu¨ªa y el s¨ªmbolo del amor... Y ¨¦l razona: "Soy anarquista porque no soy facha".
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