El Madrid acaba su sequ¨ªa en Albacete
El Albacete aplic¨® b¨¢lsamo al Madrid en un partido de gran tensi¨®n previa y desarrollo plasta que al final solventaron especialistas como Michel o Hagi. Es el nuevo estilo del Madrid: faenas de medio trazo son degustadas con honores de gesta. El argumento es v¨¢lido para seguir tirando del carro en ¨¦pocas de escasez como la presente, sobre todo si, como ayer, el equipo capitaliza las concesiones del rival para cerrar un trabajo escueto pero magn¨ªfico.Fue la primera victoria de Leo Beenhakker en la Liga fuera del Bernab¨¦u (el Madrid no ganaba fuera de su estadio desde el 8 de diciembre, frente al Espa?ol). Aunque s¨®lo sea por eso, motivo tiene la parroquia de Chamart¨ªn para sacar pecho al menos hasta el mi¨¦rcoles, que es cuando llega el Torino.
Como en el Camp Nou, por citar el ¨²ltimo motivo de orgullo madridista, tambi¨¦n a Albacete lleg¨® el Madrid plagado de pupas y con el sello de v¨ªctima en la frente. Ayer, adem¨¢s, jug¨® sin Hugo, marginado un d¨ªa, h¨¦roe al siguiente. Pero si en Barcelona bast¨® un gol de churro y 20 minutos de dominio para que el Madrid volviera gallito a la capital, en el Carlos Belmonte hubo m¨¢s. De entrada, capacidad realizadora, bien escaso ¨²ltimamente por Chamart¨ªn. As¨ª fue que el acad¨¦mico Benito Floro no exigi¨® credenciales al l¨ªder, por lo que ¨¦ste, con kilo y medio de oficio, sembr¨® m¨¢s de una duda sobre ese fen¨®meno que se vive en La Mancha. Floro no pudo ser, por lo tanto, doctorado como merece.
La opci¨®n Maqueda como alternativa a la baja por sanci¨®n de Milla se antoj¨® un pel¨ªn cagona, pues supuso cercenar cualquier salida creativa desde atr¨¢s para limar la llegada al ¨¢rea del Albacete. Sin embargo, tuvo un efecto positivo indirecto para los hombres de Beenhakker: limitados Zalazar y Antonio por el trabajo de Maqueda, el Albacete conden¨® su juego a movimientos de escasa verticalidad y exceso de toque, justo lo que el Madrid necesita para te?ir los partidos de blanco.
Por calidad individual, el Madrid puede prescindir por momentos de la disciplina y el orden, el gran patrimonio del Albacete, y sacar petr¨®leo de una falta, un lanzamiento de esquina o una pifia rival. Son cuestiones menores, impropias a veces de conjuntos de tron¨ªo, pero muy rentables en tiempos de carest¨ªa. Como quiera que el Albacete y el Madrid aplatanaron el partido y lo enterraron en un exceso de centrocampismo, el trabajo qued¨® en manos de los especialistas. En este sentido, el l¨ªder posee m¨¢s y mejores. Que Michel meta la rosca y luego Hierro la testuz, como sucedi¨® en el 0-1, poco o nada tiene que ver con la t¨¢ctica, pero las cr¨®nicas victoriosas de muchos equipos est¨¢n salpicadas de jugadas como ¨¦sa.
Lo dicen, y con raz¨®n, los fot¨®grafos. Hace unos a?os, iba uno al campo con una c¨¢mara as¨ª de peque?a y sacaba las fotos que quer¨ªa. Se viv¨ªa entonces m¨¢s en el ¨¢rea. Ahora, ni con un 300 ni con un 400: un telescopio es lo que necesitan los narradores de lo instant¨¢neo para chupar alg¨²n premio. De esta circunstancia obtuvo mejor rendimiento el Madrid.
Prescindi¨® Beenhakker de su centro del campo -Hierro y Maqueda son m¨¢s bache que tobog¨¢n-, maniat¨® al Albacete en defensa y carg¨® pilas en la inspiraci¨®n de una l¨ªnea ofensiva sobrada de clase. As¨ª fue que de una jugada de Hagi parti¨® otra ocasi¨®n para los especialistas. El rumano, soberbio, solt¨® una rosca monumental y Conejo, de palpar algo, s¨®lo palp¨® aire.
El 0-2 destrip¨® el partido, pues el Albacete, obligado a correr, descompuso su imagen, lo que aprovech¨® el Madrid para contragolpear como quiso. Llorente, autor del tercer gol, hizo su agosto en ese rato. En uno de esos contragolpes, Butrague?o se sobr¨® tanto que envi¨® alta su vaselina ante un desvalido Conejo. Fue un toque art¨ªstico, por lo que tuvo de in¨²til, en un partido m¨¢s generoso en el marcador que sobre el campo.
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