Ex futuro investigador
Como complemento al art¨ªculo del se?or Cayetano L¨®pez acerca de la investigaci¨®n en Espa?a me gustar¨ªa dejar constancia de mi experiencia personal en el tema. Yo me licenci¨¦ en Ciencias Matem¨¢ticas por la Universidad Complutense de Madrid, en junio de 1990. Por ese momento mi inter¨¦s por la investigaci¨®n en temas de computaci¨®n (especialidad que hab¨ªa cursado) era bastante alto, as¨ª que decid¨ª inscribirme en los planes de doctorado del departamento de computaci¨®n. Asimismo, empec¨¦ a trabajar en una empresa privada en septiembre de 1990, para poder adquirir la independencia econ¨®mica de mis padres. Con gran sacrificio por mi parte, dedicaba mi tiempo libre a asistir a las clases de doctorado, y a realizar los trabajos correspondientes a las asignaturas.A comienzos de este curso empec¨¦ un trabajo de investigaci¨®n que me permitiese reunir los cr¨¦ditos necesarios para en el curso siguiente poder empezar mi tesis. Pero hace un mes se me comunica que si el a?o que viene quiero que alg¨²n profesor me dirija una tesis tendr¨¦ que abandonar mi trabajo en la empresa privada (eso significa obtener una beca en el departamento en torno a unas 90.000 pesetas mensuales, menos de la mitad de mi sueldo actual en la empresa privada), puesto que, ante la carencia de profesores que tienen, necesitan doctorar al n¨²mero m¨¢ximo posible de alumnos para que se dediquen desde ahora mismo, ciento por ciento, a la universidad. Es decir, en el departamento de computaci¨®n de la Facultad de Matem¨¢ticas de la Universidad Complutense no prima la calidad, sino la cantidad; a una persona no se le dirige una tesis porque no sea v¨¢lida para investigar, sino porque a corto plazo decide que para vivir m¨¢s dignamente tiene que trabajar en una empresa privada hasta que, siendo doctor, pueda aspirar a un puesto m¨¢s destacado en la facultad. ?Qu¨¦ se consigue con esta pol¨ªtica? Pues que los futuros catedr¨¢ticos de esta facultad no sean las personas que hayan demostrado m¨¢s aptitudes para ello, sino aquellas que ten¨ªan la suficiente solvencia econ¨®mica como para no tener que llevar un sueldo digno a su casa, o aquellas personas que ni siquiera han sido capaces de encontrar un trabajo en una empresa.En mi ¨¦poca de estudiante corr¨ªa el rumor por la facultad de que nuestros profesores eran tan malos porque eran aquellos que no hab¨ªan sido capaces de encontrar un trabajo en ning¨²n otro sitio. Desgraciadamente, con el paso del tiempo estoy m¨¢s convencido de que ese rumor ten¨ªa muy serios fundamentos.
un ex futuro investigador.
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