Una ocasi¨®n perdida
Considera el autor del art¨ªculo que los esc¨¢ndalos en tomo a las finanzas y la pol¨ªtica denunciados desde los medios de comunicaci6n exigen, por su importancia, ser tratados con rigor por los partidos pol¨ªticos. Explica y desarrolla a continuaci¨®n las tres medidas que ha propuesto el CDS para conseguir una mayor transparencia y control del gasto de las formaciones pol¨ªticas en per¨ªodos electorales.
Los ¨²ltimos esc¨¢ndalos pol¨ªticos y financieros descubiertos por los medios de comunicaci¨®n han generado en la opini¨®n p¨²blica una preocupante sensaci¨®n de corrupci¨®n generalizada. Los partidos han reaccionado de forma diversa ante esta creciente amenaza. No pocos portavoces aprovechamos esta ocasi¨®n para transmitir a la ciudadan¨ªa mensajes apocal¨ªpticos. Tampoco faltaron los que admitiendo con aparente preocupaci¨®n la existencia del problema no han osado traspasar las fronteras del mero reconocimiento, sin apuntar ninguna soluci¨®n pr¨¢ctica.La cuesti¨®n es demasiado grave para ser abordada desde el oportunismo pol¨ªtico o desde la frivolidad. Tan rechazables son las actitudes deliberadamente alarmistas como el recalcitrante recelo a admitir cambios que alteren los c¨®modos h¨¢bitos de los partidos.
Es verdad que la corrupci¨®n amenaza no s¨®lo al ¨¢mbito pol¨ªtico sino a todas las esferas donde resida cualquier tipo de poder. No valen, por tanto, las recetas globales. Es menester detenerse en todos los lugares donde se proyecte la sombra de este tipo de conductas.
En esta l¨®gica, el CDS abord¨® un frente localizado del problema: propuso al Parlamento tres medidas concretas para modificar la financiaci¨®n de las campa?as electorales de los partidos pol¨ªticos. Es patente el malestar de la ciudadan¨ªa por los despilfarros, la opacidad y los chanchullos que acompa?an a las caravanas electorales.
No pretend¨ªamos, como algun portavoz ha querido torpemente achacarnos, zanjar este problema con esta propuesta. Propon¨ªamos tan s¨®lo ofrecer a la consideraci¨®n del poder legislativo la posibilidad de modificar tres art¨ªculos de la Ley Electoral para dar al ciudadano la garant¨ªa de que los fondos destinados por los partidos pol¨ªticos a las campa?as electorales est¨¢n so metidos a control y transparencia.
Control del gasto
A pesar de la claridad y la concisi¨®n de nuestra proposici¨®n, la respuesta fue contundente: las formaciones pol¨ªticas que gozan del poder, central o auton¨®mico (PSOE, PNV y CiU, as¨ª como el PP que gobierna en comunidades aut¨®nomas y Ayuntamientos muy importantes) han esgrimido los m¨¢s variados argumentos para zafarse de un inoportuno incremento de la transparencia y del control del gasto.
Esto no concuerda con nuestra l¨®gica pol¨ªtica. En el CDS tenemos la firme convicci¨®n de que somos precisamente los partidos pol¨ªticos los que debemos esforzarnos por ofrecer a la sociedad que representamos la m¨¢xima ejemplaridad.
En este sentido, pretend¨ªamos modificar tres art¨ªculos de la Ley Org¨¢nica del R¨¦gimen Electoral General para conseguir tres objetivos:
a) Modificar el sistema de control de los gastos de los partidos en las campa?as electorales. Seg¨²n la legislaci¨®n vigente, el Tribunal de Cuentas, instituci¨®n encargada de fiscalizar la financiaci¨®n de las formaciones pol¨ªticas, no recibe las cuentas de las campa?as de cada partido hasta, por lo menos, 100 d¨ªas despu¨¦s de finalizar las mismas. Tiempo suficiente para consumar todo tipo de actitudes fraudulentas. No estamos afirmando que se produzcan. Intentamos tan s¨®lo que los partidos pol¨ªticos nos autoimpongamos unos controles r¨ªgidos para dar la m¨¢xima ejemplaridad a la ciudadan¨ªa.
Adem¨¢s, hasta que el Tribunal de Cuentas inicia sus actuaciones, el ¨²nico organismo con competencias de control sobre los dineros empleados en las campa?as es la junta electoral. La escasez de medios con que cuenta este organismo para conseguir sus objetivos es de todos conocida.
El CDS pretend¨ªa rellenar esta insuficiencia legislativa creando la figura del auditor. Esta persona, perteneciente al cuerpo de censores de cuentas, ayudar¨ªa a las juntas electorales a controlar los gastos de la campa?a.
b) En segundo lugar, pensamos que estos auditores, nombrados por cada formaci¨®n pol¨ªtica, deb¨ªan presentar al inicio de cada campa?a el presupuesto de lo que cada partido pretende gastarse. De esta forma, lo que antes eran alegres declaraciones de intenciones vertidas en conferencias de prensa, pasar¨ªan a tener una corporeidad escrita para ser cotejados por la junta electoral correspondiente.
c) Por ¨²ltimo, el CDS pretend¨ªa endurecer significativamente las multas a los administradores que falseasen las cuentas de los partidos. La redacci¨®n actual de la Ley Electoral prev¨¦ unas sanciones que van desde las 30.000 a las 300.000 pesetas. Nosotros propon¨ªamos establecer sanciones pecuniarias aut¨¦nticas: de 5 a 100 millones de pesetas. En caso de insolvencia del administrador, y para evitar el fraude de ley, propon¨ªamos que los partidos pol¨ªticos respondieran de forma subsidiaria.
M¨¢s transparencia
Con estas medidas no est¨¢bamos afirmando que se cometieran m¨¢s o menos irregularidades. Nuestra intenci¨®n es transmitir a la sociedad, en estos momentos tan delicados, se?ales inequ¨ªvocas de que queremos ser m¨¢s transparentes y estar m¨¢s controlados. Los partidos pol¨ªticos poderosos han desechado las armas de la transparencia y el control que les ofrec¨ªamos desde el centro.
Parece ser que las formaciones pol¨ªticas bien pertrechadas prefieren librar esta singular batalla desde sus fortalezas al margen de la indiscreta vigilancia de la opini¨®n p¨²blica.
Desde nuesta posici¨®n pol¨ªtica, lamentamos no haber sido escuchados; pero esta actitud, lejos de desanimarnos nos motiva en este apasionante reto de devolver la credibilidad a la tan cuestionada vida pol¨ªtica. Porque en el CDS, y ahora m¨¢s que nunca, estamos convencidos de que hay cosas por las que merece la pena luchar... aunque se pierda.
Jos¨¦ Ram¨®n Caso es diputado y portavoz del CDS en el Congreso.
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