Un golpe para nada
EL PRESIDENTE de Per¨², Alberto Fujimori, dio ayer un ilegal golpe de Estado que no sirve absolutamente para nada a la hora de resolver los graves problemas del pa¨ªs. Por el contrario, ayuda a alimentar, por una parte, las ambiciones de una casta militar, siempre atenta a la b¨²squeda de privilegios derivados del poder, y para satisfacer, por otra, la estrategia revolucionaria de los grupos terroristas de Sendero Luminoso y de Tupac Amaru.En todos estos sentidos, el golpe de mano de Fujimori recuerda extraordinariamente a la entrega en Uruguay del poder civil a los militares por el presidente Bordaberry a principios de la d¨¦cada de los setenta. La excusa fue la misma: imposible situaci¨®n econ¨®mica e incapacidad para la lucha contra la guerrilla urbana. Har¨¢ bien en recordar el presidente peruano que Bordaberry fue destituido poco tiempo despu¨¦s por los mismos militares a los que hab¨ªa acudido en busca de un remedio total a los males de la patria. Y el interrogante que plantea la situaci¨®n peruana tambi¨¦n recuerda a la uruguaya: ?qui¨¦n ha dado el golpe de Estado? Fujimori, el Ej¨¦rcito -"te sumas o te desplazo"-, o ambos en sinton¨ªa? El tiempo lo dir¨¢, pero es significativa la rapidez con que los militares declararon ayer controlar la situaci¨®n.
La justificaci¨®n del golpe debe ser buscada en una triple circunstancia: en primer lugar, la desastrosa situaci¨®n econ¨®mica en que se halla sumido Per¨² desde que, a mediados de 1988, la coyuntura empeor¨® bruscamente, castigando con mayor severidad si cabe a¨²n a la inmensa mayor¨ªa de los peruanos que se encuentran en el l¨ªmite de la pobreza extrema. En segundo lugar, la incidencia brutal de la guerrilla urbana y rural, patrocinada por los dos movimientos probablemente m¨¢s irracionales y crueles del mundo. Por fin, la existencia de una clase pol¨ªtica dividida y crecientemente enfrentada a un presidente, Alberto Fujimori, sin m¨¢s ideolog¨ªa que un confuso populismo de ribetes claramente autoritarios. Enfrentado con las dificultades de gobernar en democracia, Fujimori ha optado por "tirar por la calle de en medio", in¨²til recurso a lo que suele ser un callej¨®n sin salida.
No es la primera vez que en el ¨²ltimo lustro -especialmente durante la presidencia del aprista Alan Garc¨ªa, una de las personalidades pol¨ªticas detenidas en los primeros momentos del golpe- se ha o¨ªdo ruido de sables en Per¨². ?sta es la ocasi¨®n en la que el golpe de mano ha sido dado. S¨®lo cabe esperar que resulte de corta duraci¨®n: empe?arse en resolver situaciones complejas a base de castigar a la poblaci¨®n m¨¢s de lo que ya lo est¨¢ es aburdo y rechazable.
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