Razones para el cambio
FRANCISCO LUZ?NConsidera el articulista que la renuncia a la instrumentalizaci¨®n de la banca, y concretamente la de los bancos p¨²blicos al servicio de la pol¨ªtica econ¨®mica, no obedece a razones de coyuntura: es una consecuencia y exigencia de la Europa que se construye. Dif¨ªcilmente podr¨¢ avanzarse en la creaci¨®n de sectores econ¨®micos de aut¨¦ntica fortaleza y dimensi¨®n europeas sin el abandono previo de pol¨ªticas de perpetuaci¨®n artificial de actividades no viables en un marco de libre competencia.
Adem¨¢s de limitar los subsidios por parte de los Estados, la Comunidad Europea exige que ¨¦stos sean transparantes: el mantenimiento de mecanismos extrapresupuestarios y no transparentes de financiaci¨®n concesional supondr¨ªa la pr¨¢ctica imposibilidad de controlar los apoyos financieros y, en consecuencia, de asegurar el principio de igualdad de oportunidades de competencia en el mercado. Asimismo, la continuidad de dichos esquemas imposibilitar¨ªa el conocimiento de las situaciones presupuestarias reales de los Estados miembros y, por tanto, de su correspondiente grado de convergencia en las magnitudes b¨¢sicas contempladas en los acuerdos de Maastricht.Asimismo, su continuidad imposibilitar¨ªa el conocimiento de las situaciones presupuestarias reales de los Estados miembros y, por tanto, de su correspondiente grado de convergencia en las magnitudes b¨¢sicas fijadas en Maastricht.
Se comprende, pues, que a la Comunidad Europea le resulte insuficiente controlar los apoyos expl¨ªcitos prestados por los Estados miembros a sus econom¨ªas y trate de limitar el recurso a los de car¨¢cter impl¨ªcito. La paulatina implantaci¨®n de la armonizaci¨®n b¨¢sica va a ir consiguiendo el logro de este objetivo. As¨ª, por ejemplo, el grado ya alcanzado en la armonizaci¨®n b¨¢sica de la legislaci¨®n en materia bancaria implica, entre otras, las siguientes limitaciones:
- Restricci¨®n en las posibilidades de mantener entidades de cr¨¦dito no sometidas al r¨¦gimen normativo de aplicaci¨®n general. - Penalizaci¨®n de las concentraciones de riesgo a trav¨¦s de la directiva sobre recursos propios y, pr¨®ximamente, mediante la limitaci¨®n de grandes riesgos, haciendo imposibles determinadas financiaciones, habituales hasta ahora para algunos sectores y empresas.
Apoyos financieros
-Limitaci¨®n de las participaciones industriales en proporci¨®n a los recursos propios de las entidades, en un claro intento de restringir el establecimiento de relaciones que resultar¨ªan dif¨ªciles de controlar.En definitiva, en la medida en que avanza la concreci¨®n de la unidad europea se va imponiendo tanto la exigencia de limitaciones como de transparencia en los apoyos financieros a la econom¨ªa, camin¨¢ndose en el sentido de que ¨¦stos se incorporen a los presupuestos de los respectivos Estados.
Indudablemente, la renuncia de los Estados a la utilizaci¨®n de sistemas no transparentes de financiaci¨®n concesional es una decisi¨®n especialmente dif¨ªcil para aquellos pa¨ªses que han dependido hist¨®ricamente del recurso masivo a la misma. La diversidad y la fragmentaci¨®n estatal europea ha creado redundancias, ineficiencias y bolsas de econom¨ªa artificial que, indefectiblemente, habr¨¢n de sufrir las consecuencias de la no protegibilidad de sus intereses en el nuevo marco. Y ello va a implicar la necesidad de afrontar procesos de saneamiento y de ajuste al nuevo entorno no ya como una opci¨®n, sino como la l¨®gica consecuencia de la aceptaci¨®n de las nuevas reglas de juego. Pero es que incluso haciendo abstracci¨®n de esta realidad europea en que estamos inmersos, la aceptaci¨®n del principio de no recurso a la banca como instrumento al servicio de los objetivos de la pol¨ªtica econ¨®mica es actualmente -y frente a otras circunstancias del pasado- m¨¢s coherente con las necesidades de nuestra econom¨ªa y sociedad.
En el fondo, podr¨ªa parecer que el dilema de la subsidiaci¨®n de la econom¨ªa a trav¨¦s del sistema financiero o v¨ªa presupuestos es puramente acad¨¦mico. No es as¨ª. El recurso a una u otra f¨®rmula tiene efectos e implicaciones diferentes de indudable trascendencia. Sin entrar en su valoraci¨®n, debe entenderse desde luego como m¨¢s justo que el conjunto de la sociedad conozca y asuma los costes de las exigencias que ella misma plantea, ya que s¨®lo as¨ª es posible la disciplina y racionalidad de sus demandas. Y ello es indudablemente m¨¢s f¨¢cil desde la transparencia presupuestaria.
Solidez de la banca
Por otro lado, y desde la perspectiva del propio sistema financiero, es evidente que la no instrumentalizaci¨®n de la banca es un claro refuerzo a su solidez. Si bien es cierto que en la banca se da la posibilidad de mantener larvadas durante largos periodos situaciones de desequilibrio patrimonial, ¨¦stos acaban apareciendo m¨¢s pronto o m¨¢s tarde. De ah¨ª la enorme importancia que en la actividad bancaria supone hacer del rigor y ortodoxia de funcionamiento una norma permanente, respetando siempre la coherencia entre la obligaci¨®n de asegurar la integridad del patrimonio de los depositantes, y los riesgos de principal, plazo, tipo de inter¨¦s o grado de subordinaci¨®n que se contrae al invertirlos. Y ello puede llegar a estar re?ido con la utilizaci¨®n instrumental de la banca, sea p¨²blica o privada.Pero su no instrumentalizaci¨®n es, adem¨¢s, una cuesti¨®n de racionalidad y eficiencia econ¨®mica general. Y, en este sentido, parece claro que es m¨¢s eficiente un sistema que exige: un desarrollo econ¨®mico basado en la iniciativa empresarial y no en el dirigismo del cr¨¦dito; la asunci¨®n por cada uno de los agentes de riesgos proporcionales a las rentabilidades que pretenden, dejando para la pol¨ªtica fiscal la tarea de redistribuci¨®n; el cumplimiento de sus objetivos naturales a las empresas, sean privadas o p¨²blicas sin que hayan de asumir otros objetivos de sus accionistas que, aunque leg¨ªtimos, encuentren mejor acomodo en unidades no empresariales.
Alternativa continuista
Como queda dicho, la hip¨®tesis de mantenimiento de la instrumentalizaci¨®n de la banca por los Estados para el mantenimiento de sectores econ¨®micos parasitarios tiene escasas probabilidades de subsistir. No obstante, las presiones de los diversos intereses podr¨ªan inclinar a algunas administraciones p¨²blicas hacia el continuismo en la subsidiaci¨®n de la econom¨ªa extrapresupuestariamente y, m¨¢s en concreto, a trav¨¦s del sistema financiero, dadas sus caracter¨ªsticas ya citadas de mayor capacidad y m¨¢s dificil control. Evidentemente, tal posibilidad supondr¨ªa, en el caso de ser viable, un simple aplazamiento de los ajustes necesarios y una mayor dificultad para la realizaci¨®n futura de los mismos.Aplicada a nuestro pa¨ªs, la hip¨®tesis del continuismo ser¨ªa, en definitiva, incompatible con el objetivo asumido de incorporarnos al grupo de pa¨ªses destacados en la UEM.
De no estar ya vigente la raz¨®n de ser fundamental de los bancos p¨²blicos enunciada por Lindbeck, cabr¨ªa plantearse su congelaci¨®n progresivo desmantelamiento. Este planteamiento, excesivamente simplista, podr¨ªa tener sentido en aquellas entidades que han permanecido exclusivamente limitadas a su funci¨®n subsidiaria. En todo caso, tales bancos podr¨ªan ser reconvertidos en agencias estatales no empresariales y, consecuentemente, sujetos a normativas singulares.
Sin embargo, en la mayor parte de los pa¨ªses europeos gran parte de los bancos p¨²blicos existentes han desarrollado en buen grado actividades de mercado que, en alg¨²n caso, han llegado a superar en importancia al cr¨¦dito concesional. Siendo esto as¨ª, parece m¨¢s razonable reorientarlos preferentemente hacia la actividad de mercado y en libre competencia, convirti¨¦ndolos en activos rentables y valiosos para el Estado. Puede contribuir a la superaci¨®n de cargas arrastradas del pasado como resultado de su decidido apoyo a sectores econ¨®micos en dificultades.
Esta nueva visi¨®n de la banca p¨²blica como plenamente competitiva en el mercado requerir¨ªa, obviamente, legitimarse para evitar conculcar las reglas b¨¢sicas del mismo y, en consecuencia, la contestaci¨®n del sector privado. De aqu¨ª que el movimiento de adaptaci¨®n de los bancos p¨²blicos a la normativa general deba entenderse como una medida necesaria.
La tendencia al aumento de la dimensi¨®n observada en los bancos p¨²blicos es igualmente coherente con su objetivo de competir y viene motivada por razones id¨¦nticas a las que impulsan los movimientos de concentraci¨®n en el sector privado. Adem¨¢s, en el caso de los bancos p¨²blicos, la mayor dimensi¨®n diluye el esfuerzo necesario para la superaci¨®n del pasado, a la par que se halla en perfecta sinton¨ªa con la tendencia observada al mantenimiento del control nacional, tendencia que tendr¨ªa poco sentido si no se apalancase en entidades de suficiente significaci¨®n.
Por ¨²ltimo, es en esta nueva perspectiva en la que tiene pleno sentido la entrada de accionistas privados. En efecto, estas privatizaciones, que permiten al Estado recuperar las plusval¨ªas de su inversi¨®n, dan entrada a capitales privados cuyos derechos no quedan expuestos a decisiones discrecionales de car¨¢cter no empresarial del accionista mayoritario, haci¨¦ndose posible la coexistencia de capitales p¨²blicos y privados al darse una compatibilidad de intereses.
Centradas, pues, la tendencias de cambio en los bancos p¨²blicos en su concepci¨®n genuinamente empresarial desear¨ªa hacer una breve referencia a aquellos objetivos que, en la nueva dimensi¨®n, son m¨¢s relevantes.
Sin duda, el primer objetivo b¨¢sico es crear valor a?adido para sus accionistas, lo que consiste, en definitiva, en acrecentar su valor patrimonial y estrat¨¦gico a trav¨¦s de una ¨®ptima gesti¨®n. Ello pasa en las empresas avanzadas por la obtenci¨®n de un retorno hacia la sociedad en la que se desenvuelve, y hacia los colectivos a los que sirve.
Los bancos p¨²blicos pueden tambi¨¦n desempe?ar el papel de lo que Revell denomina "arma t¨¢ctica" frente a situaciones o evoluciones que pueden comportar restricciones a la competencia, o que no garanticen plenamente el servicio p¨²blico bancario.
Por otro lado, la continuidad de los bancos p¨²blicos es una garant¨ªa de transici¨®n ordenada del viejo al nuevo modelo de financiaci¨®n de actividades protegibles -como, por eje, el acceso a la vivienda-, nuevo modelo que debe estar abierto a la totalidad del sistema financiero y ser compatible con las limitaciones comunitarias. Es m¨¢s, ha de hacerse de la transici¨®n ordenada hacia este nuevo sistema un objetivo en s¨ª mismo.
Por ¨²ltimo, debe constituir un objetivo de los bancos p¨²blicos garantizar una posici¨®n negociadora activa en la construcci¨®n de las entidades paneuropeas que conformar¨¢n el n¨²cleo del sistema bancario de la comunidad. Los bancos p¨²blicos est¨¢n probablemente en mejores condiciones que sus hom¨®logos privados para asumir, constructivamente, los compromisos que requiere la construcci¨®n de aut¨¦nticos bancos europeos.
es presidente de Argentaria.
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