A?os perdidos... y sigue la cuenta atr¨¢s
La recesi¨®n econ¨®mica frena el proceso de ajuste hacia la uni¨®n econ¨®mica y monetaria
La moneda ¨²nica en la Comunidad Europea tiene fecha fija: 1997 o, lo m¨¢s tarde, principios de 1999. La condici¨®n para poder entrar en el club de la uni¨®n monetaria es la convergencia de las econom¨ªas, de acuerdo a los par¨¢metros fijados en Maastricht. Hasta ahora, tan s¨®lo Italia, Irlanda y Portugal han presentado y recibido el visto bueno a sus programas en Bruselas. El resto sigue en lista de espera, en un momento de coyuntura negativa y problemas de pol¨ªtica interna. La recesi¨®n de la econom¨ªa no ayuda, y los Doce llevan perdidos dos a?os de convergencia.
El comit¨¦ de gobernadores de los bancos centrales de la CE presenta esta semana su primer informe sobre la aproximaci¨®n de las econom¨ªas de los Doce. En ¨¦l se har¨¢ constar que la subida de los tipos de inter¨¦s del pasado mes de diciembre en Alemania ya ha sido "digerida" por el resto de los socios comunitarios y que la situaci¨®n monetaria vuelve a la normalidad. Incluso no se descartan rebajas en el precio del dinero a muy corto plazo para aliviar la ca¨ªda de las inversiones y el bajo ritmo de crecimiento.La convergencia de las econom¨ªas fue un compromiso asumido por los Doce para la primera fase de la uni¨®n monetaria, aprobada en junio de 1989 en la cumbre de Madrid. Esta etapa de aproximaci¨®n comenz¨® el 1 de julio de 1990, pero, como reconoce el informe econ¨®mico de la CE, "1991 fue un a?o perdido". En lugar de acercarse, aumentaron los diferenciales de inflaci¨®n, d¨¦ficit p¨²blico, deuda y tipos de inter¨¦s.
Para este a?o, las previsiones apuntaban a una ligera recuperaci¨®n del crecimiento econ¨®mico (2,25% de media en la CE), como preludio de un resurgimiento en 1993. El optimismo ha ca¨ªdo en saco roto, y la Comisi¨®n Europea acaba de admitir que "habr¨¢ que corregir la cifra porque el aumento medio del PIB se quedar¨¢ por debajo del 2%". Por culpa de la mala coyuntura que ha sucedido al periodo de expansi¨®n que vivi¨® Europa entre 1986 y 1990, los Doce han aplazado la tarea de aproximar las grandes macromagnitudes de la econom¨ªa de la primera a la segunda fase, el 1 de enero de 1994.
Cuando, en octubre de 1990, la Comisi¨®n Europea public¨® el informe Un solo mercado, una moneda, siete pa¨ªses de la CE (Alemania, Francia, B¨¦lgica, Dinamarca, Holanda, Luxemburgo e Irlanda) estaban en condiciones de asumir un paso inmediato a la moneda ¨²nica sin apenas dificultades. Para otros tres (Espa?a, Italia y el Reino Unido) hac¨ªan falta algunos ajustes que pod¨ªan resolverse en pocos a?os. Grecia y Portugal, en cambio, est¨¢n abocados a cambios de gran envergadura, y la Comisi¨®n daba por sentado que ser¨ªan incapaces de lograr la reconversi¨®n a tiempo. Para ellos, ven¨ªa a decir el informe, bastar¨ªa un compromiso de incorporarse plenamente al sistema una vez finalizado su dif¨ªcil proceso de adaptaci¨®n.
La realidad actual es que se ha caminado hacia atr¨¢s y s¨®lo dos pa¨ªses (Luxemburgo y Francia) podr¨ªan ser hoy candidatos a la moneda ¨²nica. El resto choca con uno o varios obst¨¢culos. Incluso en Alemania, la econom¨ªa eje del sistema, la unificaci¨®n ha provocado un d¨¦ficit p¨²blico excesivo y una inflaci¨®n inaudita del 4,3% el pasado mes de febrero. Esos dos problemas, m¨¢s los tipos de inter¨¦s elevados y el margen de fluctuaci¨®n del 6% para la peseta, son los que afectan a Espa?a.
El informe del comit¨¦ de gobernadores har¨¢ un llamamiento sobre el "mal cumplimiento" de las medidas presentadas a finales del pasado a?o e incluso exigir¨¢ al nuevo Gobierno italiano que surja tras las elecciones "un plan suplementario m¨¢s riguroso". En una fase de d¨¦bil crecimiento econ¨®mico y menores ingresos fiscales, todos los planes de convergencia tienen un punto com¨²n: la contenci¨®n del gasto p¨²blico. La moderaci¨®n salarial y los recortes en protecci¨®n social y sanitaria no son recurso exclusivo de Espa?a. El Gobierno belga acaba de anunciar medidas similares como v¨ªa para cegar un agujero de 146.000 millones de pesetas en la Seguridad Social. B¨¦lgica tiene una deuda p¨²blica acumulada equivalente al 128% del PIB anual, m¨¢s del doble del tope fijado en Maastricht. Este problema, en menor medida (79%), se reproduce en Irlanda.
El problema para los Doce es que el inicio de la convergencia coincide con un ciclo de bajo crecimiento econ¨®mico y aumento del desempleo. ?ste es el tal¨®n de Aquiles de la estabilizaci¨®n llevada a cabo en Francia. Y para el Reino Unido, con una inflaci¨®n del 6,5% y costes salariales que crecen al ritmo del 8,5%, las cosas son a¨²n m¨¢s dif¨ªciles, inmerso en una profunda recesi¨®n que el a?o pasado gener¨® 800.000 nuevos parados. Cuando en 1985 se aprob¨® el proyecto del mercado ¨²nico, la CE entraba en una fase de esplendor y la reforma anunciaba a?os de mayores bienes. La desaparici¨®n de las fronteras comerciales nacer¨¢ el 1 de enero pr¨®ximo en un clima de pesimismo.
El par¨®n de la econom¨ªa tiene ra¨ªces internacionales, aunque a la mayor¨ªa de los Doce les est¨¢ llevando a pensar que acaso fueron demasiado lejos en la cumbre de Maastricht, el 11 de diciembre pasado.
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