La gran traici¨®n

"Ser¨¦ tu hermano volador, tu antipadre". Fernando Savater pone estas palabras en boca de Peter Pan en uno de los deliciosos mon¨®logos de sus Criaturas del aire. La destinataria es Wendy, la chica un poco convencional que crecer¨¢ s¨®lo para descubrir lo que se pierde haci¨¦ndolo. Spielberg ha imaginado una historia especial: aqu¨ª es Pan quien ha crecido -Wendy es una abuelita-, y la ficci¨®n nos lo devolver¨¢ como un yuppie sin memoria, que ya no asalta a los piratas a golpe de espada. Todo lo m¨¢s, emplea su tel¨¦fono port¨¢til como arma para impulsar su carrera: coN los a?os, Peter se ha convertido en un pirata.

Impostura

No le falta atractivo a esta incursi¨®n cantada en el mundo de James Barrie. Cantada, porque desde hace a?os se sabe que Spielberg s¨®lo sabe hablar a ni?os: tiene la gala afirmar que ¨¦l mismo se considera un ni?o, y que el d¨ªa que pierda su platea infantil se sentir¨¢ perdido. Nada que objetar: desde ficciones menos s¨®lidas se han hecho carreras todav¨ªa m¨¢s prominentes. El problema es que esta vez Spielberg ha confundido a los ni?os con materia prima idiotizable.Hook es una de las mayores imposturas perpetradas por el cine norteamericano en los ¨²ltimos a?os -e impostura es justamente lo que en ¨¦l abunda-; tal vez no sea poco el triste m¨¦rito de haber construido la m¨¢s grande de todas. No cabe aqu¨ª hablar de una lectura discutible del original porque no hay tal lectura, sino apropiaci¨®n indebida de una fuente literaria que, previamente descafeinada para la televisi¨®n, se ha convertido en pel¨ªcula. Spielberg parece haber olvidado el peque?o detalle central del Peter Pan de Barrie: toda la ficci¨®n est¨¢ construida alrededor de la idea de la prescindencia de los adultos.

Vigorosa llamada a la imaginaci¨®n, portentosa creaci¨®n de una mente condenada ella misma a envejecer, Peter Pan es una criatura libre de ataduras, "alegre, inocente e insensible". Spielberg lo convierte nada m¨¢s y nada menos que en un abanderado de la paternidad responsable. La motivaci¨®n de sus aventuras no ser¨¢ el goce desprejuiciado, libre de las ataduras de la cotidianidad adulta, sino la pesadilla de contable cualquiera de Milwaukee: la destrucci¨®n de la unidad familiar. Pero eso, con ser grave, no es lo ¨²nico y, en todo caso, s¨®lo sirve para situar la pel¨ªcula en la l¨ªnea m¨¢s habitual del cine de consumo de nuestros d¨ªas: la de la reivindicaci¨®n, contra viento y marea, de las virtudes de la familia. Hook se permite otras licencias sonrojantes que hacen fracasar el proyecto.

Nada resume mejor el pobre contenido de Hook que, una vez m¨¢s, una frase de Savater: "Para llegar a Nunca Jam¨¢s no hay que trasladarse, sino transformarse y esto es algo que no resuelven las agencias de viajes", ni tampoco los 80 millones de d¨®lares invertidos en tan penosa y traidora aventura.