Problema de traducci¨®n
Hemos le¨ªdo y escuchado estos d¨ªas muchos comentarios desfavorables en relaci¨®n con la traducci¨®n de la retransmisi¨®n de la ceremonia de entrega de los premios Oscar emitida por una cadena de televisi¨®n.En primer lugar, hay que precisar que no se trat¨® de traducci¨®n, sino de interpretaci¨®n. En segundo lugar, s¨ª, fue muy mala, pero todo ello tiene su explicaci¨®n en el poco respeto que en este pa¨ªs se tiene hacia una actividad que est¨¢ plenamente reconocida profesional y econ¨®micamente en los pa¨ªses de nuestro entorno (por usar una coletilla de la que hoy algunos tanto abusan indebidamente).
En nuestro pa¨ªs, estos reconocimientos no existen, lo que origina la situaci¨®n de impunidad y deterioro en que nos encontramos: interpretaciones nefastas de actos, declaraciones y entrevistas retransmitidos por los medios de comunicaci¨®n, incomprensibles manuales de instrucciones de todo tipo de electrodom¨¦sticos, doblajes y subtitulaci¨®n infames de pel¨ªculas (que, al precio de 600 pesetas la butaca, son un insulto), traducciones vergonzosas de art¨ªculos y reportajes en revistas y peri¨®dicos, manuales inform¨¢ticos surrealistas, etc¨¦tera.
Es una l¨¢stima que s¨®lo cuando se trata de situaciones tan escandalosas como la comentada el p¨²blico se percate de estos hechos: que la traducci¨®n y la interpretaci¨®n son un servicio que prestan profesionales cualificados (como el que prestan m¨¦dicos, abogados, ingenieros, etc¨¦tera); que estos profesionales no est¨¢n reconocidos en este pa¨ªs; que esa falta de reconocimiento alienta el intrusismo profesional y la impunidad en la prestaci¨®n del servicio; que nuestro idioma se deteriora gravemente...
Las causas de esta situaci¨®n son varias; entre ellas, la nula conciencia de la importancia que estos servicios tienen en los ¨¢mbitos, entre otros, educativo, informativo y social; la mezquindad. de editores, productores y otros empresarios que, por ahorrarse un duro (mediante tarifas de hambre o, simplemente, la estafa), ofrecen un servicio nefasto; y el desamparo jur¨ªdico en que se encuentran estos profesionales (no hay una normativa definitiva sobre derechos y deberes, honorarios y prestaciones).
Soluciones se pueden enumerar muchas, pero las b¨¢sicas son ¨¦stas: por parte del p¨²blico, la denuncia sin contemplaciones de las malas traducciones e interpretaciones y el reconocimiento profesional y econ¨®mico de esta actividad; y por parte de los traductores e int¨¦rpretes, el asociacionismo profesional para defender sus derechos y perseguir a los que incumplen sus deberes (incluidos empresarios).-
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