Una muerte sin atributos
Hace exactamente 50 a?os, en Ginebra, Robert Musil pudo interrumpir su trabajo en la novela El hombre sin atributos, debido a algo much¨ªsimo menos importante: morir.Dos d¨ªas despu¨¦s, ocho amigos acompa?aban al escritor austriaco hasta su tumba. Casi ning¨²n peri¨®dico prest¨® atenci¨®n a su muerte. Musil muri¨® como un refugiado pobre y olvidado, sin ning¨²n editor.
En noviembre de ese mismo a?o, su viuda puso un anuncio en un peri¨®dico de Zurich, en el que hac¨ªa un llamamiento al p¨²blico para que se suscribiese a la ¨²ltima parte de la gran novela p¨®stuma de Musil, ya que era la ¨²nica posibilidad de poder publicarla.
Desde entonces, el renombre de Musil se ha hecho cada vez mayor. Hoy se le compara con Proust y Joyce, a quienes se parece por haber dedicado la mayor parte de su vida a una obra. Cuando falleci¨®, a los 61 a?os, la novela estaba lejos de ser acabada: terminada la mitad de una p¨¢gina, en la mitad de una frase, con una coma.
El hombre sin atributos pertenece a las pocas obras literarias de este siglo que merece un sitio junto a Dante y Shakespeare. Al igual que ¨¦stos, Musil ha creado un universo propio, que a veces parece m¨¢s real que la propia realidad; su novela es, dicho de un modo sencillo, uno de los m¨¢s grandes triunfos del esp¨ªritu humano.
La gu¨ªa de Musil, tanto art¨ªstica como humanamente, era la raz¨®n culta. Era un Denker und Dichter, un pensador y poeta.
Eligi¨® la novela como forma para su gran proyecto por tres razones. Cre¨ªa que tenia mayores posibilidades que el ensayo. Sent¨ªa un fuerte deseo de retratarse a si mismo en una escala sobrenatural como el ser humano completo. Y por ¨²ltimo: quer¨ªa escapar al control de los especialistas, que le reprim¨ªan cuando escrib¨ªa literatura no novelesca; no debe olvidarse que era un cient¨ªfico con un profundo respeto por las exigencias de los t¨¦rminos tecnol¨®gicos
No es una casualidad que El hombre sin atributos se sit¨²e enla doble monarqu¨ªa de los Habsburgos, a la que Musil llama kakania, nombre que hace clara alusi¨®n a la abreviatura K. u. K., Kaiserfich und K¨®niglich (imperial y real) y a uno de los verbos del idioma alem¨¢n para defecar. En este gran imperio, que abarcaba muchas naciones y culturas diferentes, se cristaliz¨® al final de siglo una vanguardia cosmopolita, que con gran originalidad y fuerza art¨ªstica analiz¨® la crisis social y de civilizaci¨®n, antecedentes ambos de la I Guerra Mundial; despu¨¦s Europa fue finalmente destruida.
Estertores
La ca¨ªda de la monarqu¨ªa del Danubio y la irrupci¨®n de la Edad Moderna fueron temas tratados por muchos artistas. Pero nadie ha alcanzado la agudeza de Musil al definir el esp¨ªritu ¨ªntimo del imperio enaquellos ¨²ltimos estertores, cuando se encontraba totalmente desprovisto de su poder¨ªo y cuando las ideas, pensamientos y valores dominantes de la ¨¦poca desaparecieron.
Sin embargo, nada m¨¢s lejos de Musil que hacer una descripci¨®n convencional de un mundo en decadencia. "El prop¨®sito de la novela", escribi¨® en un ensayo de finales de los a?os treinta, "no es el de describir c¨®mo es, sino c¨®mo deber¨ªa ser". Su ambici¨®n era contribuir al dominio espiritual del mundo, buscando a trav¨¦s de una novela un camino aceptable entre la realidad dada y las nuevas posibilidades que se abr¨ªan. Por eso enfrenta constantemente el sentido de la realidad de un mundo circundante con el sentido de las posibilidades del protagonista, Ulrich.
Al hombre sin atributos no le faltaban, por supuesto, atributos. M¨¢s bien, es una personana sin compromisos, un hombre de un talento excepcional, sin ning¨²n objetivo ni atadura emocional. Esa divisi¨®n entre su intelecto y sus sentimientos hace de Ulrich un hombre solitario, hermano espirirual de Hamlet.
Babelia
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