Indicios de negligencia de las autoridades mexicanas en la cat¨¢strofe de Guadalajara

Viene de la primera p¨¢ginaSin embargo, la empresa cuestionada emiti¨® un comunicado en el que se deslinda rotundamente de cualquier responsabilidad con relaci¨®n al siniestro. M¨¢s a¨²n, La Central sugiere que podr¨ªan ser las gasolineras pr¨®ximas a la zona afectada las causantes de la tragedia.

La batalla de acusaciones contin¨²a mientras los equipos de rescate desescombran el barrio de Reforma para exhumar los cad¨¢veres que, en alto n¨²mero, se supone que est¨¢n enterrados todav¨ªa bajo las ruinas de centenares de viviendas.

Muchos de los cuerpos aparecen espantosamente mutilados, lo que dificulta la labor de identificaci¨®n, que s¨®lo en algunos casos es facilitada por los que habitaban la casa y se animan a hacer guardia en el lugar mientras se remueven los cascotes para localizar a sus familiares muertos o atrapados.

Todo ello con un agravante, el riesgo de nuevas explosiones que podr¨ªan ocurrir en cualquier momento debido a la acumulaci¨®n del gas en puntos desconocidos de esta zona que parece minada. Ayer fue detectada una importante fuga de gas o evaporaci¨®n de combustible a tres kil¨®metros del barrio que estall¨® el mi¨¦rcoles. Los hospitales apenas han comenzado a recuperarse del colapso que se produjo tras la tragedia, con la afluencia masiva de heridos.

El Gobierno de la Rep¨²blica envi¨® de inmediato a Guadalajara las medicinas indispensables para los primeros auxilios y prometi¨® todo el apoyo necesario para suplir las carencias materiales de los miles de damnificados que acampan a la intemperie despu¨¦s de haberlo perdido todo.

El propio presidente, Carlos Salinas de Gortari, decidi¨® viajar a la capital tapat¨ªa poco despu¨¦s de conocer la dimensi¨®n del suceso y dio un plazo de 72 horas para contar con una investigaci¨®n de la cat¨¢strofe. Durante su recorrido por las ruinas del barrio de Reforma se produjo un incidente que habla del celo de las autoridades locales por mantener las apariencias, aun con todas las evidencias en contra.

En un momento dado, Salinas de Gortari solicit¨® al gobernador del Estado de Jalisco, Guillermo Cos¨ªo Vidaurri, entrevistarse con algunas de las personas afectadas por la cat¨¢strofe. El gobernador, manteniendo el tipo, respondi¨®: "No va a ser posible, se?or presidente, ya no queda ning¨²n vecino aqu¨ª". La ceremonia se impon¨ªa una vez m¨¢s a la realidad. La disculpa del gobernador de Jalisco responde a un estilo de mando que ha causado indignaci¨®n entre los vecinos del barrio de Reforma, quienes se?alan la desidia de las autoridades ante una tragedia que se pod¨ªa haber evitado.

Veinticuatro horas antes de las explosiones, los propios vecinos hab¨ªan denunciado el fuerte olor a, gas que se extend¨ªa por la zona, pero sus demandas no fueron atendidas. Como tampoco lo fue la voz de alarma dada por el diario de Guadalajara Siglo 21 un d¨ªa antes de que el gas reventara el barrio. El peri¨®dico alertaba ya entonces sobre la concentraci¨®n de "solventes de alta peligrosidad" en la red de alcantarillado que surcaba buena parte de la zona afectada.

La tragedia ocurrida en Guadalajara, con un saldo que supera ampliamente los 200 muertos, m¨¢s de 1.000 heridos y numerosos desaparecidos, cuenta con antecedentes en este pa¨ªs. Basta con rese?ar el ocurrido el 19 de noviembre de 1984 cuando una enorme explosi¨®n destruy¨® la terminal de gas de Petr¨®leos Mexicanos (Pemex), localizada en San Juanico, a escasos kil¨®metros de la capital mexicana.