Miles de personas buscan en los cines de la Expo temblores y sensaciones tridimensionales
Una Joven de 14 a?os se convIrt¨ªo ayer en la visitante un mill¨®n de la muestra

Pas¨® el tiempo en que un pianista acompa?aba la pel¨ªcula muda. Ahora, en el pabell¨®n Fujitsu, un lagarto en relieve saca la lengua de frente y los espectadores se echan instintivamente para atr¨¢s. Tambi¨¦n se puede ir en coche de caballos en la sala del pabell¨®n de Espa?a, cuyos asientos giran, se ladean o tiemblan mientras la pantalla semiesf¨¦rica ofrece el viaje en calesa por una calle empedrada. Otros pabellones, como el sorprendente pozo de las im¨¢genes de Francia, han conseguido tambi¨¦n que las grandes colas de la Expo -cuyo visitante un mill¨®n, la joven gaditana de 14 a?os Elvira Rodr¨ªguez, entr¨® ayer- tengan mucho que ver con la capacidad de emoci¨®n y contagio de las nuevas t¨¦cnicas del cine.
Aunque parezca rid¨ªculo, en el pabell¨®n Fujitsu la gente no tiene ning¨²n reparo en sacar el brazo dispuesta a alcanzar el racimo de uvas tridimensional. "Desde abajo, ves al p¨²blico y te mueres de risa", dice uno de los acomodadores, "porque est¨¢ todo el mundo movi¨¦ndose, con las gafas especiales puestas, con la boca abierta..."."Lo m¨¢s real es la gota de agua", dice una joven. "Cae como en un charco y las salpicaduras parece que te vienen justo al centro del ojo". Esta escena hubiese encandilado a los surrealistas Bu?uel y Dal¨ª de La edad de oro, pero en el documental no hay onirismo ni sexualidad que estimulen la libido del p¨²blico; lo m¨¢s sugestivo es el t¨¦rmino "baile de mol¨¢culas".
En el pabell¨®n de Espa?a, el ritmo es paisaj¨ªstico. Los espectadores se acomodan -en unos asientos siderales- y ¨¦l cintur¨®n de seguridad se bloquea. Se trata de que nadie salga arrojado cuando aquello empieza a vibrar. Lanzarote, tierra de fuego, turistas en camello, plano semiesf¨¦rico del camino y los asientos botan y botan a derecha e izquierda. Tarifa, para¨ªso del windsurfing, luz, sol, y el p¨²blico lade¨¢ndose al comp¨¢s de la ola. Un ala delta se lanza al, espacio y la gente se inclina y salta asustada hacia el fondo del precipicio.
"Ser¨ªa ideal Indiana Jones en este sistema", dice una espectadora resumiendo los efectos del butac¨®n. Una se?ora de casi 70 a?os entr¨® a la Expo por primera vez, acompa?ada por su marido, y lo primero que pregunt¨® fue: %Y eso del cine que se mueve d¨®nde es?".
Ambos locales reciben la visita diaria de unas 7.000 personas cada una, y casi 8.000 el sistema Omnimax del pabell¨®n de los Descubrimientos, en la ¨²nica parte del edificio que se libr¨® del fuego. Elvira Rodr¨ªguez, la visitante un mill¨®n, expres¨® su deseo de visitar este pabell¨®n, cuya pantalla semiesf¨¦rica proyecta una cinta de 70 mil¨ªmetros y 15 perforaciones. Se sigue la expedici¨®n de Magallanes o se visitan las cuevas de Altamira. Las im¨¢genes juegan con las sensaciones de equilibrio y perspectiva M espectador, pero el efecto no alcanza el ¨ªndice de sorpresa que logran el relieve y los temblores.
Un trabajador del pabell¨®n Fujitsu alardea de que la pel¨ªcula tridimensional es la m¨¢s cara de la historia por minuto: unos 3.100 millones de pesetas por 19 minutos. El sistema, s¨®lo presentado en las ferias de Osaka (Jap¨®n) y Brisbane (Australia), se proyecta por primera vez en Europa, informa uno de los responsables del pabell¨®n, Eduardo Buzzanca. En su opini¨®n, "el problema de las pel¨ªculas en tres dimensiones no es tanto t¨¦cnico como de rentabilidad, por el coste de la cinta y de las salas, y el hecho de que no hay una red comercial de locales".
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