La orquesta que s¨®lo cambio el nombre
Est¨¢ de nuevo en Madrid la celeb¨¦rrima Orquesta Filarm¨®nica de Leningrado, con su maestro titular Yuri Termikanov, nacido en Zaragej el a?o 1938, que fuera adjunto, primero, y sucesor luego, de Eugenio Maravinski. Ha cambiado el nombre de la entidad, pues Leningrado ha retomado su vieja denominaci¨®n de San Petersburgo, pero permanece intacta una calidad que, especialmente en las secciones de arcos, resulta espectacular. Qued¨® demostrado a lo largo de todo el concierto de anteanoche, dedicado a Chaikovski y subrayado,con fuerza en las dos propinas concedidas y largamente solicitadas: El andante cantabile del cuarteto opus tres n¨²mero 5, de Joseph Haydn, y en la vertilinosa y potent¨ªsima p¨¢gina La muerte de Teobaldo, perteneciente al Ballet Romeo y Julieta de Sergu¨¦i Prok¨®fiev. La programaci¨®n de los cuatro conciertos de los filarm¨®ni
Orquesta Filarm¨®nica de San Petersburgo
Director: Y. Tennikanov. Solista: J. Lill, piano. Obras de Chaikovski. Auditorio Nacional. Madrid, 25 de abril.
cos en el ciclo de Iberm¨²sica tiene sentido, pues se trata de hacer escuchar la serie completa de las sinfon¨ªas de Chaikovski, a las que se a?aden los conciertos para viol¨ªn y para piano, en si bemol menor. El primero tuvo
como solista, el d¨ªa 24, a VIad¨ªmir Spivakov, residente en Espa?a, director de los Virtuosos de Mosc¨² y artista no s¨®lo admirado sino querido por nuestro p¨²blico.
Para protagonizar el segundo se contaba con el cordob¨¦s Rafael Orozco, que al estar indispuesto fue sustituido por el brit¨¢nico John Lill (Londres, 1944). Lill se form¨®, entre otros, con Wilhelm Kempf, aun cuando su estilo marcha por v¨ªas bastante divergentes de las de su maestro. La versi¨®n dada por Lill del primer concierto de Chaikovski fue de primer¨ªsima categor¨ªa, pues el premio de Mosc¨² 1970 posee una t¨¦cnica potente que corre pareja con la perfecci¨®n de su juego, la belleza y versatilidad de las sonorida.des y el rigor de unos conceptos que, sin restar nada al componente l¨ªrico dram¨¢tico de los pentagramas chaikovskianos, tampoco afiaden m¨¢s le?a al fuego. As¨ª, la obra nos lleg¨® fuerte, natural y elegante.
Sin tiempo para ensayos, ha de reconocerse a Temirkanov. y su orquesta una flexibilidad grande en la colaboraci¨®n con el solista, propia de quienes luego har¨ªan aut¨¦nticos primores en la sinfon¨ªa n¨²mero 2 Peque?a Rusia -esto es, Ucrania-, tan caracterizadamente nacional como pueda serlo la m¨²sica del Grupo de los Cinco, aun cuando menos proclive al abuso del material tradicional.
No falta el uso, y en la segunda sinfon¨ªa tenemos un par de ejemplos concretos: los tema, Por el Volga y Jurabel, aunque en esta obra el estilo general parezca acercarse. a Mendelssohr no s¨®lo en las formas, sino tam. bi¨¦n en eVesp¨ªritu. Termikano-, hace Chaikovski desde criterioi bastante parecidos a los de Lill en el piano: sencillez, espontaneidad, viveza en la expresi¨®n y nunca excesiva ret¨®rica. Obtuvo. en uni¨®n del solista y de los filar. m¨¦nicos petersburguenses, ur triunfo resonante que se prolongar¨¢ todav¨ªa los d¨ªas 28 y 29
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