Divisi¨®n en la c¨²pula libia por el 'caso Lockerbie'
La agencia de noticias libia Jana recogi¨® recientemente el ment¨ªs del agregado de prensa de la Embajada de Kuwait en Tr¨ªpoli a una informaci¨®n de la prensa de aquel emirato seg¨²n la cual el coronel Muamnar el Gaddafi estaba dispuesto a abandonar el poder y marcharse de Libia al exilio en Egipto. Aunque la informaci¨®n parec¨ªa sacada m¨¢s bien de un sue?o que de la realidad, el hecho de que la agencia oficial publicase por primera vez, aunque fuera como ment¨ªs, una noticia sobre la posible retirada de Gaddafi indica que algo se mueve entre bastidores y que se est¨¢n produciendo divisiones en la c¨²pula del poder por el caso Lockerbie.
Si se tiene en cuenta que en Libia nada sucede por casualidad, la difusi¨®n de una informaci¨®n de tales caracter¨ªsticas responde a una maniobra perfectamente calculada desde arriba. La retirada del l¨ªder de la revoluci¨®n sigue siendo, probablemente, una hip¨®tesis irreal, pero es tambi¨¦n cierto que ya no s¨®lo se comenta en los despachos de las canciller¨ªas, sino tambi¨¦n, de manera muy discreta, en la calle. La universidad es hoy el centro de discusi¨®n permanente sobre las sanciones de la ONU y la presi¨®n internacional a Libia para que entregue a los dos sospechosos del atentado de Lockerbie.
Los estudiantes est¨¢n divididos sobre la conveniencia de entregar a los dos acusados a la justicia de EE UU o de Escocia, seg¨²n explica un alumno de econom¨ªa de la Universidad Al Fatah de Tr¨ªpoli. Los partidarios de la, entrega est¨¢n con Gaddafi, y los que la rechazan, con Abdelsalam Jallud, n¨²mero dos del r¨¦gimen.
Los primeros esgrimen que.: por culpa del embargo a¨¦reo muchos estudiantes de ling¨¹¨ªstica y educaci¨®n f¨ªsica no podr¨¢n viajar al extranjero para realizar el curso pr¨¢ctico requerido antes de la graduaci¨®n. Por el contrario, los que se oponen a la extradici¨®n de los inculpados esgrimen que no hay que ceder "ante el imperialismo de Am¨¦rica" y que la entrega provocar¨¢ una guerra civil en Libia.
Poco despu¨¦s del asalto a varias embajadas en Tr¨ªpoli, los seguidores de Jallud en la universidad intentaron realizar una nueva manifestaci¨®n contra las embajadas el 7 de abril con motivo del d¨ªa de la Intifada de los estudiantes, que conmemora una revuelta estudiantil durante el r¨¦gimen anterior del rey Idris.
Las disensiones entre Jallud y Gaddafi forman parte del reparto de papeles entre los dos m¨¢ximos l¨ªderes de Libia, que hicieron juntos la revoluci¨®n de 1969, dec¨ªa ayer a EL PA?S un alto funcionario del r¨¦gimen. "Jallud y Gaddafi est¨¢n en el mismo barco ante un enemigo com¨²n. El intento de presentar una divisi¨®n de opiniones en la c¨²pula del poder en Libia s¨®lo tiene como objetivo confundir al adversario".
Hasta el 15 de abril, d¨ªa de la entrada en vigor de las sanciones, el 90% de los libios era favorable a la entrega de los dos acusados, dec¨ªa el funcionario. "EE UU, con su actitud de acorralar a Gaddafi y no dejarle ninguna salida, ha conseguido colocar al pueblo junto a su l¨ªder".
En opini¨®n de diversos diplom¨¢ticos en Tr¨ªpoli, el 13 de abril todo estaba a punto para una soluci¨®n a la crisis, es decir, para la entrega de los dos inculpados. ?Qu¨¦ pas¨® despu¨¦s? Nadie da la respuesta. Dos d¨ªas despu¨¦s, Libia quedaba aislada del mundo por v¨ªa a¨¦rea.
El calvario del embargo
La entrada en vigor del embargo a¨¦reo contra Libia ha supuesto un aut¨¦ntico calvario para los libios que entran y salen del pa¨ªs. Por v¨ªa terrestre, los ciudadanos que recorren los 169 kil¨®metros que separan Tr¨ªpoli del puesto fronterizo de Ras Jedir (T¨²nez) han de pasar por seis controles policiales. Una vez en la frontera ,deben presentar el pasaporte libio -ning¨²n pa¨ªs ¨¢rabe exige el pasaporte a los ciudadanos de otros pa¨ªses miembros de la Liga, si bien este principio siempre tiene excepciones- y han de demostrar que tienen en su poder la cantidad m¨ªnima de 500 d¨®lares en divisas. Ya en territorio tunecino, ocho nuevos controles policiales esperan a los libios hasta Yerba, en cuyo aeropuerto los vuelos charters quedan reservados a los turistas, con lo que deben pagar precios m¨¢s elevados.
Por v¨ªa mar¨ªtima, el trayecto entre Tr¨ªpoli y La Valeta (Malta) puede ser una odisea los d¨ªas de mala mar. El catamar¨¢n de 30 metros de eslora queda a merced de las olas y los libios se apretujan en el interior del barco, herm¨¦ticamente cerrado.
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