El ¡®blitz¡¯ xen¨®fobo de Trump: la implosi¨®n del sistema migratorio en las Am¨¦ricas
Con menos de un mes en la Casa Blanca, el republicano ha modificado los par¨¢metros mismos con los que juzg¨¢bamos el panorama migratorio

Lejos del meg¨¢fono de Trump impera un silencio extra?o. Es, quiz¨¢, el silencio propio de una implosi¨®n, un antes y un despu¨¦s marcado que no admite el matiz de la erosi¨®n. No es hiperb¨®lico se?alar que, en menos de un mes de la segunda administraci¨®n Trump, el sistema migratorio en las Am¨¦ricas como lo conoc¨ªamos, ha quedado atr¨¢s. Hoy tenemos frente a nosotros un animal distinto.
Primero, los n¨²meros. Aun sin ser oficial, la proyecci¨®n de los datos de febrero ¡ªentre 10.000 y 15.000 encuentros irregulares en toda la frontera¡ª son similares a las cifras de un solo d¨ªa de diciembre del 2023, el periodo m¨¢s ¨¢lgido de la crisis migratoria. Es un monto incluso inferior al registrado durante la pandemia de covid-19 y los tiempos del T¨ªtulo 42 que sellaba el acceso al sistema de asilo estadounidense. La ausencia de cruces irregulares en la frontera entre M¨¦xico y Estados Unidos refleja ya un silencio inusual.
Este silencio fronterizo se encuentra tambi¨¦n con cierto mutismo por parte de las autoridades de ambos pa¨ªses con respecto a los t¨¦rminos de su cooperaci¨®n. Ciertamente, la presidenta Sheinbaum ha declarado que M¨¦xico contin¨²a recibiendo ciertos migrantes extranjeros, sin definir bajo qu¨¦ figura jur¨ªdica o exactamente en qu¨¦ condiciones. Aunque opaca, la colaboraci¨®n entre M¨¦xico y Estados Unidos ha logrado reducir efectivamente los flujos migratorios irregulares, removiendo de la ecuaci¨®n bilateral ¡ªpor el momento¡ª lo que durante a?os fue una enorme presi¨®n migratoria. Bajo la espada de Damocles arancelaria, la cooperaci¨®n en materia de seguridad es ahora el centro de gravedad de las disputas diplom¨¢ticas.
Con menos de un mes en la Casa Blanca, Trump ha modificado los par¨¢metros mismos con los que juzg¨¢bamos el panorama migratorio. Durante su primera administraci¨®n, M¨¦xico maniobr¨® con ¨¦xito la imposici¨®n de un Tercer Pa¨ªs Seguro ¡ªun tratado bajo el cual las personas en busca de protecci¨®n internacional estadounidense ser¨ªan referidas al sistema de asilo mexicano. En comparaci¨®n con lo que hoy observamos en la regi¨®n, el env¨ªo de migrantes a M¨¦xico para esperar su proceso de asilo en Estados Unidos es el menor de los problemas.
En cuesti¨®n de semanas, la segunda iteraci¨®n del gobierno de Trump no s¨®lo ha transgredido los l¨ªmites previos, sino que ha desdibujado en d¨®nde se traza la l¨ªnea de lo permisible. Trump ha pr¨¢cticamente cerrado el acceso a su sistema de refugio, poniendo fin a la plataforma CBPOne ¡ªel mejor ejemplo de c¨®mo ordenar los flujos migratorios a lo largo de la frontera. En vez de comenzar su proceso de asilo, como lo marca la ley estadounidense y el derecho internacional, la nueva administraci¨®n ha comenzado a enviar a las personas que buscan protecci¨®n en los Estados Unidos a sitios inhumanos.
Aviones militares parten con migrantes desde El Paso, Texas, a Guant¨¢namo, Cuba. Su destino son las celdas que otrora alojaban personas vinculadas con Al Qaeda. Los criterios de env¨ªo a Guant¨¢namo son arbitrarios. Aunque, en teor¨ªa, la base militar est¨¢ reservada para personas vinculadas con organizaciones criminales, no hay claridad sobre qui¨¦nes son enviados a Cuba y bajo qu¨¦ sentencias. Personal militar, y no funcionarios civiles, custodian a los migrantes, quienes tampoco cuentan con acceso a asesor¨ªa legal. Por el contrario, esperan en un limbo jur¨ªdico, en una base militar conocida internacionalmente por su desd¨¦n a los derechos humanos y dise?ada para procesar terroristas. El gobierno estadounidense ha declarado que busca crear espacios para enviar hasta 30.000 personas.
Al mismo tiempo, las personas migrantes de ?frica, Oriente Medio y Asia ¡ªprincipalmente procedentes de reg¨ªmenes autoritarios como China, Afganist¨¢n o Ir¨¢n¡ª son enviadas a Panam¨¢. De este modo, Estados Unidos ha resuelto el dilema diplom¨¢tico y log¨ªstico que representa la negociaci¨®n y operaci¨®n de vuelos de repatriaci¨®n extracontinentales. Ahora, mujeres huyendo de la opresi¨®n sistem¨¢tica del r¨¦gimen talib¨¢n o de la teocracia iran¨ª, en vez de ser recibidas en Estados Unidos, son enviadas en aviones militares a Panam¨¢. Ah¨ª, son privadas de su libertad, en espera de su eventual deportaci¨®n, de regreso a las autocracias de sus pa¨ªses de origen.
En los ¨²ltimos d¨ªas se han hecho p¨²blicas im¨¢genes de las personas encarceladas detr¨¢s de las ventanas de un hotel paname?o. Escriben sus nombres. Muestran sus pasaportes junto a libros religiosos, prohibidos en casa. Entre el silencio de su incomunicaci¨®n, intentan contar su historia. Explicar el riesgo mortal que representa volver.
Panam¨¢ ha respondido que el alojamiento en hotel es temporal, pues instalan campamentos en la jungla del Dari¨¦n para recibir a los migrantes, en espera de una supuesta repatriaci¨®n. Costa Rica ha aceptado recibir vuelos con nacionales de Asia Central y la India. El Salvador busca proactivamente recibir migrantes de Estados Unidos para encarcelarlos en uno de los sistemas penitenciarios m¨¢s brutales del mundo.
No hay claridad sobre qu¨¦ migrantes enfrentar¨¢n cualquiera de estos procesos. Lo que hay es una implosi¨®n, un antes y un despu¨¦s. Y hay un silencio ensordecedor, o varios, que imperan frente al blitz xen¨®fobo de Trump.
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