Caos en las ciudades alemanas debido a la huelga en los servicios p¨²blicos
La ola m¨¢s grande de inestabilidad laboral en 18 a?os se extendi¨® por todo el territorio alem¨¢n desde primera hora de ayer, con el paro de los servicios p¨²blicos que afect¨® a transportes, correos y recogida de basuras. La huelga afecta a un total de 2,3 millones de trabajadores del sector p¨²blico, que piden un aumento salarial del 9,5% mientras que el Estado no ofrece m¨¢s del 4,8%. La oferta del Gobierno forma parte de la pol¨ªtica de austeridad de Bonn que, a¨²n apoyada desde varios organismos internacionales, ha provocado un fuerte descontento social.
La acci¨®n de ayer amenaza con extenderse al resto del tejido industrial y convertirse en la peor huelga que ha azotado a Alemania desde 1945. Adem¨¢s de los servicios p¨²blicos, los trabajadores del metal (cuatro millones) est¨¢n decididos a iniciar paros esta semana y los del sector de la construcci¨®n (un mill¨®n) amenaza con seguir el mismo camino en mayo si fracasa la negociaci¨®n de su convenio."La lucha laboral continuar¨¢ hasta que la patronal presente una oferta realista", comunic¨® ayer la presidenta del sindicato de Servicio P¨²blico, Transporte y Comunicaciones, Monika WuIf-Mathies. Las negociaciones entre la patronal y los sindicatos se bloquearon la semana pasada cuando el Gobierno alem¨¢n rechaz¨® la ¨²ltima petici¨®n del 5,4% y limit¨® la subida al 4,8%. Los sindicatos entonces regresaron a su reivindicaci¨®n inicial del 9,5%.
La huelga, convocada por una alianza de los sindicatos de los servicios p¨²blicos, paraliz¨® ayer las comunicaciones de numerosas ciudades. En Berl¨ªn, Stuttgart y Hannover se suspendi¨® pr¨¢cticamente toda la circulaci¨®n de los trenes de cercan¨ªas y miles de personas llegaron tarde a su trabajo.
Seg¨²n los diversos portavoces sindicales, unos 35.000 empleados de los transportes de cercan¨ªas iniciaron ayer un paro que, de forma escalonada, se extender¨¢ los pr¨®ximos d¨ªas a otras zonas del pa¨ªs.
Los paros se extendieron a las oficinas de Correos federales y a la Bundesbahn (ferrocarriles federales), y a algunos ministerios. De momento, los ferrocarriles menos afectados han sido los de largo y medio recorrido, aunque afectar¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas a los trenes m¨¢s r¨¢pidos.
"Podernos mantener esta lucha laboral por mucho tiempo" declar¨® el l¨ªder del sindicato del ferrocarril del norte de Alemania. Los sindicatos tienen intenci¨®n de prolongar los paros durante toda la semana, a menos que el Gobierno de Bonn abra la mano.
Seg¨²n algunos economistas, la huelga tendr¨¢ un impacto psicol¨®gico muy negativo en una econom¨ªa que lucha contra la inflaci¨®n m¨¢s alta de los ¨²ltimos diez a?os, unos tipos de inter¨¦s r¨¦cord y un elevado d¨¦ficit p¨²blico. Cinco de las m¨¢s importantes instituciones de estudios econ¨®micos han reducido a la mitad el crecimiento econ¨®mico para este a?o -del 2% al 1%-.
A pesar de todo ello, las posiciones Gobierno-sindicatos segu¨ªan a ¨²ltima hora de ayer absolutamente enfrentadas. El propio canciller Helmut Kohl reiter¨® su compromiso con la pol¨ªtica actual y se neg¨® a modificar la oferta del Gobierno.
La imagen exterior
Los economistas temen que la impresi¨®n en el exterior sea que Alemania ha sido incapaz de hacer frente a los retos econ¨®micos de la unificaci¨®n. En la reuni¨®n de los ministros de Hacienda del Grupo de los Siete (G-7) el pasado fin de semana en Washington, el alem¨¢n Theo Waigel volvi¨® a o¨ªr de boca de sus colegas la necesidad de que Bonn recorte sus tipos de inter¨¦s.
Sin embargo, los responsables de la econom¨ªa germana siguen inamovibles en su posici¨®n de no acceder a las presiones, sobre todo de Estados Unidos, con el fin de evitar que se les escape de las manos la inflaci¨®n, verdadera pesadilla de la Alemania reunificada.
Por otra parte, el marco sinti¨® ligeramente los efectos de la huelga en los mercados financieros internacionales. La moneda alemana se depreci¨® frente a la peseta, el franco franc¨¦s y la libra esterlina.
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