"Quiero ser un dictador en la aplicaci¨®n de la democracia"
El silencio que reina en el sal¨®n de Frambuesas de] Belweder, el palacete en el que reside y trabaja el presidente polaco, Lech Walesa, y donde recibe a EL PA?S en v¨ªsperas de su viaje a Espa?a, s¨®lo es interrumpido por los gritos de los pavos reales que deambulan por el parque cercano. Esta atm¨®sfera buc¨®lica nada tiene que ver con la realidad con la que s¨¦ enfrenta el antiguo l¨ªder del sindicato Solidaridad. La Polonia de Walesa es un pa¨ªs sumido en el caos pol¨ªtico, "en el que el Parlamento est¨¢ fragmentado, el Gobierno es d¨¦bil y el presidente pega bandazos", aquejado por la recesi¨®n y las cada vez m¨¢s frecuentes protestas populares. Walesa inicia hoy una visita oficial a Espa?a
El presidente de Polonia, Lech Walesa, de 48 a?os, considera apremiante instaurar un nuevo orden constitucional, parecido al presidencialismo franc¨¦s, que garantice una mayor "eficacia del sistema", palabra que quiz¨¢ es la m¨¢s frecuente en su discurso. Asegura que no quiere "violar la democracia", pero s¨ª desear¨ªa separar el Parlamento de la pol¨ªtica diaria. Critica duramente al Gobierno de Jan Olszewski, con el que se encuentra enfrentado por el control de las Fuerzas Armadas. Carente de base pol¨ªtica despu¨¦s de haber roto con todos sus aliados, afirma que no desea recurrir a las masas.Pregunta. ?ltimamente no ha cesado de repetir que Ias cosas no pueden continuar as¨ª en Polonia". ?Por qu¨¦ est¨¢ descontento y c¨®mo quiere cambiar la situaci¨®n?
Respuesta. En Polonia hay democracia y grandes avances en Varsovia y otras grandes ciudades. En provincias no hay democracia. All¨ª las cosas van peor en todos los sentidos. Hay que remediarlo. ?C¨®mo hacerlo? Pues, mejorando la eficacia del Gobierno y del Parlamento. Hay que crear un sistema que permita al Parlamento hacer buenas leyes y que lo libere de las tareas cotidianas.
P. Pero esta liberaci¨®n del Parlamento muchos la consideran como un intento de instaurar una dictadura. Hasta fue acusado de preparar un golpe.
R. Es un error que se comete sobre todo en Occidente. Mi papel tiene un doble car¨¢cter. Por un lado soy una persona que desea la democracia y, quiz¨¢, el mayor dem¨®crata de todos, pero por el otro lado tengo que aplicar rigurosamente la democracia. Yo s¨®lo hablo de la dictadura en la ejecuci¨®n de la democracia. Para demostrarlo le dir¨¦ que no permitir¨¦ la disoluci¨®n del Parlamento aunque los diputados lo deseen. Lo impedir¨¦ f¨ªsicamente. Me tumbar¨¦ en la puerta y no les dejar¨¦ salir. En cambio, har¨¦ todo lo posible para que sea m¨¢s eficiente.
P. ?C¨®mo piensa hacerlo? ?Suspendiendo las sesiones plenarias, como dijo en alguna ocasi¨®n?
R. Quiz¨¢ no habr¨ªa que ir tan lejos. Quiz¨¢ bastar¨ªa con que el Parlamento se reuniera con menos frecuencia y los 460 diputados trabajaran en comisiones. El Parlamento puede abrir la v¨ªa r¨¢pida para legislar e, incluso, para promulgar decretos; la soluci¨®n podr¨ªa ser tambi¨¦n la concentraci¨®n de las labores en la presidencia (mesa) del Congreso o la creaci¨®n del Consejo del Estado. Estas soluciones permitir¨ªan emitir decretos que luego aprobar¨ªa el Parlamento, pudiendo modificarlos.
Soluci¨®n a la francesa
P. Pero esta propuesta ya la rechaz¨® el Parlamento en diciembre.
R. La retir¨¦ yo mismo porque el momento de formaci¨®n del Gobierno no era el m¨¢s apropiado para estudiarla. Propongo la soluci¨®n francesa, en la que el Parlamento puede presentar una moci¨®n de censura al gabinete, primer ministro o cualquier ministro, pero al mismo tiempo el Parlamento no los designa porque yo he de poder cambiarlos de un d¨ªa para otro si fallan.
P. Hace dos meses dijo que el Parlamento est¨¢ fragmentado, el Gobierno es d¨¦bil y el presidente pega bandazos". ?No cree que en este vac¨ªo de poder tendr¨¢ que ser un dictador aunque no lo quiera?
R. Yo quiero ser un dictador en la aplicaci¨®n de la democracia.
P. ?Por qu¨¦ propone justamente el sistema franc¨¦s.
R. Porque nos resulta el m¨¢s cercano dadas las soluciones que ofrece en cuanto al Gobierno y la posibili lad de cesar a ministros. Esto es indispensable en los tiempos dif¨ªciles. Pero hay diferencias. All¨ª el presidente tiene una base pol¨ªtica que es su partido. Recordar¨¢ que aqu¨ª todos insist¨ªan en que el presidente estuviera por encima de los partidos y ahora ¨¹icen que no tiene sentido hablar con ¨¦l porque no tiene base. Cabe entonces la pregunta de si seguir por'encirna de los partidos o crear uno que ser¨ªa el mayor de todos.
P. ?Se apoyar¨ªa entonces en los obreros de las industrias en crisis y en los campesinos, o sea, en los sectores m¨¢s conservadores?
R. No tengo que recurrir forzosamente a las masas. No lo quiero hacer, pero si las cosas no marchan bien entonces tendr¨¦ que hacerlo, me basar¨¦ en un partido millonario y arrasar¨¦ todo cuanto se encuentre en mi camino. Pero que conste que no lo quiero hacer.
P. Pero las masas est¨¢n tambi¨¦n en contra de usted.
. R. No, est¨¢n contra la ineficacia. Mire usted, tengo por delante cuatro a?os de mandato, o en el peor de los casos, si reclaman mi relevo, un a?o. Ser¨¢ suficiente que muestre cuanto haya hecho y arrasar¨¦ a cualquiera que se presente en el,campo de batalla. Estoy convencido de que nadie podr¨¢ conmigo si quiero ser presidente.
P. En Polonia reina el caos pol¨ªtico. ?No se siente culpable de ello por haber roto la unidad de Solidaridad?
R. No. Si no hubiese roto Solidaridad, ahora reclamar¨ªa soluciones imposibles de cumplir, como, por ejemplo, en el caso de la retirada de las tropas sovi¨¦ticas. Y cualquiera sabe que habr¨ªa sucedido si sus 10 millones de afiliados me hubieran ayudado a retirarlas; yo no lo s¨¦...
P. Critica mucho a Occidente por no invertir en el Este.
R. Yo no critico. S¨®lo digo que es dif¨ªcil compaginar dos filosof¨ªas distintas. Occidente razona as¨ª: tengo una f¨¢brica y tengo la producci¨®n, entonces la vendo en Polonia y no me importa el ma?ana. Y yo, mientras, propongo: abre una segunda f¨¢brica en el Este. As¨ª podr¨¢s ganar hoy y ma?ana. De lo contrario hoy me quitas el dinero, me quedar¨¦ sin trabajo y ma?ana no te comprar¨¦ nada.
P. ?C¨®mo eval¨²a la situaci¨®n en Europa central?
R. Todos los pa¨ªses quieren huir hacia Occidente. Yo, en cambio, plante¨¦ sostener la cooperaci¨®n para ganar tiempo para reorganizarse.
P. ?Se refiere a su idea de una CE bis?
R. S¨ª, entre otras. El objetivo ser¨ªa el de impedir que contin¨²e la degradaci¨®n y establecer los v¨ªnculos donde sea posible entre los pa¨ªses del antiguo Comecon, pero sin que se reconstruya el antiguo sistema de dependencia pol¨ªtica. Por ello quiero vincularlo a la CE. Nadie aqu¨ª quiere caer en la dependencia de Rusia.
P. ?Le tiene miedo?
R. No, m¨¢s miedo tienen las rep¨²blicas de la desaparecida URSS y tienen raz¨®n. Yo tambi¨¦n le tengo miedo, pero son lastres del pasado.
P. ?Y teme al poder¨ªo alem¨¢n?
R. S¨ª y no. Porque si se tiene presente que este poder¨ªo se basa en el aperturismo y la democracia, entonces no es ninguna amenaza. Los alemanes son muy civilizados y no tienen por qu¨¦ ser peligrosos.
P. ?Es cierto que llam¨® s¨¢trapa a Bor¨ªs Yeltsin?
R. ?Pero qui¨¦n le habr¨¢ dicho eso!
P. Lo escriben sus ex colaboradores...
R. No es cierto. Le respeto.
Una bofetalla para el presidente
Adem¨¢s de los eternos problemas econ¨®micos y la debilidad del nuevo sistema democr¨¢tico aquejado por la terrible fragmentaci¨®n de la Dieta polaca (Parlamento, en el que hay 29 partidos) Polonia sufre los efectos de la lucha que en las ¨²ltimas semanas se ha librado entre el presidente Walesa y el primer ministro, Jan Olszewski.El desencadenante de esta nueva conflagraci¨®n pol¨ªtica fueron las declaraciones del ministro de Defensa, Jan Parys, quien acus¨® a los m¨¢s pr¨®ximos colaboradores de Walesa de conspirar contra la democracia ofreciendo favores a los generales ex comunistas a cambio del apoyo pol¨ªtico del Ej¨¦rcito.
Walesa exigi¨® la dimisi¨®n del ministro. Olszewski opt¨® por enviarle de vacaciones, para luego pedirle que se reincoporase a su cargo sin esperar el fallo de la comisi¨®n parlamentaria que in vestiga el caso. Pero tras las nuevas amenazas de Walesa, el pasado jueves, el primer ministro volvi¨® a cambiar de decisi¨®n y su ministro descanse de nuevo en casa. Walesa no duda en calificar de "bofetada al presidente y la democracia" y de "menosprecio al Parlamento" el retorno de Parys a sus funciones que hab¨ªa decidido Olszewski.
Durante la entrevista, Walesa se pone algo nervioso cuando habla del caso Parys. Seg¨²n ¨¦l, Ios conflictos no auguran nada bueno". El presidente polaco acusa al ministro de "anarquizar la pol¨ªtica exterior", en la que el titular de Defensa intervendr¨ªa sin consultar con el presidente. "En un Estado civilizado y democr¨¢tico esto no puede ocurrir", afirma Walesa. "Lo que est¨¢ sucediendo es una situaci¨®n de doble poder y de lucha por las competencias".
Walesa sospecha que el Gobierno ya sabe que tendr¨¢ que dimitir y desea "huir hacia adelante y en la gloria de quienes lucharon por descomunizar el Ej¨¦rcito". "No puedo permitir que esto sea as¨ª", afirma el presidente.
Cuando se le pregunta si pedir¨¢ a la Dieta la dimisi¨®n de Olszewski contesta que tal eventualidad la toma "en consideraci¨®n". Esta afirmaci¨®n, algo vaga, contrasta con el hecho de que Walesa haya presentado ya dos candidaturas al cargo de primer ministro.
En la entrevista confirma que son las del ex primer ministro Tadeusz Mazowiecki y el actual ministro de Hacienda, el hombre fuerte de la econom¨ªa polaca, Andrzej Olechowski. Cuando se le pregunta a Walesa cu¨¢l de los dos es su aut¨¦ntico candidato, contesta que la dimisi¨®n de Olszewski y los eventuales nombramientos dependen del Parlamento. "No quiero ofender ni violar la democracia", afirma Lech Walesa.
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