El Estudiantes se coloca al borde del precipicio

El Estudiantes hizo todo lo necesario para colocarse al borde del precipicio. Es posible que guste de situaciones excitantes y que a sus jugadores les procure m¨¢s placer jugar el pr¨®ximo viernes sin red. O el domingo, si son. capaces de provocar el desempate. M¨¢s que un mal partido, el Estudiantes tuvo una actuaci¨®n est¨²pida. Trat¨® al Joventut con ligereza y el equipo de Badalona recobr¨® de pleno sus aspiraciones al t¨ªtulo sin necesitar de un esfuerzo excesivo. No encontrar¨¢ Lolo Sainz palabras para agradecerle semejante servicio a sus rivales. El Joventut estaba en el hoyo. Ahora ha recobrado las ganas de ser campe¨®n.El Estudiantes abon¨® el terreno para la derrota desde el principio. Descart¨® administarle al Joventut un tratamiento de choque, dado que viajaba a Madrid cariacontecido por lo sucedido en Badalona,. donde obtuvo una victoria todav¨ªa no se sabe c¨®mo. Estaban Villacampa y sus colegas con el ¨¢nimo deca¨ªdo, m¨¢s muertos que vivos, cuando sus rivales les recibieron con un partido c¨®modo e irregular. Seg¨²n transcurrieron los minutos, el Joventut fue adquiriendo conciencia de que recuperar el rumbo de la semifinal no le iba a resultar tarea imposible. Y as¨ª fue al final, hecho que festejaron como la ocasi¨®n se merec¨ªa.
A¨²n no se sabe por qu¨¦ raz¨®n el Estudiantes decidi¨® no ser ¨¦l. Quiso ponerse, un traje de domingo y jugar, sin quitarse la corbata. Primero, se coloc¨® en zona, defensa que no exige generalmente un esfuerzo f¨ªsico demasiado intenso. Y, luego, decidi¨® darle al partido un ritmo de entrenamiento. Fue tan pertinaz en el error que, cuando quiso rectificar, se encontr¨® con que el Joventut estaba entero, mucho m¨¢s confiado que al comienzo, y con ventaja en el
marcador.
La primera parte result¨® especialmente discreta. El Joventut andaba deprimido y el Estudiantes dejaba pasar el tiempo. Ese per¨ªodo termin¨® en tablas (30-32) y se limit¨® a. una confrontaci¨®n de canasta1entre Winslow y Smith. Lo cierto es que mientras los restantes jugadores del Joventut le iban tomando gusto al partido, los del Estudiantes deambulaban en pleno despiste. Lo que mientras para unos ese per¨ªodo fue un b¨¢lsamo reparador, para los otros result¨® un despilfarro.
En la reanudaci¨®n, para sorpresa general, no vari¨® el panorama. Si acaso pudo observarse un cambio de protagonistas en medio de un concurso de triples en el, que el. menor de los Jofresa era contestado casi simult¨¢neamente por el aguerrido Aisa. Ambos se repartieron seis triples en muy poco tiempo. De paso, Winslow pasaba a ence falograma plano (ning¨²n tanto en la reanudaci¨®n) y Thompson atrapaba un rebote por aqu¨ª y otro por all¨¢ sin necesidad de maldecir su cojera.
Fue entonces cuando el acceso febril de Aisa pareci¨® transformar al Estudiantes y devolverle a sus or¨ªgenes (51-44). Aisa ense?aba los dientes y sus compa?eros recuperaban su identidad. Pero fue un espejismo: miraba el espectador a la disposici¨®n defensiva de sus huestes y reconoc¨ªa con horror c¨®mo permanec¨ªa inc¨®lume la zonita, esa ordenaci¨®n disciplinada y un punto cobarde de sus jugadores. Quer¨ªa ganar el Es tudiantes con un partido aseadito, estaba escrito en el pro grama.
Naturalmente, no fue as¨ª. No existe entre ambos la diferencia suficiente como para que uno le gane al otro como si tal cosa y en plena batalla por una Liga que parecen haber abandonado los dos grandes del f¨²tbol. Fue as¨ª como el Joventut recuper¨¦ su quinteto titular, regres¨® a un marcador favorable y se encontr¨® en la vecindad del, minuto final sin tener que preocuparse de cuestiones tales como el exceso de personales o la inmediatez de un fracaso doloroso; la palidez de sus rostros hab¨ªa mudado a un tono rosado. Cuando el Estudiantes decidi¨® quitarse la chaqueta era tarde. Abandon¨® la zonita, es cierto; pero para entonces el Joventut era el Joventut.
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