"El decreto se desbarata al segundo asalto en una negociaci¨®n"
Pregunta. El d¨¦ficit del Inem supone un importante problema de gasto p¨²blico, ?no considera necesario que se hayan adoptado medidas para resolverlo?Respuesta. Habr¨ªa sido preferible, primero, explorar y agotar las posibilidades de acuerdo para no generar un rifirrafe en dos escenarios, con los sindicatos y con el Parlamento. Yo creo que el Gobierno no. ha querido buscar medidas menos traum¨¢ticas, que atacasen mejor las causas reales del d¨¦ficit. Si el propio se?or Solchaga admite que el problema est¨¢ originado porque los empresarios cogen trabajadores y los sueltan m¨¢s r¨¢pidamente y en mayor cantidad que antes, no parece ni congruente ni justo, desde el punto de vista pol¨ªtico y social, meter el hachazo a quienes son las v¨ªctimas de ese aumento del gasto. Tampoco han querido negociar sobre la base del informe de los expertos, que ya aconsejaba cortar el abuso que hay en la utilizaci¨®n de la contrataci¨®n temporal, que no hubiera tenido resultados inmediatos, sino a medio plazo, pero m¨¢s s¨®lidos, para racionalizar el gasto del Inem.
P. El Gobierno dice que los sindicatos perdieron la oportunidad cuando se intent¨® negociar en 1991 el plan de competitividad.
R. No es cierto. El plan de competitividad fue una oportunidad abortada antes de empezar realmente la negociaci¨®n. El se?or Solchaga, es decir, quien dirige una negociaci¨®n, lo que no puede hacer desde el primer momento es abundar m¨¢s en las divergencias que en buscar aproximaciones. De la reforma del Inem, lo que se nos plante¨® all¨ª fue dar carta de naturaleza a las empresas de contrataci¨®n temporal. No se nos propuso convertir el Inem en un aut¨¦ntico servicio p¨²blico de empleo. Un negociador que est¨¢ entre empresarios y sindicatos no se cuid¨® ni un pelo en aparecer desde el primer d¨ªa m¨¢s sensible y receptivo a todo lo que ped¨ªan los empresarios e intransigente con todo lo que ven¨ªa de los sindicatos.
P. Adem¨¢s de recortar el subsidio del desempleo, ?qu¨¦ le parecen las otras alternativas para evitar la desviaci¨®n del gasto, como aumentar la aportaci¨®n del Estado con m¨¢s impuestos, aumentar las cotizaciones sociales, recortar otros gastos o endeudarse m¨¢s?
R. El abanico de posibilidades podr¨ªa ser m¨¢s amplio. ?Por qu¨¦ tenemos que considerar intocable un error fiscal como fue la reforma de 1991, si el Estado ha dejado de ingresar m¨¢s de 500.000 millones de pesetas? Se sigue sin poner orden en la persecuci¨®n del fraude y en conseguir que aqu¨ª tribute todo el mundo. El Estado se desentiende de las necesidades de protecci¨®n social que se originan por un mercado de trabajo caracterizado por dos factores que han provocado el d¨¦ficit del Inem: uno, que, en lugar de los 239.000 empleos, previstos, 1991 se ha saldado con una destrucci¨®n neta de empleo, y el otro, un abuso. disparatado, como ven¨ªamos denunciando los sindicatos, de la flexibilidad laboral.
P. ?No prev¨¦ ning¨²n efecto positivo del aumento de seis meses a un a?o en los contratos de fomento de empleo?
R. No; es un aut¨¦ntico enga?o, que no puede achacarse al desconocimiento del Gobierno ni a un error de c¨¢lculo. Manteni¨¦ndose las otras modalidades de contrataci¨®n y en un momento de aminoraci¨®n de la creaci¨®n de empleo, lo previsible es que abunden. much¨ªsimo m¨¢s los contratos inferiores a un a?o.
P. Un estudio del PSOE concluye que en los ¨²ltimos a?os se han destinado m¨¢s recursos al desempleo y que hay m¨¢s parados con prestaci¨®n. Da la sensaci¨®n que cada parte s¨®lo descubre una cara de la moneda, el Gobierno ve el conjunto y ustedes lo individual.
R. Precisamente para no incurrir en esa tentaci¨®n f¨¢cil que termina distorsionando el debate es por lo que el Gobierno no debe desgajar, a la hora de compararnos con otros pa¨ªses, el sistema del desempleo del sistema de protecci¨®n social, y ah¨ª estamos siete puntos por debajo de la med¨ªa comunitaria. Nuestro pa¨ªs, de entrada, tiene una tasa de paro que duplica la media comunitaria, y tiene que gastar m¨¢s en ello. Pero, por otra parte, si hay algo dif¨ªcil de comparar con otros pa¨ªses es precisamente el sistema de protecci¨®n social. Nosotros estamos dispuestos a negociar, como uno de los indicadores de convergencia y cohesi¨®n ineludibles, el sistema de protecci¨®n social, que comprende el desempleo, la protecci¨®n a la familia, la vivienda.... y en donde estamos considerablemente por debajo.
P. Cuando dicen que est¨¢n dispuestos a negociar, ?quieren decir que est¨¢n abiertos a discutir tambi¨¦n el recorte de la cuant¨ªa y la duraci¨®n del subsidio de desempleo?
R. Podemos negociar medidas que racionalicen los gastos del Inem, que mejoren su funcionamiento y que, por tanto, terminen aminorando el d¨¦ficit. No creo que sea aceptable entrar en la l¨®gica inexorable del recorte en las prestaciones. ?Por qu¨¦ han de considerar inamovibles pol¨ªticas contractuales y de enfriamiento econ¨®mico que han demostrado su fracaso y han de considerarse modificables las prestaciones sociales? Eso tiene una l¨®gica infernal, que arruina cualquier negociaci¨®n. Si resulta que la ¨²nica cuesti¨®n que se puede negociar es cu¨¢nto se recorta a los parados, pero no se puede negociar en cu¨¢nto se recortan las 16 modalidades de contrataci¨®n, pues ser¨¢ muy dif¨ªcil negociar as¨ª.
P. ?Estar¨ªan dispuestos a discutir medidas para corregir el fraude y la picaresca?
R. Claro que s¨ª, y hay algunas medidas que no cuestan dinero, que dependen s¨®lo de una m¨ªnima voluntad pol¨ªtica del Gobierno, como que se ponga mayor rigor en vigilar las declaraciones a Hacienda de los empresarios y sus cotizaciones a la Seguridad Social. En las propias encuestas de la Administraci¨®n se comprueba que los empresarios est¨¢n defraudando por partida triple: a la Seguridad Social, con trabajadores que est¨¢n en el paro y que emplean en talleres clandestinos; a Hacienda, porque hay plusval¨ªas que no afloran nunca, y a las leyes laborales. Despu¨¦s, ?medidas que corrijan la picaresca de los trabajadores? Pues claro que estamos dispuestos a contemplarlas. Pero habr¨¢ que poner varas de medir justas, porque no se puede ser absolutamente tolerante y ratificar en sus cargos a quienes cometen abusos y fraudes en el ejercicio de cargos p¨²blicos, y con fraudes millonarios, y despu¨¦s ser absolutamente rigurosos porque un padre de familia con 40.000 pesetas de subsidio haga una chapuza a domicilio. Nosotros no vamos a ser encubridores de ning¨²n fraude.
P. ?Qu¨¦ le parecen las medidas del decreto que fomentan el empleo indefinido?
R. No tengo mucha confianza en que la subvenci¨®n al contrato indefinido vaya a aminorar la temporalidad, porque, aunque sean menores, se mantienen subvenciones para contratos eventuales, y porque estamos en una situaci¨®n que tiende a la destrucci¨®n de empleo.
P. La convocatoria de media jornada de huelga general da la sensaci¨®n de inseguridad.
R. No; la convocatoria de media jornada es un s¨ªntoma de confianza en que el movimiento sindical de este pa¨ªs, por primera vez, se ve en condiciones de arriesgarse a una f¨®rmula de movilizaci¨®n nueva, que requiere una consolidaci¨®n organizativa similar a la de otros sindicatos europeos. Segundo, es una expresi¨®n de responsabilidad; no hemos querido agotar todos los cartuchos, y queremos dar una oportunidad a la negociaci¨®n antes de ir a una movilizaci¨®n de mayor envergadura a principios de oto?o.
P. ?No se han precipitado en la convocatoria?
R. Desde la entrada en vigor del decreto, las centralitas del sindicato est¨¢n colapsadas por trabajadores afectados, que tienen encima de sus cabezas expedientes de crisis o el cierre de sus empresas. Haber esperado m¨¢s a dar una respuesta nos hubiera desacreditado como sindicato ante esos trabajadores que reclaman una defensa efectiva.
P. ?Qu¨¦ esperan conseguir con la huelga?
R. Hacemos la huelga sobre todo para ganar en este debate con el Gobierno, para lograr una negociaci¨®n sin esa presi¨®n previa que supone tener encima de la mesa el decreto. Yo espero que el Gobierno finalmente atienda al malestar social el 28 de mayo y que nos ahorre a los trabajadores y a todo el pa¨ªs un periodo m¨¢s largo de conflictividad y de tensi¨®n; que se avenga cuanto antes a reflexionar y a negociar.
P. ?De qu¨¦ depende que convoquen una huelga general para el oto?o?
R. Sencillamente de que, tras la huelga del 28 de mayo, el Gobierno se avenga a negociar.
P. Solchaga ya ha advertido que los ciudadanos no entender¨ªan que los sindicatos condicionen su pol¨ªtica econ¨®mica.
R. Seg¨²n las encuestas, los ciudadanos al que menos entienden y estiman es al se?or Solchaga. Deber¨ªa tener m¨¢s prudencia para arrogarse la capacidad de interpretar a los ciudadanos.
P. ?La oferta de negociaci¨®n del PSOE tiene alguna posibilidad de prosperar?
R. Cada d¨ªa que pasa parece que tiene menos posibilidades, porque la abortan desde el propio Gobierno. S¨¦ viene a confirmar de nuevo que el PSOE, su ejecutiva y los clanes de Chamart¨ªn o de Las Navas ceden ante Solchaga, cuando les enmienda la plana en sus ¨ªmpetus iniciales y dice que de ninguna de las maneras habr¨¢ una negociaci¨®n que afecte a cuestiones sustanciales del decreto. Lo que para m¨ª es m¨¢s grave es que quienes se achantan ante la arrogancia del se?or Solchaga est¨¢n admitiendo que la gobernaci¨®n del pa¨ªs est¨¢ cada vez m¨¢s en sus manos.
P. Dice que los dirigentes del PSOE se han achantado, pero quiz¨¢ ahora hay m¨¢s cr¨ªticas internas que antes del 14-D.
R. En lo que valen como expresiones individuales, valoro que haya m¨¢s voces cr¨ªticas. Pero la situaci¨®n es m¨¢s grave que en el 14-D, y se necesitar¨ªa un gesto, una actitud medible, m¨¢s firme por parte de la militancia socialista, para enmendarlo la plana a quien hoy tiene la sart¨¦n por el mango dentro del Gobierno.
P. ?No cree que este enfrentamiento no se hubiera producido con una oposici¨®n pol¨ªtica m¨¢s fuerte?
R. Claro que s¨ª, eso es de caj¨®n. Dejando meridianamente clara mi condici¨®n de sindicalista, como persona de izquierdas, creo que otro gallo nos cantar¨ªa si en este pa¨ªs hubiera una alternativa de izquierdas mucho m¨¢s clara y fuerte.
P. ?Qu¨¦ explicaci¨®n le encuentra a que el Gobierno haya decidido aplicar la reforma del subsidio con un decreto fulminante?
R. Son conscientes de que los argumentos del Gobierno, en una mesa de negociaci¨®n, se ha br¨ªan desbaratado al segundo asalto con los datos en la mano y con el objetivo ineludible, tambi¨¦n para los sindicatos, de racionalizar y aminorar el d¨¦ficit del INEM. Por ello han preferido tirar, por el camino de la sor presa y la provocaci¨®n. Por otro lado, el Gobierno parece tener verdadera debilidad por demostrar su sentido de la autoridad con los m¨¢s d¨¦biles y es d¨®cil con los, m¨¢s fuertes al haber favorecido el enriquecimiento s¨²bito.
P. Si el Gobierno admite la retirada del, decreto, al minuto siguiente tiene que dimitir su autor, el se?or Solchaga.
R. Si retiran el decreto nos parecer¨ªa una sabia rectificaci¨®n y el Gobierno se apuntar¨ªa un tanto ante la sociedad espa?ola. Retirar el decreto ser¨ªa restituir un clima de sosiego, y esto siempre acredita a un Gobierno, m¨¢xime cuando tiene que pedirle, al pa¨ªs esfuerzos para afrontar un reto hist¨®rico como la convergencia conmnitaria. Ser¨ªa un asunto menor si tiene o no que. dimitir alg¨²n ministro. Otra cosa es que ese ministro quiera quedar por encima del Gobierno; entonces la dignidad personal le llevar¨ªa a presentar. la dimisi¨®n.
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