La v¨ªctima de la fiesta
Boh¨®rquez / Manili, Soro, Mart¨ªnCinco toros de Ferm¨ªn Boh¨®rquez (uno fue rechazado en reconocimiento), bien presentados, flojos, 4? inv¨¢lido, 6? manso y fuerte; manejables en general, 5? de El Sierro, con trap¨ªo, flojo, noble.
Manifi: estocada corta contraria (algunos pitos); pinchazo y estocada (silencio).
El Soro: pinchazo y estocada trasera ladeada (silencio); media trasera ladeada (silencio). Pepe Luis Mart¨ªn: pinchazo, otro hondo trasero ca¨ªdo -aviso con retraso- y cuatro descabellos (silencio); dos pinchazos, rueda de peones, dos pinchazos m¨¢s, estocada y dos descabellos (silencio).
Plaza de Las Ventas, 10 de mayo. Segunda corrida de feria. Lleno de "no hay billetes".
Ignacio Zuloaga retrat¨® un caballo de picar que daba pena y titul¨® el cuadro La v¨ªctima de la fiesta. Lo era. En tiempos hist¨®ricos los caballos de picar estaban fam¨¦licos y en tiempos no tan hist¨®ricos ni tan lejanos, lo mismo. En los pasillos de la plaza de Las Ventas han montado una peque?a exposici¨®n de fotos, todas de gran inter¨¦s taurino, y una de ellas reproduce caballos de picar de la posguerra, que son como raspas ambulantes. Bueno, pues en esos animalitos se sub¨ªan los picadores, y los defend¨ªan con la vara de detener, y picaban, y los toros pasaban al ¨²ltimo tercio suficientemente ahormados para que los matadores pudieran hacerles las faenas de muleta.
?Qu¨¦ significa esa teor¨ªa, fabulada por los picadores de hoy, seg¨²n la cual con caballos que no sean de tiro, y pesen cerca de la tonelada, y vayan forrados de guata, no se puede picar? Entonces ?a qu¨¦ se dedicaban los picadores aquellos de tiempos hist¨®ricos y no tan hist¨®ricos? ?Hac¨ªan calceta? ?En vez de picar tiraban flechas con arco al estilo comanche? ?Eran los m¨¢s tontos de la cuadrilla?
Con la entrada en la fiesta del percher¨®n y el individuo que se encarama encima, el caballo ya no es la v¨ªctima de la fiesta. La v¨ªctima de la fiesta es el toro, que si por una de esas casualidades de la vida llega entero al primer tercio, all¨ª lo despanzurran sin piedad. Corrida a corrida, y a salvo honros¨ªsimas excepciones -el s¨¢bado Luis Miguel Liro, ayer Pepillo de M¨¢laga-, lo que hacen los picadores es despanzurrar toros. Los despanzurran a la medida. Si est¨¢n inv¨¢lidos, unos picotacitos valen; si son fuertes, los meten ca?a por el espinazo tap¨¢ndoles la salida, y no paran hasta verlos convertidos en albondiguilla.
Tapar la salida es la estratagema que han hecho posible, de consuno, percher¨®n y peto: a la arrancada del toro el picador le clava la puya donde caiga y mientras lo tiene enredado en el peto, se apalanca en la vara, hace girar al caballo alrededor del toro, lo deja encerrado entre la muralla y las tablas, y all¨ª ya todo es coser y cantar, sacar ymeter, de forma que consuma su pericia carnicera destrozando lomos y solomillos.
Pepillo de M¨¢laga fue el ¨²nico picador, ayer, que tir¨® la vara con estilo de varilarguero bueno que es como decir con torer¨ªa. El resto de las unidades acorazadas procedi¨® seg¨²n costumbre, en vergonzante confusi¨®n de lo que es picar un toro con hacerlo picadillo. Y eso que los toros apenas ten¨ªan fuerza.
Los toros sacaron castita, mas fuerza ninguna y no merec¨ªan semejante trato. Tampoco merec¨ªan el trato que les dieron los diestros. Los toros, hierro Boh¨®rquez (uno, de El Sierro) eran unos incomprendidos. Los toreros los tomaron por pregonaos y no se fiaban de ellos ni un pelo. Manili le dio al primero no se sabe cu¨¢ntos pases con la derecha, con la izquierda dos docenas sin parar y aunque la embestida se produc¨ªa fija en el enga?o, no redonde¨® ninguno. Lo mismo Pepe Luis Mart¨ªn, en permanente alternancia la derecha y la izquierda hasta ponerse pesad¨ªsimo, sin quedarse quieto nunca. Y El Soro, ofreciendo una versi¨®n montaraz del arte de torear.
El Soro hab¨ªa prendido antes banderillas y lo hizo a juego. Dos pares corriendo mientras giraba a estilo Nureyev (que me perdonen Dios y Nureyev), levantaron clamores. Uno lo clav¨® en el costillar, pero eso no tiene la menor importancia, al parecer. En la fiesta actual vale todo: valen las banderillas puestas all¨¢ atr¨¢s, vale despanzurrar toros, valen los toros que no resisten ni un par de picotazos (as¨ª fue el tercero), o est¨¢n tan inv¨¢lidos que no se les puede ni torear (as¨ª el cuarto), y valen los presidentes que mantienen semejantes ruinas en el ruedo pues se creen que la plaza es su cortijo y hacen lo que les viene en gana.
El toro, en efecto, es v¨ªctima de la fiesta; mas no la ¨²nica. La segunda v¨ªctima es el p¨²blico. Que, por cierto, ya est¨¢ harto de presidentes arbitrarios, taurinos desvergonzados y picadores matarifes, y el d¨ªa menos pensado tomar¨¢ cumplida venganza.
No pasar¨¢n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.