?Viva la banda!
J¨²bilo en Las Ventas con los pasodobles del maestro Castuera
Don Lorenzo, o el maestro Gallego Castuera, un d¨ªa va a poner la plaza boca abajo. Ser¨¢n primero unos momentos de silencio, como los que preceden a las grandes faenas, luego sonar¨¢ un ?ooool¨¦!, y el p¨²blico, en pie, le obligar¨¢ a descubrirse y saludar. Ya tiene media plaza conquistada; ahora le falta la otra mitad.
Los m¨²sicos tocando pasodobles durante los tiempos muertos de la corrida ha dejado de ser un tr¨¢mite en Las Ventas. Porque todos los espectadores que rodean el palco 29 esperan con aut¨¦ntico inter¨¦s la pieza que va a interpretar la banda en cuanto el toro doble. Hay una prueba irrefutable: las localidades cercanas a ella empiezan a cotizarse alto. Para el maestro Gallego Castuera, la explicaci¨®n a que algo tan visto en las plazas de toros, como una banda, concite el inter¨¦s de la afici¨®n, es sencilla: "Aplico a los pasodobles un ritmo caracter¨ªstico, muy torero, que tiene empaque, ardor, br¨ªo, salero, y eso el p¨²blico lo nota y se emociona. Y tambi¨¦n, fundamental, cambiar de repertorio".
Tiene partituras de unos 200 pasodobles. "Es que la temporada es larga y al p¨²blico no se le puede tocar lo mismo durante ocho meses", dice. Pero hay piezas que tiene que repetir. Porque atiende las peticiones del p¨²blico y porque tiene que responder al gusto de la gente. Y lo que ha notado es que los pasodobles flamencos pegan fuerte ahora.
Don Lorenzo tambi¨¦n ha introducido una caracter¨ªstica en la banda y es la de que siempre toca algo relacionado con la corrida. Ayer, piezas como La Calesera o Agua, azucarillos y aguardiente recordaban que era San Isidro.
Hay plazas como Sevilla, Valencia o Bilbao que siempre abren la corrida con el mismo pasodoble. No as¨ª Madrid, pero por ninguna raz¨®n especial, asegura el maestro, que tampoco tendr¨ªa inconveniente en convertir un pasodoble en sin¨®nimo de Las Ventas. Y dice que Gallito le pod¨ªa ir bien a Las Ventas.
Pero la aut¨¦ntica singularidad de la plaza es que jam¨¢s suena la m¨²sica durante la faena. Y don Lorenzo comenta: "No tendr¨ªa inconveniente en tocar, pero romper un silencio de 52 a?os tendr¨ªa que partir de la presidencia, de la empresa o de la Comunidad". Cuenta que en Madrid antes s¨ª se tocaba, pero que la rivalidad entre Joselito y Belmonte fue tan grande que hasta sus pasodobles creaban problemas. As¨ª que se decidi¨® no tocar m¨¢s.
Lo que apunta es que si esa costumbre variara habr¨ªa que dotar de altavoces a la plaza: "Es tan grande que la m¨²sica no puede llegar a todas las localidades. Con un silencio absoluto, s¨ª, pero no con el murmullo de 25.000 personas".
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