La tristeza de la princesa Carolina centra la atenci¨®n del d¨ªa de M¨®naco en la Expo
Rainiero dijo estar "sorprendido" por la magnitud de la muestra
La princesa Carolina de M¨®naco atrajo ayer toda la atenci¨®n de la Expo 92 durante el d¨ªa nacional de su pa¨ªs en Sevilla, a donde acudi¨® en compa?¨ªa de su padre, el pr¨ªncipe soberano Rainiero III, y de su hermano Alberto, heredero del Principado. Carolina pase¨® por la isla de La Cartuja seria -con un gesto que parec¨ªa de tristeza y que s¨®lo interrump¨ªa de vez en cuando con una sonrisa distra¨ªda- y distante, y demostr¨® que aun vestida de azul marino, escondida detr¨¢s de unas gafas negras, sin un adorno y delgad¨ªsima ... sigue siendo una princesa de pel¨ªcula.
Decenas de fot¨®grafos de la prensa del coraz¨®n, llegados en su mayor¨ªa de Marbella y Madrid, dispararon sus c¨¢maras sobre la princesa Carolina durante todo el d¨ªa, y muchos de ellos, a la vez que lo hac¨ªan, le dec¨ªan piropos y le rogaban que se quitara las gafas negras. Cuando lo hizo -s¨®lo dos o tres veces en toda la jornada- dej¨® al descubierto un rostro sin maquillar, marcado por las ojeras. La visita a Sevilla es, adem¨¢s, es una de las primeras salidas que realiza Carolina fuera de M¨®naco desde el fallecimiento de su esposo, Stefano Casiraghi, a finales de 1990. Carolina, seg¨²n fuentes de la oficina del comisario de la Expo, se mostr¨® muy interesada por las experiencias bioclim¨¢ticas del recinto de La Cartuja y por la recuperaci¨®n, en nuevos espect¨¢culos, de mitos cl¨¢sicos como Don Juan y Don Quijote.
Ausencia de Estefan¨ªa
La comitiva, que realiz¨® todos sus desplazamientos en minib¨²s por expreso deseo de las autoridades monegascas -que se opusieron a cualquier trayecto a pie-, fue recibida en el Camino Real de la isla de La Cartuja por el ministro de Relaciones con las Cortes, Virgilio Zapatero. El pr¨ªncipe Rainiero y sus dos hijos mayores -los responsables del pabell¨®n de M¨®naco eludieron en todo momento explicar la ausencia de Estefan¨ªa, la hija menor de Rainiero- se dirigieron despu¨¦s al Pabell¨®n Real, donde firmaron en el libro de honor de la Expo 92 y fueron obsequiados con un juego de caf¨¦ de cer¨¢mica de La Cartuja. Zapatero asegur¨® que el pr¨ªncipe Rainiero dijo estar "gratamente sorprendido por la magnitud de la Exposici¨®n y por la participaci¨®n de m¨¢s de cien pa¨ªses y de la gran cantidad de visitantes al recinto".
Sobre la presencia de M¨®naco en Sevilla, el comisario de la Expo 92, Emilio Cassinello, record¨® en un discurso pronunciado en el Palenque que la extensi¨®n de M¨®naco es "menor que la isla de La Cartuja", y a?adi¨®: "Aunque en la Expo 92, la fantas¨ªa impera sobre la cartograf¨ªa, y por eso el pabell¨®n de M¨®naco est¨¢ entre el de Cuba y el de Sri Lanka; es tan grande como el de Turqu¨ªa y mayor que el de la India".
Rainiero y sus hijos presenciaron en el Palenque la actuaci¨®n de la banda de m¨²sica de Los Carabineros del Pr¨ªncipe, que interpret¨® piezas cl¨¢sicas y modernas. Fueron estos m¨²sicos, tocados de espectaculares cascos con plumas rojas, blancas y azules, los que amenizaron la entrada de la comitiva en el pabell¨®n de M¨®naco.
El edificio, de 1.200 metros cuadrados, alberga en su interior un gran acuario al que se puede acceder desde un t¨²nel de 13 metros de longitud y 2,5 de altura recubierto por paredes de metacrilato que ofrecen al visitante la sensaci¨®n de estar sumergido en el mar. All¨ª se puede observar una r¨¦plica de un acantilado submarino, el pecio de un barco, la reproducci¨®n de un arrecife artificial y numerosos peces tra¨ªdos de las costas de M¨®naco.
Pero la verdadera atracci¨®n fue Carolina: aclamada en el Palenque por cientos de mujeres que le gritaron ??guapa, guapa!!, apenas alter¨® el gesto serio en todo el d¨ªa. Una sevillana, que aguant¨® bajo el sol m¨¢s de una hora para verla, dec¨ªa: "F¨ªjate, da pena verla, tan delgada, con tan mal color, y sin marido; es la Pantoja de M¨®naco".
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