Cadena perpetua para el ¨²ltimo criminal nazi
Josef Schwammberger, un fr¨¢gil anciano de 80 a?os, casi sordo y algo senil, antiguo oficial de las Schutzstaeffel (SS, las tropas de ¨¦lite hitlerianas), fue condenado ayer a cadena perpetua por un tribunal de Stuttgart por el asesinato de siete jud¨ªos y su complicidad en otros 32 casos cuando dirig¨ªa los campos de concentraci¨®n de Rozwadow y Przemysl, en Polonia, durante la II Guerra Mundial. El juicio del que podr¨ªa ser el ¨²ltimo nazi acusado de cr¨ªmenes contra la humanidad ha durado 11 meses, y, pese a que s¨®lo se han podido probar un pu?ado de casos, ha puesto de nuevo en evidencia las dimensiones dantescas del holocausto.
Schwammberger, que escap¨® a Argentina tras pasar dos a?os y medio en la c¨¢rcel despu¨¦s de la guerra, fue localizado por un cazador de recompensas al que el Gobierno alem¨¢n pag¨® medio mill¨®n de marcos (32 millones de pesetas) y fue entregado hace casi dos a?os. Pese a que se declar¨® inocente de todos los cargos y casi no habl¨® durante todo el juicio, impecablemente vestido con un traje oscuro y una corbata roja, finalmente dijo al tribunal que lamentaba "todo lo que pas¨® en aquellos tiempos tan crueles". La lista de cr¨ªmenes compilada por la acusaci¨®n y los escalofriantes detalles con que iba aderezada contrastaba directamente con la actitud casi ausente del anciano durante el juicio. Su estancia en Przemysl, seg¨²n uno de los testigos, convirti¨® el lugar "pura y simplemente en el infierno". Entre otras cosas, Schwammberger era famoso por utilizar a su perro Prinz como asesino, lanz¨¢ndolo contra los prisioneros, a quienes ¨¦l remataba luego. Otro testigo asegur¨® haber visto c¨®mo en una ocasi¨®n aplast¨® la cabeza de un ni?o con sus botas.
Cargos probados
Entre los cargos probados est¨¢ haber matado a tiros a dos jud¨ªos que se negaban a trabajar el d¨ªa de la fiesta del Yom Kipur y ordenar el fusilamiento de ni?os en presencia de sus madres. Entre otros testimonios, Samuel Nussbaum, que vive actualmente en EE UU asegur¨® que Schwammberger dirigi¨® a un grupo de SS que fusilaron a cerca de un millar de jud¨ªos en un solo d¨ªa y quema ron sus cuerpos. "Mientras ard¨ªa la pira, algunos, que no estaban muertos, intentaban escapar de las llamas, pero los volv¨ªan a meter a patadas". Pero lo cierto es que el tiempo transcurrido desde los hechos ha puesto muy dif¨ªcil la labor de los jueces. "El tiempo es enemigo de la verdad", dijo Dieter Koenig, el abogado de oficio nombrado por el tribunal, que entre otras defensas famosas llev¨® la de la terrorista Ulrike Meinhoff. Seg¨²n Koenig, los m¨¢s de 50 testimonios escuchados durante el juicio eran contradictorios y "el tiempo pasado permite dudar de su veracidad". Muchos testigos recordaban con nitidez lo que sucedi¨®, pero muy pocos Pod¨ªan identificar a Schwammberger como su verdugo.
La historia de este hombre, sin embargo, ofrece pocas dudas sobre cu¨¢les fueron sus creencias y cu¨¢l su papel durante la barbarie. nazi. Nacido en 1912 en Brixen, en el Tirol del sur, sufri¨® de peque?o una encefalitis epid¨¦rmica y perdi¨® un litro de sangre por la nariz. Algunos sospechan que pudo haber sufrido da?o cerebral, lo que explicar¨ªa su sadismo. En 1933 se afili¨® al partido nazi. Poco despu¨¦s se traslad¨® a Alemania, donde ya estaba Hitler en el poder, e hizo una carrera ascendente en las SS. Durante la guerra, su fidelidad y experiencia le llev¨® a dirigir campos de concentraci¨®n.
Tras la derrota, es detenido en 1945 cerca de Innsbruck por las tropas francesas. Pasa m¨¢s de dos a?os en la c¨¢rcel, pero escapa a Suram¨¦rica y consigue la ciudadan¨ªa argentina. Es all¨ª donde, por indicaci¨®n del centro Simon Wiesenthal, es descubierto, arrestado y deportado. Con el caso Schwammberger parece cerrarse una p¨¢gina siniestra de la historia. El ¨²nico nazi de importancia que sigue con vida y en libertad es el ayudante de Adolf Eichinann Alois Brunner, que goza de la protecci¨®n del Gobierno sirio.
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