El Madrid salva los muebles en El Sadar
Un gol de Butrague?o, a falta de cuatro minutos, devolvi¨® el aliento al Real Madrid que hab¨ªa arriesgado toda una temporada a un partido mediocre como el que ayer disput¨® en El Sadar. En ning¨²n momento dio muestras el conjunto de Beenhakker de pretender sancionar.la Liga en Pamplona. El gol de I?igo Larrainzar para Osasuna despert¨® a los jugadores madridistas que s¨®lo entonces arriesgaron todo lo necesario, en el terreno de juego y desde el banquillo, para no dejar en manos de Barcelona y Atl¨¦tico de Madrid el desenlace del campeonato.El partido fue tenso pero mediano. Nadie tuvo el control del mismo Y se jug¨® a base de esp¨ªritu y f?rtaleza. Pero ni el Real Madrid ratific¨® su condici¨®n de l¨ªder ni Osasuna evidenci¨® los apuros y las miserias que padece esta temporada.
Como ocurre en estos casos pudo ganar cualquiera de los dos pero a la postre nadie lo consigui¨® porque nadie apost¨® en exceso por conseguirlo. Osasuna dispuso de sus mejores ocasiones en la primera mitad y sin embargo obtuvo su gol en la segunda y en una falta. El Real Madrid casi no tuvo ocasiones en el primer periodo y sin embargo en los minutos finales del partido incluso pudo obtener la victoria. Pero a juzgar por los m¨¦ritos contra¨ªdos por ambos equipos el empate les hizo justicia.
Desde que el brasile?o Rocha sentara sus reales en el campeonato espa?ol nadie le hab¨ªa robado la silla. Aguil¨¢, un joven legionario del f¨²tbol espa?ol le desequilibr¨® hasta hacerle caer del pedestal arrastrando a toda la l¨ªnea defensiva a terrenos de nadie. Por tales pasillos discurri¨® Osasuna con enorme comodidad especialmente en la primera parte. El conjunto rojillo es un compendio de voluntades y sacrificio que encuentra en la velocidad de Urban y la habilidad de Aguil¨¢ un toque de distinci¨®n a tal derroche energ¨¦tico.
El Real Madrid vive sin vivir en s¨ª. Y en El Sadar exhibi¨® una cierta confusi¨®n mental. Se siente ganador pero no lo hace notar. Juega a ratos, disfruta del bal¨®n a rachas y se mueve a impulsos emocionales. Cuando Hagi 0 Michel se ajustan el zapato, Llorente y Butrague?o evidencian una cierta sonrisa futbol¨ªstica. Pero el rumano fue bajando ayer progresivamente la cabeza hasta concluir en su habitual ensimismamiento y el segundo sucumbi¨® al ardor guerrero de Bustingorri que le midi¨® el tobillo con su puntera a la media hora de partido.
El encuentro ten¨ªa el rictus delempate metido en el entrecejo. Osasuna por sus urgencias; el Madrid por su relajamiento. Ambos equipos adolec¨ªan en la primera mitad de un ostentoso conservadurismo.
Ello no impidi¨® que Osasuna profundizase con alguna intensidad en la primera parte disponiendo de tres ocasiones de gol, especialmente una del polaco Urban tras una portentosa combinaci¨®n con Aguil¨¢, que repeli¨® Buyo con acierto.
El Madi-id se conform¨® con pelotear en el c¨ªrculo central con tanto prec¨ªosismo como falta de intenciones., Su primera aproximaci¨®n a la, porter¨ªa de Roberto se dilat¨® hasta el minuto 38 cuando Butrague?o pifi¨® un buen servicio de Llorente despu¨¦s de muchos minutos de absentismo.
El partido discurr¨ªa con escaso criterio por parte de ambos equipos porque nadie asum¨ªa el control del. mismo ni impon¨ªa otro ritmo que el m¨¢s liviano de acuerdo a su conformismo.
Sin embargo, Osasuna ten¨ªa a su favor el tembleque de los defensores madridistas. En uno deellos Urban le sac¨® una falta a Sanchis que propici¨® un hermoso zapatazo de I?igo Larrainzar que se col¨® en la porter¨ªa de Buyo.
El gol calent¨® la olla y lanz¨® el f¨²tbol madridista unos metros m¨¢s arriba. Los hombres de Beenhakker controlaron el bal¨®n y asumieron los riesgos necesarios para buscar el empate. La entrada de Alfonso favoreci¨® un cierto descontrol en la zaga rojilla. El retraso de sus centrocampistas otorg¨® el bal¨®n y tres cuartas partes del terreno al Madrid.
Sin embargo, el Real Madrid parece afiliado a la teor¨ªa del suspense. Cuando parec¨ªa condenado a perder el partido y con ello algunas de sus aspiraciones en este campeonato, un disparo seco de Hagi no pudo ser retenido por Roberto y su rechace lo aprovech¨® Butrague?o.
El Madrid salv¨® los muebles cuando nadie daba un duro por su ajuar. Osasuna hab¨ªa sucumbido al efecto psicol¨®gico de su propio gol: obtenerlo y recular fue todo uno. Demasiada ventaja para un l¨ªder aunque ayer renquease de forma ostensible.
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