El deporte como est¨ªmulo de las artes
Anticip¨¢ndose en m¨¢s de dos meses a la inauguraci¨®n de los Juegos, esta espl¨¦ndida exposici¨®n de La Caixa permite al p¨²blico barcelon¨¦s descubrir la g¨¦nesis y desarrollo del olimpismo en la antigua Grecia, as¨ª como aproximarse a los aspectos religiosos y culturales que rodeaban y defin¨ªan su esencia. Un rasgo fundamental de aquellas efem¨¦rides deportivas fue el est¨ªmulo que representaron para las artes, lo que se hace patente en esta cuidadosa selecci¨®n de m¨¢s de 250 obras procedentes de 47 museos de Europa y Am¨¦rica. Atendiendo a unas intenciones no s¨®lo art¨ªsticas, sino tambi¨¦n did¨¢cticas, la muestra se divide en cinco espacios, que incluyen maquetas de las instalaciones en las que se desarrollaban las competiciones de los Juegos.
El deporte en la Grecia antigua
Centro Cultural de La Caixa. Barcelona. Del 12 mayo al 9 agosto.
De entre las muchas obras que captan el inter¨¦s del espectador destacan en el primer ¨¢mbito, el de los juegos infantiles, unas peonzas, un sonajero de terracota en forma de cerdo y unas mu?ecas articuladas, algunas finalmente modeladas que, adem¨¢s de su funci¨®n l¨²dica, ten¨ªan tambi¨¦n otra religiosa. De las piezas de escultura en m¨¢rmol sobresale una cabeza de Hermes, procedente del Museo del Ermitage, que es una de las m¨¢s fieles y mejores copias del Hermes Pop¨ªleo de Alkamenes (alrededor de 470-460 antes de Cristo). Su poderoso rostro, de sensuales labios, aparece enmarcado por un cabello y barba cuidadosa y sim¨¦tricamente elaborados.
Efebo descansando, personaje que se ha intentado identificar con Iakhinthos, uno de los adolescentes favoritos de Apolo, presenta un cuerpo ligeramente en forma de S, tratado con un modelado de suaves transiciones. De la estatua m¨¢s admirada y m¨¢s copiada de un atleta jam¨¢s realizada, el Disc¨®bolo, hay dos interesantes obras.
Una de ellas es una buena r¨¦plica romana del original en bronce de Policleto, y otra, de la famosa estatua de Mir¨®n. Tambi¨¦n hay una pieza, al parecer ¨²nica en su g¨¦nero y que llama la atenci¨®n por su extraordinario realismo. Se trata de la cabeza de un luchador de pancracio -deporte en el que se combinaba la lucha y el boxeo-, donde todas las t¨¦cnicas estaban permitidas.
Bronces
Con toda probabilidad es ¨¦sta una copia de un original del periodo helen¨ªstico por el evidente parentesco que mantiene con obras como el Laoconte. En cuanto a los bronces, se exhibe una cabeza de Zeus (¨¦ste y Apolo eran algunos de los dioses a quienes se ofrec¨ªan los Juegos) de gran serenidad y belleza, con un pelo largo y abundoso, a la manera de los conocidos retratos de Alejandro Magno. La figura titulada Gimnasta o entrenador une a su expresivo rostro una gran soltura en la b¨²squeda del movimiento, y un Hermes sedente, que pertenece al periodo helen¨ªstico, en actitud relajada, aparece como efebo divino, objeto de emulaci¨®n en el deporte.
La cer¨¢mica ¨¢tica, mayormente de figuras rojas, con escenas historiadas, proporciona una amplia informaci¨®n sobre las distintas disciplinas deportivas de aquella sociedad agonal: carreras de caballos, pugilato, luchas, lanzamiento de jabalina, de disco, tiro al arco, etc¨¦tera, poniendo de relieve la popularidad del deporte que goz¨® de gran protagonismo desde el siglo VIII antes de Cristo hasta las postrimer¨ªas del siglo IV antes de Cristo.
Varias ¨¢nforas con escenas de cu¨¢drigas reflejan el esfuerzo del jinete en su lucha por ganar la carrera, y la imagen elegante y ¨²nica de un disc¨®bolo en la fase final de un lanzamiento de disco. En un kiathos etrusco de figuras negras luchan dos musculosos deportistas con perizona o taparrabos, mientras son observados por un entrenador o ¨¢rbitro que lleva una vara en la mano.
Tambi¨¦n merece la pena detenerse con atenci¨®n en tres kylix, cuyos tondos, con sensible y segura l¨ªnea, recogen la imagen de unos efebos, jovenc¨ªsimos atletas salidos del pincel de On¨¦simo, famoso pintor de cer¨¢micas. El tercero, de otro celebrado artista, de nombre Brygos, prol¨ªfico pintor a quien se le atribuyen m¨¢s de 200 vasos, muestra a un hombre barbudo acariciando a un gracioso efebo. En ¨¦ste, como en otros vasos, aparecen claras referencias a la homosexualidad en la palestra, con indicaciones en griego que rezan: Ho pais (el muchacho) y kalos (bello).
La exposici¨®n El deporte en la Grecia antigua no ha querido olvidarse del papel de la mujer en aquel ¨¢mbito tan destacado de la sociedad griega, y aunque casi inexistente por su escaso protagonismo, su comisaria, Doris Vanhove, ha tenido, sin embargo, inter¨¦s en presentar algunas peque?as piezas, entre las que hay que destacar, sobre todo, la espont¨¢nea viveza de un peque?o bronce que representa a una joven corriendo y la delicada belleza de una terracota de dos muchachas jugando al efedrismos.
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