Propuestas para una diplomacia mediterr¨¢nea
El sentido com¨²n y la psicolog¨ªa elemental para resolver situaciones de crisis no parecen abundar ¨²ltimamente en el espacio mediterr¨¢neo. El tratamiento dado al conflicto con Libla as¨ª lo demuestra y confirma una vez m¨¢s el inter¨¦s de algunos paises en no facilitar salidas aceptables a situaciones conflictivas, convirtiendo en intratable lo que podr¨ªa ser resoluble o, al menos, conducible.La f¨¢brica de enemigos funciona a pleno rendimiento, sin que las instancias que podr¨ªan desarrollar un discurso alternativo y conciliador se pongan de acuerdo en c¨®mo actuar. Desde a Europa meridional hablamos de seguridad mediterr¨¢nea, de di¨¢logo y de cooperaci¨®n euro¨¢rabe, pero permitimos que nos secuestren a un socio ribere?o, Libia, que, justamente por ser de una naturaleza muy particular y conflictiva, deber¨ªa ser el centro de mayores intentos de aproximaci¨®n, y no de marginaci¨®n.
En cualquier grupo, y el Mediterr¨¢neo occidental hay que entenderlo como un grupo de pa¨ªses con numerosos intereses comunes, no hay nada peor que prescindir de entrada de quien aparentemente se adapta menos las reglas del juego. Parece m¨¢s rudente y sabio integrarlo en el c¨ªrculo de cooperaci¨®n que las dos orillas han de formular e institucionalizar en los pr¨®ximos a?os, en especial desde la Conferencia de Seguridad y Cooperaci¨®n en el Mediterr¨¢neo (CSCM), ni que sea empezando en la parte occidental del mismo. Desterrar a Libia al lote oriental, esto es, situarla en el conflictivo Oriente Pr¨®ximo, es una pol¨ªtica que hipoteca cualquier avance en la seguridad del Mediterr¨¢neo occidental y condena a Libia a la radicalidad.
El Mare N¨®strum necesita menos marginalidades y m¨¢s compromisos, menos palabras bonitas o marcos abstractos y m¨¢s decisiones pol¨ªticas. Las propuestas que se?alamos a continuaci¨®n son algunas de esas cosas concretas que, siendo necesarias, est¨¢n a¨²n por empezar, y constituyen una invitaci¨®n para miembros de la diplomacia y de los parlamentos que deseen actuar en cualquiera de las dos riberas:
- El desarrollo econ¨®mico del Magreb necesita importantes ayudas financieras. Una forma creativa de ayuda es la de vincular el desarrollo con el desarme. Podr¨ªa crearse un fondo de coperaci¨®n magreb¨ª en el que tano las aportaciones de los pa¨ªses el Norte como las recepciones esde el Sur estar¨ªan condicionadas al nivel de gastos militares de cada pa¨ªs. En la ribera norte, quien m¨¢s gaste en rearme habr¨¢ de pagar m¨¢s en ayuda; en la ribera sur, quien dedique menos recursos a actividades militares recibir¨ªa m¨¢s ayuda econ¨®mica.
- Las dos riberas compartimos graves problemas ecol¨®gicos, tanto regionales como globales. Existe una ampl¨ªsima agenda de posibles l¨ªneas de actuaci¨®n conjunta en el campo de a cooperaci¨®n ecol¨®gica, tanto para la protecci¨®n del medio ambiente como para la correcta utiizaci¨®n de los recursos disponibles.
- Ya que existe una consideable insuficiencia alimentaria en el Magreb, la mejor ayuda que puede prestarse es la de transferir a informaci¨®n, la tecnolog¨ªa y el apital que permita asegurar un desarrollo agr¨ªcola en la regi¨®n, compatible con el equilibrio ecol¨®gico.
Un mar nuclear
- El Mediterr¨¢neo contin¨²a siendo uno de los mares m¨¢s nuclearizados del planeta. A lo largo de esta d¨¦cada han de desarrollarse medidas graduales que ermitan declarar a este mar como zona desnuclearizada.
- El Tratado de Limitaci¨®n de Armas Convencionales (CFE) podr¨ªa servir de base ara trasladar al Magreb el esp¨ªritu CFE, con objeto de reducir el n¨²mero de las armas m¨¢s fensivas, provocativas o desesabilizadoras de la zona y acorar posteriores reducciones en as dos orillas.
- Las armas navales no pueen quedar al margen de este esfuerzo. Es preciso, por tanto, integrar el material naval en las conversaciones CFE II, congelar cualquier proyecto que suponga un aumento de los potenciales actuales y limitar el n¨²mero de buques de car¨¢cter ofensivo.
- La industria de armamento tiene que estar supeditada al planteamiento global de la seguridad, excluyendo cualquier posibilidad de funcionamiento aut¨®nomo. Para conseguirlo, la producci¨®n militar ha de ser p¨²blica y transparente, ha de estar ontrolada pol¨ªticamente y ha de ser de materiales defensivos.
- Convendr¨ªa analizar las posibilidades de reconvertir una parte importante de la industria militar, orient¨¢ndola hacia la producci¨®n de bienes civiles ¨²tiles y necesarios para el desarrollo del Magreb, para satisfacer nuestras propias necesidades sociales, y para desarrollar las tecnolog¨ªas de verificaci¨®n del desarme.
- Si la confianza se adquiere con la transparencia, todas las operaciones de comercio de armamentos tendr¨ªan que ser p¨²blicas y estar sujetas a control parlamentario. Tambi¨¦n se podr¨ªan comprar armas de otros pa¨ªses para destruirlas, prohibir la exportaci¨®n de armas ofensivas y acabar con la celebraci¨®n de ferias y exposiciones sobre armamentos, con objeto de desincentivar su exportaci¨®n.
- La creaci¨®n de fuerzas de intervenci¨®n r¨¢pida en el espacio mediterr¨¢neo, con una clara proyecci¨®n hacia el Sur, es un elemento provocativo y desestabilizador. Ser¨ªa m¨¢s provechoso transformar estas unidades en fuerzas no ofensivas para actividades de interposici¨®n, mantenimiento de la paz o ayuda ante desastres naturales.
El Documento de Viena de 1990 constituye un excelente punto de referencia para desarrollar medidas de confianza en el Mediterr¨¢neo, como intercambios de informaci¨®n, prevenci¨®n de conflictos, contactos, notiflicaci¨®n de actividades militares, limitaci¨®n de maniobras y despliegues con armas ofensivas, verificaci¨®n, etc¨¦tera.
- Las pol¨ªticas de seguridad han de desarrollar sistemas de prevenci¨®n y alerta que permitan actuar a tiempo en situaciones de crisis, tanto militares, como ecol¨®gicas o econ¨®micas. Una amplia red que enlazara el Centro de Prevenci¨®n de Conflictos de la CSCE con organismos internacionales, ONG's y centros de todo tipo en ambas orillas, ayudar¨ªa a disponer de una correcta informaci¨®n y a conocer propuestas y sugerencias.
- Para potenciar la dimensi¨®n cultural de la seguridad deber¨ªan ponerse en marcha amplios y atractivos programas de comunicaci¨®n, capaces de transmitir una aut¨¦ntica pedagog¨ªa de la cooperaci¨®n, la tolerancia y el respeto a la diversidad. Estos programas deber¨ªan ir complementados de una mayor difusi¨®n de la producci¨®n audiovisual producida en el Magreb, con objeto de romper el desconocimiento que Europa tiene de la cultura magreb¨ª.
La lista de propuestas, por supuesto, es mucho m¨¢s amplia. Cualquiera de ellas, sin embargo, podr¨ªa conducirnos a un futuro menos incierto y conflictivo en el Mediterr¨¢neo, aunque a costa de cerrar la f¨¢brica de enemigos, aprender a resolver los conflictos y dinamizar la imaginaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.