Hoy
Hoy es un d¨ªa extra?o, un d¨ªa medio d¨ªa, uno de esos d¨ªas en los que todos los m¨²sculos descansan, menos el coraz¨®n, que hace horas extras. Se dice que la huelga es hoy, cuando en realidad la huelga se ha ido desgranando a lo largo de un mes de palabras enormes, excesivas, como las de los sindicatos inventando euforias o las del Gobierno echando cuentas de los miles de millones que ahora mismo se est¨¢n perdiendo. Las cifras que no caben en el ojo emocionan poco porque no se entienden. Y entre los 50.000 millones de p¨¦rdidas que profetiza el Ejecutivo y las 10.000 o 12.000 que recortan del subsidio, bastantes ciudadanos se agarran a estas ¨²ltimas. Y si les dicen que esas pesetas se pueden defender con una huelga, pues ah¨ª van. Porque entre el bolsillo del hombre com¨²n y los proyectos de los Gobiernos todav¨ªa hay demasiada distancia, mental y de la otra. Esta media huelga de hoy ya no es una querm¨¦s como la del 88. Los sindicatos propusieron en su d¨ªa la media huelga, se supone que para negociar, pero ¨¦l Gobierno no se inmuta. A este Gobierno apenas nadie le presiona con ¨¦xito. Todo lo dem¨¢s son voces del primo Nicol¨¢s y de su amigo. Al final nos encontramos hoy con una huelga top less, que muestra pero no culmina, y existe la sensaci¨®n de que hay tanta diferencia entre media huelga y la huelga general como entre hacer el amor y jugar a pap¨¢s y a mam¨¢s. Muchos se han acercado a esta huelga como aquellos agn¨®sticos que a la hora de la verdad se abrazan al crucifijo. Muchos intuyen el aventurerismo de los sindicatos, pero no est¨¢n para dejarlos porque siguen siendo los sindicatos, tal vez lo ¨²nico que quede para hacerse o¨ªr. Por lo dem¨¢s, hoy es un d¨ªa como cualquier otro, una fecha para ejercer la protesta, para participar desde la discrepancia, para sentirse en una sociedad que prefiere ser m¨¢s vigilante que vigilada.
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