Sirenas en la acera
Merluzas siderales, sirenas cl¨®nicas, ara?as trepadoras, duendes colorados escalando ventanas. Madrid tuvo un d¨ªa de verdadera agitaci¨®n cultural con el proyecto que sac¨® el baile contempor¨¢neo a la calle. El ¨¦xito sorprendi¨® a core¨®grafos y organizadores, pues m¨¢s de 2.500 espectadores en total era un resultado m¨¢s que alentador, incluso mejor que el chivato de algunas taquillas dentro del propio festival madrile?o. A los artistas no se les pod¨ªa confundir con transe¨²ntes, pero el caso es que tampoco dejaban de serlo. En todos los actos, la respuesta fue de curiosidad, primero, y atenci¨®n, despu¨¦s. Los espacios escogidos fueron muy bien integrados, llegando a productos interesantes. Nieto, en Calle del Cord¨®n, hizo un cuarteto rico de movimientos y usufructuando la angulosidad del trayecto; Ribot llen¨® de submarinistas la fuente de la plaza del Rey, y se not¨® la falta de m¨²sica. Su desbordada imaginaci¨®n cre¨® un Pegaso con ala de polietileno y convirti¨® la sobria piscina de piedra en un monumento barroco y surreal al mismo tiempo.
Espacios ins¨®litos
Calle del Cord¨®n: Teresa Nieto Ferm¨ªn Aldaz; S¨®lo para ballenas: Mar¨ªa Jos¨¦ Ribot; Los Juancaballos: Blanca Calvo y Juan Dom¨ªnguez / Fernando Anguita y Antonio Calero; Atocha V¨ªdre: Francesc Bravo / The-The Yello; Yo quer¨ªa ... : Denise Perdikidis / Andreas Prittwitz; M¨ªniaturas: M¨®nica Valenciano / Maestro Inocencio.Calle del Cord¨®n, calle del Sombrerete, plaza del Rey, Centro de Arte Reina Sof¨ªa, estaci¨®n de Atocha, plaza de toros de Las Ventas. 27 de mayo.
Calvo se intern¨® en el submundo de la droga e hizo una pieza demasiado larga y cercana a la est¨¦tica de La Fura dels Baus, pero vigorosa y con fuertes met¨¢foras visuales. El barrio de Lavapi¨¦s no la olvidar¨¢ f¨¢cilmente, pues mientras a 20 metros un incendio real se cebaba con el antiguo Molino, en las ruinas barrocas otro fuego ard¨ªa en la ficci¨®n coreogr¨¢fica.
Perdikidis, por su parte, utiliz¨® con inteligencia los ascensores del Reina Sof¨ªa y sus torres de cristal. El m¨²sico sub¨ªa y bajaba tocando el saxof¨®n en la cabina del limpiacristales mientras unas evoluciones bien estructuradas dentro de las c¨¢psulas daban un sentido de verdadero ballet.
A dos pasos, Francesc Bravo utiliz¨® como tel¨®n de fondo la vidriera de la remozada estaci¨®n de Atocha con una pieza algo ingenua y en escala de concierto rock. La noche la cerr¨® M¨®nica Valenciano en Las Ventas.
Lo visto por las calles de Madrid es mucho mejor que lo hecho por estos mismos creadores dentro de los teatros en sus ¨²ltimas producciones. Quiz¨¢ el haber tenido que forzar sus recursos para adecuarse a lo ins¨®lito les ha despertado zonas dormidas del talento.
Babelia
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