Cirujano de cornadas

Ve las corridas a trav¨¦s del enrejado de la puerta de acceso a la enfermer¨ªa. Por estar en su sitio, pero tambi¨¦n porque le da pavor el toro desde que uno salt¨® al callej¨®n y le pas¨® rozando. El doctor M¨¢ximo Garc¨ªa. Padr¨®s procura no perderse detalle de lo que sucede en el ruedo. Y es que ver la cogida, s¨ª ¨¦sta se produce, le ser¨¢ de gran ayuda para cuando, segundos despu¨¦s, tome el bistur¨ª e inicie la intervenci¨®n.

"Ver c¨®mo ha sido la cogida me permite adivinar la trayectoria que me voy a encontrar en la herida. Eso siempre ayuda y permite ganar tiempo", explica el doctor Garc¨ªa Padr¨®s, por la ma?ana cirujano general y de digestivo en el hospital Doce de Octubre y por la tarde, de cornadas, en Las Ventas. El torero, tras sufrir un percance, no entra directamente al quir¨®fano. Primero se le desnuda en un sala y se hace una evaluaci¨®n de sus heridas. Si es necesario, que lo suele ser, se le opera inmediatamente y despu¨¦s pasa al hospital.

Esa primera intervenci¨®n ha salvado muchas vidas. El doctor Garc¨ªa Padr¨®s recuerda los tremendos destrozos arteriales con los que Curro V¨¢zquez entr¨® hace a?os en la enfermer¨ªa y, sin ir m¨¢s lejos, el estado en el que lleg¨® Jos¨¦ Luis Bote el pasado d¨ªa 17: "Nos encontramos, hasta una lentejuela en el canal medular".

Considera vital la rapidez con que llega al torero a la enfermer¨ªa: "Las asistencias saltan con el toro delante y hacen hasta un torniquete si es necesario". Y a?ade que si los toreros salen tranquilos a Las Ventas se debe a que "hay un buen equipo m¨¦dico y, a tres minutos de la plaza, seis hospitales". Componen el equipo tres cirujanos, un traumat¨®logo, tres anestesistas, un hemat¨®logo, un ATS y dos auxiliares de quir¨®fano..., que se reparten las 70.000 pesetas presupuestadas para el equipo por tarde".

En Las Ventas lleva 22 a?os, desde que empez¨® como ayudante de su padre, el doctor M¨¢ximo Garc¨ªa de la Torre. Y ha visto cornadas de todas clases. Distingue hasta las de los toros afeitados: "Provocan un destrozo mayor en la piel y los m¨²sculos".

Y tambi¨¦n recuerda cuando se le llen¨® la enfermer¨ªa de forcados. "Operarnos a tres al tiempo: uno de una fractura de clav¨ªcula, otro de desgarros en el abdomen y un tercero de una cornada en el muslo. Pero eso no es nada comparado con los conciertos. En uno de ellos tuvimos hasta 60 chicas mareadas".

Y es que el doctor tambi¨¦n atiende el compromiso de los conciertos y m¨ªtines que se dan en la plaza. Y en la feria, toreros son los que menos atiende: "Ca¨ªdas de los jubilados y lipotimias de espectadores de sol jam¨¢s faltan".