S¨®lo la lluvia amenaz¨® el D¨ªa de las Fuerzas Armadas

El impresionante dispositivo de seguridad desplegado ayer alrededor del Palacio Real, en Madrid, por temor a que un piquete de huelguistas, un grupo de insumisos o un atentado terrorista intentase frustrar la celebraci¨®n del D¨ªa de las Fuerzas Armadas, result¨® finalmente innecesario. S¨®lo la lluvia amenaz¨®, por dos veces, con empa?ar la conmemoraci¨®n, cuidada hasta en sus menores detalles coreogr¨¢ficos, pero el aguacero no Neg¨® a consumarse, para mayor lucimiento del acto y frustraci¨®n de una ciudad sujeta a restricciones a causa de la sequ¨ªa.

Con puntualidad cronom¨¦trica, los siete aviones C-101 de la patrulla acrob¨¢tica ?guila del Ej¨¦rcito del Aire sobrevolaron en formaci¨®n el Patio de la Armer¨ªa del Palacio Real, dejando tras s¨ª con sus estelas de humo de colores el rastro de la bandera espa?ola, mientras la banda de m¨²sica de la Guardia Real tocaba los ¨²ltimos acordes del toque de oraci¨®n, en homenaje a los ca¨ªdos.

Hasta ese momento, los actos castrenses, iniciados a la misma hora en que conclu¨ªa la huelga general, se hab¨ªan desarrollado en el interior del patio, protegidos por los geos apostados en las terrazas del Palacio y bajo la presidencia del Rey, la Reina y la infanta Elena [el Pr¨ªncipe de Asturias se encuentra en Dinamarca participando en una prueba de vela preparatoria de los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona].

En primera fila de autoridades estaban el presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez; el ministro del Interior, Jos¨¦ Luis Corcuera, y el delegado del Gobierno en Madrid, Segismundo Crespo, adem¨¢s de todos los responsables del departamento de Defensa, empezando por su titular, Juli¨¢n Garc¨ªa Vargas. Por su aspecto relajado, pudo adivinarse desde el primer momento que la huelga se hab¨ªa desarrollado de forma razonablemente favorable para sus expectativas.

Antes de que el acto se trasladara a la calle, el Rey impuso sus condecoraciones a 14 miembros de los tres ej¨¦rcitos y la Guardia Civil, empezando por el jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante Gonzalo Rodr¨ªguez Mart¨ªn-Granizo, y terminando por el cabo primero del instituto ?ngel Carrasco Garc¨ªa, quienes no pudieron recibirlas el 6 de enero, al suspenderse la Pascua Militar por tina lesi¨®n del Rey.

La salida de los Reyes a la plaza fue saludada con ovaciones y v¨ªtores aislados por los centenares de curiosos que, pese a la huelga y la amenaza de lluvia, se hab¨ªan concentrado frente al Palacio, adivinando por las salvas de fusiler¨ªa y las notas de m¨²sica lo que suced¨ªa en el interior. M¨¢s de 2.000 militares, buena parte de ellos de reemplazo, y alrededor de 200 caballos participaron en la vistosa parada militar, encabezada por el coronel de la Brigada Paracaidista Javier Ledesma, quien estuvo al mando de la agrupaci¨®n que particip¨® en la operaci¨®n de ayuda a los kurdos en el norte de Irak.

Aunque no faltaron los aplausos, tampoco pareci¨® entusiasmar el nuevo uniforme de la Legi¨®n, pudorosamente abotanado hasta el cuello, que salvo por su color verde no se distingu¨ªa de las restantes unidades del Ej¨¦rcito, ya que falt¨® incluso la cabra que servia tradicionalmente de mascota al Tercio.

Tras el desfile, las puertas del Palacio se abrieron para una recepci¨®n con cientos de militares y decenas de civiles, casi todos periodistas, como invitados.